El hundimiento del sector servicios aumenta el riesgo de una “doble caída” en España
El PMI compuesto obtuvo en septiembre su peor lectura en cuatro meses tras situarse en 44,3 puntos frente a los 48,4 de agosto, según IHS Markit
El impacto de las medidas de control para contener el coronavirus, junto con la aparición de nuevos rebrotes en las últimas semanas golpearon frontalmente al sector servicios en España durante el mes de septiembre, agudizando una crisis que, según refleja el índice PMI compuesto elaborado por IHS Markit, abocan a la economía española a una “doble caída”.
Según este estudio, el indicador adelantado de actividad se situó el mes pasado en 44,3 puntos, frente a los 48,4 de agosto, lo que supone su segundo empeoramiento mensual consecutivo y su peor lectura de los últimos cuatro meses. El índice se aleja por tanto de los 50 puntos, que marcan la inflexión entre lo que se considera una economía en expansión (por encima) o en contracción (por debajo). La caída de septiembre se justifica a partir del deterioro de los datos del sector servicios, cuya lectura bajó hasta los 42,4 puntos en septiembre, después de haber registrado 47,7 en agosto, dando como resultado la peor cifra desde mayo, a pesar de la expansión marginal del sector manufacturero, cuyo índice PMI subió a 50,8 en septiembre, frente a los 49,9 del mes anterior.
“Los datos del sector servicios de septiembre resaltan que la recuperación de los impactos más severos de la covid-19 a principios de año está fluctuando. A raíz del aumento de las cifras de infecciones, la demanda tanto de clientes nacionales como internacionales está volviendo a bajar, y está afectando bastante a los sectores de servicios que son tan cruciales para la economía española”, señala Paul Smith, economista de IHS Markit.
El Índice de Actividad Comercial, que toma como referencia la valoración que realizan las empresas respecto de la evolución de su actividad en comparación con el mes anterior, advierte que las consecuencias de las restricciones de movilidad impuestas como solución a la expansión de la pandemia siguen drenando la recuperación de muchas de ellas. Según la información obtenida por el estudio de IHS Markit, los encuestados señalaron que la falta de nuevos pedidos recibidos, que se redujeron por tercer mes consecutivo y en su cota más baja desde mayo, provocaron una rebaja de la presión de las empresas, tal y como lo indica la séptima caída mensual consecutiva de los pedidos pendientes de realización (que cayeron al ritmo más fuerte de contracción desde mayo pasado).
El golpe de las cuarentenas
La alteración de esta primera ficha provocó un efecto dominó que arrastró al personal laboral, ya que según las empresas encuestadas, la escasez de trabajo obligó a que recortasen puestos de trabajo. Una medida a la que contribuyó también la preocupación por los costes, y que desencadenó el séptimo mes consecutivo en el que se mantuvo la destrucción de empleo. Por encima de todo este caldo de cultivo subyace la menor presencia de clientes extranjeros, ya que los nuevos pedidos de exportación disminuyeron drásticamente por decimoséptimo mes consecutivo, como consecuencia de las restricciones de movilidad internacionales, que se vieron definitivamente ahogadas con la imposición de las cuarentenas.
Según IHS Markit, a esto se unió el aumento de los precios de los productos relacionados con la covid-19, como los desinfectantes y los equipos de protección personal, que encarecieron su precio durante el mes. Los gastos operativos de las empresas continuaron creciendo en septiembre, y estas no pudieron derivarlos a un aumento de los precios debido a la disminución de la demanda como resultado de la frágil situación económica en la que se encuentran muchas familias.
En cuanto a la perspectiva que manejan las empresas para revertir la situación actual, el estudio refleja un aumento de la confianza en comparación con el mes de agosto, aunque estas expectativas se sustentan en la creencia de que se producirá una fuerte reactivación de la actividad y de las ventas una vez que la pandemia se mantenga bajo control. A pesar de estos anhelos, muchas de ellas reconocen su preocupación por el impacto a largo plazo que la pandemia pueda tener sobre el empleo y el consumo.
“Debido al aumento de la destrucción de empleo, los márgenes de beneficios bajo presión y la posibilidad de crecientes restricciones para evitar una mayor propagación de la covid-19, el riesgo de que se produzca la llamada doble caída está aumentando”, concluye Smith.
Caída histórica del ICC
Las dudas de los empresarios con respecto a una mejora de la situación actual es compartida por los consumidores, que observan con la misma preocupación la aparición de unos que rebrotes que podrían derivar en una segunda ola de contagios. Así se desprende de los resultados facilitados también este lunes por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) en cuanto al Indicador de Confianza del Consumidor, que volvió a caer en septiembre hasta situarse en niveles similares a los de los peores momentos de 2012 y 2008.
Según el CIS se situó en septiembre en 49,5 puntos, 0,4 por debajo del dato del mes anterior. En concreto, cayó 0,5 puntos la valoración de la situación actual (hasta 29,2), mientras que la de las expectativas lo hizo en 0,4 (hasta 69,7). Sumando todas las pérdidas en su conjunto desde el mes de febrero el ICC ha disminuido un 42,3 %, con un descenso del 61,5 % del índice de situación actual y una pérdida del 26,9 % en el índice de expectativas. Con estas evoluciones, el índice se sitúa en cifras muy similares a las obtenidas en 2012 y primeros meses de 2013 y también a los que se dieron en 2008 y principios de 2009, “los valores más bajos de la serie hasta el momento”, lejos de los 100 puntos, que marcan el inicio de lo que se puede considerar una percepción positiva.
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