Draghi alerta del riesgo de insolvencias en las pymes
El apoyo masivo a la liquidez está tapando la magnitud de los problemas empresariales creados por la pandemia, ha señalado el expresidente del BCE
Mario Draghi ha alertado este martes sobre el riesgo de insolvencias en las pymes fruto de la pandemia. El expresidente del BCE ha explicado que el apoyo masivo a la liquidez está ocultando la magnitud de los problemas empresariales. “Estamos al borde del precipicio con las insolvencias, especialmente de las pequeñas y medianas empresas, extensibles a muchos sectores y jurisdicciones, a medida que los programas de apoyo se agotan y el patrimonio neto existente es consumido por las pérdidas”, ha señalado en la presentación de un informe sobre cómo revivir y reestructurar el sector corporativo tras la pandemia. Este ha sido elaborado por el Grupo de los Treinta, un think tank formado por importantes personalidades del mundo económico, con la colaboración de la consultora Oliver Wyman.
Todavía la economía se encuentra en una situación de emergencia. Pero pronto se afrontará una salida de la pandemia en la que los Gobiernos tendrán que tomar decisiones sobre cómo retiran sus ayudas y redefinen sus políticas. Tendrán que pasar de las medidas diseñadas para aliviar los problemas de liquidez a aquellas pensadas para atajar los problemas de solvencia. En general, la primera ronda de medidas tomadas puede considerarse un éxito y ha conseguido que haya menos quiebras empresariales que en otras recesiones. Sin embargo, hay que prepararse para una nueva fase en la que, una vez retirados los estímulos, existen numerosas dudas sobre la situación financiera de las empresas y sobre hasta qué punto han agotado ya sus reservas de liquidez. Y tales dificultades pueden ser mucho mayores en las pymes, que cuentan con menos opciones de financiación a las que recurrir. De producirse estas quiebras empresariales, supondrían importantes pérdidas de empleo. Y la actividad podría verse lastrada por la proliferación de empresas zombi que, a pesar de la recuperación de la demanda, apenas puedan pagar sus deudas. A grandes rasgos, este es el escenario que dibuja el informe dirigido por Mario Draghi y Raghuram Rajan, exgobernador del Banco de India y conocido por haber anticipado la anterior crisis financiera.
A partir de ahora los Gobiernos tienen que ser más selectivos y decidir qué empresas tienen que ayudar. El informe intenta dar algunos principios y recomendaciones sobre cómo hacerlo. Entre los principios que menciona, los Estados no deben ayudar a todas las compañías, deben concentrar sus limitados recursos en las viables y simplemente solventar los numerosos fallos de mercado que van a producirse. Así, tendrían que sustituir las medidas de apoyo a la liquidez por otras que afronten los problemas de solvencia y hagan más sostenibles las empresas. Y eso no va a lograrse concediendo más préstamos que aumenten la deuda en un contexto en el que muchas llegaban ya con ratios de endeudamiento elevados. Hay que reestructurar el exceso de deuda y convertirlo en capital de la empresa, subrayan.
Estos expertos insisten en que las ayudas deben estar concebidas mirando a los sectores del futuro y dejando desaparecer aquellas empresas cuyo modelo no funcionará en el mundo postpandemia. El sector privado tiene el conocimiento y la experiencia para saber cuáles son viables y dónde invertir, señalan. Y explican que el sector público puede intervenir asociándose con el sector privado sin intentar imponer su criterio. Las nuevas ayudas no deberían vincularse a objetivos concretos como la transición energética o la digitalización. El criterio debería ser todo aquello que ayude a la recuperación, ha dicho Draghi.
En cuanto a las iniciativas que recomiendan, los Gobiernos deberían incentivar la entrada de capital en las empresas, por ejemplo con ayudas fiscales, utilizando acciones preferentes, subvenciones devueltas con beneficios… En general, todo lo que sea aumentar los recursos sin elevar el endeudamiento. Y en esta línea hay que primar que se pueda convertir la deuda en acciones o cuasicapital que refuerce el balance de la empresa. Los expertos han subrayado que los sistemas de insolvencia de muchos países no ayudan, en especial porque no distinguen entre negocios inviables y viables si tuviesen un balance más saneado. Y el ejemplo a seguir debería ser el del chapter 11 estadounidense, uno de los mejor posicionados para tratar las consecuencias de la covid. Si bien ni siquiera este se encuentra preparado para la escala de los problemas que se atisban. Y se destacan como reformas en la buena dirección las realizadas en Singapur y Reino Unido para ayudar a start-ups.
También resulta prioritario evitar que los problemas de insolvencia en las empresas acaben perjudicando a la banca. Hay que impedirlo para que las entidades puedan seguir prestando, sobre todo por el importante papel que desempeñan financiando a pymes. Y ahí se sugiere la creación de vehículos especiales para gestionar las malas deudas.
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