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Berlín negocia un rescate a la mayor gasista alemana mientras crece el temor a que Moscú cierre el grifo del gas

El ministro de Economía sospecha que el Kremlin puede usar como excusa la parada técnica del gasoducto Nord Stream 1, del 11 al 21 de julio, para cortar completamente los envíos del hidrocarburo

Elena G. Sevillano
Alemania gas
Planta de almacenamiento de gas de Uniper en Etzel (Alemania).UNIPER (Europa Press)

La crisis del gas se ceba con Alemania, donde la dependencia del hidrocarburo que llega por los gasoductos controlados por Moscú deja en una situación muy vulnerable el suministro del próximo invierno. El Gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz está en conversaciones con el gigante energético Uniper, el mayor comprador de gas ruso, para acordar un posible rescate. La noticia de que la compañía ha tenido que pedir ayuda financiera al Estado para paliar las consecuencias de los recortes de gas ruso ha provocado que se desplomara en la Bolsa de Fráncfort casi un 15%. Mientras, crece el temor a que Moscú cierre del todo el grifo, aprovechando la parada técnica prevista para el gasoducto Nord Stream 1 el próximo 10 de julio.

Uniper atraviesa una situación muy delicada. La reducción de los envíos desde Rusia —desde el 16 de junio apenas recibe el 40% de lo contratado— la ha obligado a comprar en el mercado a precios mucho más altos para poder satisfacer la demanda de sus clientes. “Si el Gobierno federal permite que los costes se transfieran, los clientes industriales y domésticos pagarán por el gas precios extremadamente altos”, dijo a Die Zeit el jefe del comité de empresa de Uniper, Harald Seegatz, que calificó la situación de la compañía de “dramática”.

El Ejecutivo está dispuesto a salir al rescate de la energética, incluso entrando en el capital. Este jueves el canciller, Olaf Scholz, aseguró en la rueda de prensa al término de la cumbre de la OTAN en Madrid que su Gobierno hará “lo que sea necesario” para ayudar a las empresas afectadas por la crisis del gas. Le preguntaron en concreto por Uniper, pero se limitó a contestar que se analizará cada caso de forma individual.

Elevados precios del gas

Las cifras de la Oficina Federal de Estadística (Destatis) muestran que los precios de importación del gas natural este mes de mayo fueron tres veces superiores a los de mayo de 2021. Poco a poco, los consumidores van notando las consecuencias de la guerra de Rusia en Ucrania porque cada vez más proveedores trasladan el aumento en los precios de compra a sus clientes. Uniper asegura que todavía no está repercutiendo los costes adicionales, lo que se traduce en “cargas financieras significativas”, asegura en un comunicado. La compañía lanzó esta semana un profit warning al revisar a la baja sus pronósticos de beneficio para 2022.

La incertidumbre por la situación geopolítica y la duración y alcance de las restricciones rusas al suministro de gas impiden a la compañía prever cómo evolucionarán los precios; de ahí que esté tratando “posibles medidas de estabilización” con el Gobierno, como garantías, el aumento de la línea de crédito del banco público KfW o incluso la toma de participaciones.

La semana pasada, el ministro alemán de Economía y Clima, Robert Habeck, anunció la activación del segundo de los tres niveles del plan nacional de emergencia energética —nivel de alerta— en respuesta a los cortes del flujo de gas ruso. Habeck advirtió de que la escalada de precios podría contagiar al resto del sistema y habló del riesgo de desencadenar un “efecto Lehmans Brothers”. “Todo el mercado está en peligro de colapso”, dijo. El DAX 40, el selectivo de referencia de Fráncfort, cerró este jueves con una caída del 1,69% por la crisis del gas.

Parada técnica como excusa

Este miércoles, Habeck se ha mostrado muy preocupado por la posibilidad de que Moscú cierre completamente el gasoducto Nord Stream 1, actualmente la principal fuente del gas con el que Alemania está tratando de llenar sus depósitos antes de que llegue el otoño, a partir de mediados de este mes. El gasoducto, que transporta el hidrocarburo por el lecho del mar Báltico, tiene prevista una parada técnica entre el 11 y el 21 de julio. En un debate organizado por el diario Süddeutsche Zeitung, el ministro de Los Verdes apuntó a los temores de que el Kremlin utilice las labores de mantenimiento como excusa para cortar los envíos de forma definitiva.

Las instalaciones de almacenamiento están actualmente al 60,9% de su capacidad, según datos de la Agencia Federal de Redes de este jueves. Habeck explicó en el debate que, debido a la reducción de casi dos tercios del flujo de gas, ahora se almacena diariamente solo la mitad que antes, entre un 0,3% y un 0,5% de la capacidad total. Como la prioridad es llenar los depósitos, el Gobierno se dispone a aumentar la quema de carbón para producir electricidad y ahorrar el gas que normalmente se usa en ese proceso.

En esta carrera contra reloj para hacer acopio de gas, Berlín confía en llegar a diciembre al 90%. Entonces debería estar conectada al sistema al menos una de las cuatro regasificadoras flotantes con las que Alemania quiere importar directamente gas natural licuado (GNL) por vía marítima. Mientras tanto, el consumo de gas en el país ha caído significativamente, un 14,3% entre enero y mayo con respecto al mismo periodo del año pasado, según datos de la Asociación Federal de Industrias de Energía y Agua (BDEW, por sus siglas en alemán). La asociación asegura que una explicación está en las temperaturas más templadas de esta primavera, pero sobre todo a que los alemanes están ahorrando gas debido al espectacular aumento de los precios.

“Estamos cada vez más preocupados por la situación energética en Alemania”, asegura George Saravelos, analista del Deutsche Bank, en su boletín de este jueves: “Si bien la disponibilidad inmediata de gas en Alemania no es un problema, el mercado de la energía está comenzando a valorar el riesgo de una interrupción completa del suministro de gas para el invierno”. El experto adelanta que si el corte de gas no se resuelve en las próximas semanas le preocupa “que esto conduzca a una ampliación de la interrupción de la energía con efectos materiales en el crecimiento económico y, por supuesto, una inflación mucho más alta”.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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