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UBS estudia la compra de Credit Suisse por la presión de las autoridades suizas

El respaldo del Banco Nacional de Suiza con 50.000 millones en préstamos no sirve para frenar el desplome en Bolsa, con caídas del 8%

Credit Suisse
Viandantes caminan junto a la entrada de la sede global de Credit Suisse, situada en Zúrich, este jueves.Ennio Leanza (Keystone/AP/LaPresse)
Álvaro Sánchez (Enviado especial)

Credit Suisse se ha convertido en material radiactivo. El Saudi National Bank (SNB), su principal accionista —posee el 9,88% de la firma—, rechazó esta semana poner ni un franco más sobre la mesa para crecer en su capital, y los inversores han continuado este viernes desprendiéndose de sus títulos a pesar del multimillonario rescate del Banco Nacional de Suiza, con caídas del 8,01% al cierre de la sesión que han arrastrado a los índices europeos a números rojos. Por eso, el nombre de UBS, el mayor banco del país, sale ahora a la palestra como una posible solución: según informa el Financial Times, la entidad, valorada en Bolsa en 56.000 millones —siete veces más que Credit Suisse—, está explorando la compra de su competidor o de una parte de su negocio. Este fin de semana será decisivo: sus equipos directivos se reunirán por separado para ver si es factible. La noticia llega horas después de que la agencia Bloomberg enfriara esa posibilidad.

Años de fuertes caídas en Bolsa han dejado el precio de Credit Suisse por los suelos. Especialmente después del brutal varapalo de esta semana, donde se ha esfumado más de un cuarto de su valor, y su capitalización ronda los 8.000 millones de euros. Pese a ello, no parece que en el sector lo consideren una ganga; ha sido la presión de las autoridades suizas por atajar la crisis y contener el daño reputacional a la banca de su país la que ha empujado a UBS, según el FT, a estudiar la adquisición. La sucesión de escándalos, multas y malas decisiones que han llevado a Credit Suisse a apuntarse fuertes pérdidas en su negocio (más de 7.000 millones el año pasado), pedir más recursos en ampliaciones de capital y reducir su tamaño a golpe de despidos, hace que en la industria bancaria se tema que guarde más muertos en el armario aún por salir.

En ese contexto, UBS no descarta participar en una operación de concentración, aun en plena crisis de la banca regional estadounidense, y cuando se extienden las dudas sobre todo el sector. En un principio, ese riesgo le resulta innecesario para crecer: el daño reputacional que está sufriendo Credit Suisse está provocando un trasvase de clientes hacia UBS sin necesidad de que este mueva un dedo. Sin embargo, en el lado de los argumentos favorables a la compra, un deterioro de la crisis de su rival hasta un punto de no retorno también podría penalizarle por sus efectos para el sistema bancario, y sobre todo para la credibilidad de las entidades suizas.

Credit Suisse recibió este jueves un apoyo histórico del Banco Nacional de Suiza, del que tomará prestados hasta 50.000 millones de euros. La inyección le permitirá recomprar deuda por la que pagaba intereses más altos y por tanto, ahorrarse un buen dinero, pero aunque le da algo de aire a corto plazo, no soluciona sus problemas. Para levantar un banco en horas bajas hace falta, a veces, mucho más que facilitarle liquidez, pues el intangible de la confianza es más complicado de comprar. A veces, imposible. Es entonces cuando encontrar un interesado en participar de una fusión o una adquisición puede convertirse en una salida útil, aun con sus complicaciones por los solapamientos y los requisitos regulatorios de competencia.

El banco ha visto cómo se le abren nuevos frentes. Un grupo de inversores estadounidenses ha presentado una demanda colectiva ante un tribunal federal de Camden (Nueva Jersey) en la que le acusa de engaño por no revelar que sufrió una importante pérdida de clientes y que tenía deficiencias materiales en sus controles internos sobre la información financiera. Y la operación de rescate con fondos proporcionados por el Banco Nacional de Suiza no genera un consenso total en el país. Los socialistas critican que se entreguen recursos públicos con tanta celeridad a una entidad que durante años ha engordado las cuentas corrientes de sus directivos con suculentos bonus, recompensados generosamente pese a haber llevado al banco a su momento más delicado desde su fundación en 1856.

En la zona financiera de Zúrich, capital económica del país helvético, no se habla de otra cosa. Todas las portadas de prensa reflejan la crisis de Credit Suisse, y un vistazo discreto a la mesa de al lado en el restaurante Zeughauskeller, de comida tradicional y cervezas artesanales, situado muy cerca de la sede del banco, corrobora la creciente preocupación. En los móviles de algunos de los comensales trajeados que hacen una pausa para comer aparece el nombre de Credit Suisse entre términos en alemán, pues Zúrich forma parte de la Suiza germanófona. Cada día afloran nuevas informaciones relevantes sobre el futuro del banco, donde muchos suizos guardan sus ahorros, y banqueros, inversores y clientes siguen febrilmente esa actualidad que avanza casi tan rápido como se derrumban sus acciones.

La sangría tampoco cesa en la banca regional de EE UU

La apertura de la sesión en EE UU también trae malas noticias desde EE UU. El First Republic Bank, que este jueves recibió una inyección de 30.000 millones de un puñado de grandes bancos, no levanta cabeza pese al rescate: sus acciones caían cerca de un 20%. Otros, como el PacWest Bancorp (-11%) y el Western Alliance (-7%), también sufrían por las dudas de los inversores, temerosos de que la crisis bancaria se cobre nuevas víctimas tras la caída del Silicon Valley Bank y el Signature Bank la semana pasada.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez (Enviado especial)
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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