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La justicia europea anula el rescate de la aerolínea alemana Lufthansa de 6.000 millones durante la pandemia

La Comisión “incurrió en diversos errores” al autorizar las ayudas que dio Berlín, concluyen los jueces, que también tumban ayudas por mil millones que recibió la compañía aérea nórdica SAS de Dinamarca y Suecia

Manuel V. Gómez
Varios aviones de Lufthansa en las pistas del aeropuerto de Fráncfort.
Varios aviones de Lufthansa en las pistas del aeropuerto de Fráncfort.KAI PFAFFENBACH (REUTERS)

La justicia europea ha puesto en tela de juicio alguno de los milmillonarios rescates que los Estados miembro dieron a sus aerolíneas durante la pandemia. Dos fallos conocidos este miércoles, tumban la aprobación que dio la Comisión a algunos rescates en 2020. El más llamativo, sin duda, es la sentencia sobre el auxilio de 6.000 millones que dio Alemania a la compañía aérea Lufthansa en la que señala que tenía “diversos errores” tanto de forma como de fondo. Para el Tribunal General de la UE, la Comisión Europea no examinó si la gran aerolínea germana tenía alternativas de financiación antes de recurrir a la ayuda pública ni se aseguró de que quedara protegida la competencia con el auxilio, dando la razón así a las tesis de Ryanair, que había recurrido la decisión. El fallo puede recurrirse ante el Tribunal de Justicia europeo (TJUE), el máximo órgano de los tribunales de la UE. No obstante, el Ejecutivo comunitario todavía no ha tomado una decisión:Tenemos que leer y analizar la sentencia”, ha apuntado la portavoz de Competencia de la Comisión, Arianna Podesta, que ha aclarado que Lufthansa ya habría devuelto al estado alemán “el importe de la recapitalización”.

La otra sentencia se refiere a un rescate que recibió la nórdica SAS de Suecia y Dinamarca, en este caso fue por 1.000 millones. El motivo que esgrimen los jueces del TGUE es más técnico al señalar que el Ejecutivo comunitario no “exigió la inclusión de un mecanismo de incremento o alternativo en relación con el instrumento de capital” y esto justifica “por si solo” la anulación de toda la medida, expone la sentencia.

Las decisiones conocidas este miércoles son opuestas a otras que se adoptaron con la moratoria fiscal que Francia aprobó para su sector aéreo o las ayudas a la española Air Europa y otro a la misma compañía nórdica SAS (aquella sentencia se refería a un auxilio de abril de 2020 y la conocida ahora es sobre otra de agosto del mismo año). Muchas de estas ayudas extraordinarias otorgadas en los primeros compases de la pandemia, que también recibieron el visto bueno de Bruselas y fueron impugnadas por la irlandesa Ryanair, recibieron el aval del Tribunal General comunitario. Lo hizo con el argumento de que “las ayudas destinadas a reparar los perjuicios causados por desastres naturales o por otros acontecimientos de carácter excepcional” se destinaban a reparar esos daños.

Durante los primeros compases de la pandemia, los Estados salieron al rescate de muchas de las grandes empresas estratégicas que operaban en los sectores más golpeados por las medidas que se decretaron para contener la covid-19. Las aerolíneas, especialmente las que fueron públicas en el pasado (llamadas en argot “de bandera”), recibieron ingentes cantidades de dinero público para afrontar las inmensas pérdidas que sufrieron por la prohibición casi total de volar. Uno de esos grandes rescates en Europa fue el de Lufthansa, que el 12 de junio de 2020 recibió 6.000 millones de euros del Estado alemán para encarar la situación.

Entonces Lufthansa tenía en plantilla a casi 140.000 personas en todo el mundo y tuvo que dejar en tierra unos 700 aviones —de un total de 760— inmovilizados. En abril, un par de meses antes de que se concediera la ayuda, transportó a menos de 3.000 pasajeros diarios en comparación con los 350.000 registrados antes de la pandemia. La factura, en realidad, ascendió a 9.000 millones porque hubo 3.000 que fueron un préstamo del banco estatal KfW, que también inyectó capital a gigantes corporativos como el turoperador germano TUI.

Esa medida fue analizada y autorizada por el departamento de Competencia de la Comisión Europea, que en aquella circunstancia relajó muchísimo los criterios que exigía hasta entonces para dar luz verde a los rescates en el sector privado, aunque no los eliminó totalmente. Y serían estos los que el Ejecutivo de Bruselas habría ignorado, dicen los jueces de Luxemburgo, en diversos errores, “al considerar que Lufthansa era incapaz de conseguir financiación en los mercados para todas sus necesidades, al no exigir un mecanismo que incentivara a la aerolínea a recomprar la participación de Alemania tan rápido como fuera posible, al negar que Lufthansa tuviera un poder de mercado significativo en algunos aeropuertos y al aceptar determinados compromisos que no garantizaban la protección de la competencia efectiva en el mercado”.

La consecuencia lógica de todas estas conclusiones es anular la decisión impugnada por Ryanair. La compañía irlandesa de bajo coste fue crítica desde el primer momento con todas estas ayudas y recurrió muchas de ellas. Presentó 16 demandas contra la Comisión Europea por permitir ayudas estatales a aerolíneas individuales. Los cálculos que se hacían entonces sumaban alrededor de 30.000 millones en inyecciones estatales a Lufthansa, Air France-KLM, Alitalia, SAS, Finnair, Norwegian y TAP. Sobre alguno de estos casos, los jueces de Luxemburgo todavía no han fallado. Es el caso de la finlandesa Finnair. No obstante, visto el diferente sentido de las sentencias conocidas resulta difícil prever que dirán los tribunales y más teniendo en cuenta lo dicho por la portavoz de la Comisión: “Lufthansa no es Finnair cuando se habla de su tamaño en el mercado”.

El fallo sobre Lufthansa supone un duro golpe tanto para la aerolínea como para Alemania, un país que durante los peores momentos de la pandemia inyectó decenas de miles de millones a sus empresas. Fue el país que más aprovechó la relajación de las normas que concedió Bruselas. Al calor de esta decisión, los Estados miembros auxiliaron a su sector privado con más de 182.000 millones en 2020. De esa cantidad correspondió a Berlín más de un tercio.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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