A Almirall le salen granos
El beneficio de la farmacéutica, que estrenará consejero delegado, cayó un 30% en 2020 en gran medida por el fin de la patente de su tratamiento contra el acné
El año de la pandemia, de buena cosecha para muchas farmacéuticas, no ha sido tan espléndido para los laboratorios Almirall, con caídas en facturación, resultado de explotación y beneficios, según la información remitida a la CNMV. El impacto de la pandemia ha tenido que ver especialmente con la caída de ventas en el segmento de la dermatología clínica, pero sobre todo le ha afectado la introducción en Estados Unidos de genéricos que compiten con uno de los productos de Almirall contra el acné. El año 2020 fue también en el que el consejero delegado, Peter Guenter, decidió abandonar el cargo para irse a Merk, abriendo un periodo de transición para la empresa. Almirall afronta esta etapa con optimismo, busca ampliar su mercado de productos dermatológicos en China, ordenar su presencia en Estados Unidos y ya tiene sustituto para el puesto de mando, el italiano Gianfranco Nazzi.
La cifra de negocio de los laboratorios españoles creció un 4,1% en el año de la covid, según el Instituto Nacional de Estadística. Pero a algunos les ha ido mejor que a otros. Los laboratorios Almirall, con sede en Barcelona y propiedad de la familia Gallardo, ganaron 74,3 millones de euros en 2020, lo que supone un recorte del 30% en el beneficio respecto al año anterior. En la presentación de las cuentas, los responsables de la compañía explicaron esta reducción por el impacto de la pandemia, pero, sobre todo, por otros motivos que tienen que ver con el negocio de la compañía y que estaban previstos.
Por un lado, y tras la caducidad de la patente de Aczone en Estados Unidos —que fue el producto más vendido de Almirall en 2019—, la entrada de genéricos más baratos hizo caer las ventas de este producto contra el acné. Así lo certifica el hecho de que, mientras que las ventas que aporta el mercado europeo solo se redujeron un 2%, en Estados Unidos las ventas cayeron un 48%. En global, la facturación neta de Almirall fue de 807,4 millones en 2020, un 5,4% menos que el año anterior. A esta caída también contribuyó la reducción de los pagos provenientes de AstraZeneca, empresa a la que Almirall vendió su negocio respiratorio en 2014.
Pese al recorte en el beneficio, la compañía se muestra optimista en relación con el futuro a medio y largo plazo. “Tenemos que trabajar con los retos de la covid, pero la compañía está en un buen momento”, destaca Mike McClellan, director financiero de Almirall y consejero delegado interino de la empresa, en una entrevista telemática. McClellan defiende que la compañía ha cumplido las estimaciones financieras a pesar de un año complejo, en el que el recorte de beneficio estaba previsto. Cree que no empezará a normalizarse la situación, con respecto a los efectos de la pandemia, hasta el segundo semestre de este año. Para entonces ya habrá nuevo consejero delegado. Con respecto al tránsito en el que se encuentra la compañía, el directivo dice lo siguiente: “Ha sido un periodo emocionante, solo estoy tratando de asegurarme de que todo avance. Seguiremos trabajando en ello hasta el 1 de mayo, cuando llegue nuestro consejero delegado, Gianfranco Nazzi”, dice.
El anterior, Peter Guenter, anunció su marcha el pasado mes de septiembre (que se formalizó a finales de año), después de tres años al frente de Almirall. La decisión de Guenter fue un revés para la empresa, ya que fue un directivo muy buscado (se le concedió un incentivo de contratación en 2017 de 2,14 millones) para gestionar la crisis de la filial dermatológica de Almirall en Estados Unidos, Aqua Pharmaceuticals, que pasaba por un mal momento entonces por el lanzamiento de un genérico que competía con su producto estrella, Acticlate. En 2018 Almirall registró pérdidas por primera vez en su historia. Durante el mandato de Guenter, la firma decidió apostar por la dermatología con la compra de varias carteras y cuadruplicó el beneficio bruto de explotación.
Según McClellan, hay dos ámbitos en los que el nuevo consejero delegado tendrá que centrarse. “El primero es el lanzamiento de los nuevos productos. Contamos con Ilumetri, que continúa ganando terreno en Europa; tenemos además el lanzamiento de Klisyri para la queratosis actínica en EE UU y próximamente en Europa. También debemos prepararnos para el lanzamiento de Lebrikizumab en 2023 para el tratamiento de la dermatitis atópica en Europa. Creo que la experiencia de Nazzi nos ayudará mucho en este aspecto”, explica. El segundo ámbito que deberá liderar el italiano tiene que ver con “dar forma a la estrategia de I+D a medio plazo” para tener una buena línea de productos, impulsando colaboraciones con universidades y empresas biotecnológicas, “y tal vez incluso con la adquisición de licencias de compuestos”. Almirall gasta alrededor de 80 o 90 millones de euros al año en I+D y luego invierte otros 30 o 50 en colaboraciones o licencias.
Ser competitivos
Sobre los mercados en los que Almirall tiene que estar presente en esta nueva etapa, McClellan destaca el europeo y el estadounidense. “Somos muy fuertes en algunos países como España, Alemania e Italia. Acabamos de abrir nuestra filial francesa con el lanzamiento de Ilumetri. Necesitamos penetrar más en el Reino Unido y luego tener algo de presencia en el norte de Europa, y también en Europa del Este”, detalla. Y añade que “hay que seguir penetrando en el mercado estadounidense de la forma correcta”. “Necesitamos continuar agregando activos. Muy pronto lanzaremos Klisyri para la queratosis actínica, lo que nos dará otra oportunidad en EE UU. Necesitamos continuar encontrando productos y áreas donde podamos ser competitivos en un mercado tan grande sin tener que luchar directamente contra todas las grandes empresas que hay allí, porque eso se vuelve un poco complicado en EE UU. Tienes que encontrar la manera correcta de ser competitivo como una empresa más pequeña”, argumenta.
Y el laboratorio aprovechará también la experiencia del nuevo consejero delegado en el mercado chino. “Ha ayudado a construir la presencia de Teva en China, por lo que creemos que seremos capaces de capitalizar su experiencia en lo que respecta a cómo deberíamos entrar en ese mercado”, explica McClellan. Por ahora, Almirall está desarrollando un producto para el acné, Seysara, específicamente para este país, además de vender artículos de su cartera mediante distribuidores. “El mercado del acné en China tiene muchas oportunidades. Sabemos que hay muchas personas que sufren de acné, y los chinos definitivamente se enfocan en tratar de mejorar su calidad de vida a medida que ascienden en la escala económica y su PIB continúa aumentando. Por eso creemos que es una muy buena oportunidad”, destaca McClellan.
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