México detiene la destrucción de empleo en mayo pero registra un aumento de la informalidad
El segundo mes de confinamiento por el coronavirus vio un incremento de casi dos millones de trabajadores informales respecto a abril
La destrucción de empleo en México se detuvo en mayo, el segundo mes de confinamiento, pero aumentaron los trabajadores informales y subocupados, según datos publicados este martes por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Al menos 12 millones de personas han perdido su empleo desde abril. Por otro lado, la informalidad alcanzó a 22,6 millones de personas, 1,9 más que en el mes anterior, y la población subocupada, la que puede y necesita trabajar más horas, a 13 millones, dos más que en abril. Estas cifras apuntan a un relajamiento del confinamiento cuando la suspensión de actividades seguía en vigor por el coronavirus y a un transvase de trabajadores hacia empleos precarios.
La tasa de participación laboral se mantuvo en 47,4% en mayo, un porcentaje parecido al de abril pero muy inferior al 60,2% del mismo mes del año pasado. Al mismo tiempo, la población no activa pero disponible para trabajar, aquella que no busca empleo pero que aceptaría uno, se situó en 38,4%, algo menos que en abril pero muy superior al 14,3% del mismo mes del año pasado. Son 19,4 millones de personas. Muchas de ellas, aventura el Inegi, trabajaban en negocios afectados por la suspensión de actividades no esenciales decretada por el Gobierno a finales de marzo.
La población desocupada disminuyó respecto a abril en casi seis puntos porcentuales entre los menores de 25 años y en 7,3 puntos en la franja de 25 a 44 años. Sin embargo, subió 13,3 puntos en el caso de los trabajadores de entre 45 y 64 años hasta alcanzar el 34,9%. Si bien esta encuesta del Inegi no hace distinción entre trabajadores informales y formales, datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señalan que 900.000 personas perdieron su empleo formal entre abril y mayo.
Aunque el desempleo parece haber tocado fondo, la otra cara de la crisis son jornadas más cortas y menores salarios. Mientras los trabajadores subordinados y remunerados disminuyeron del 74.9% de la población ocupada en abril al 72.3% en mayo, hubo un incremento del número de empleados en la economía informal, el tradicional colchón en tiempos de crisis. La tasa de informalidad se situó en 51,8% de la población ocupada, 4,1 puntos porcentuales más que en abril, y la tasa de subocupación, otro medidor de la precariedad laboral, aumentó en 4,5 puntos hasta alcanzar el 29,9%. Parte de este incremento se debe a la reapertura de micronegocios.
Los datos dibujan un panorama de progresivo relajamiento de las medidas de confinamiento pese a la permanencia de la suspensión de actividades no esenciales. “En México, la duración de la desocupación es generalmente corta, a diferencia de otros países donde existe un seguro de desempleo”, señala el Inegi. Los apoyos del Gobierno federal han consistido principalmente en microcréditos a pequeñas y medianas empresas y han dejado fuera a una parte importante de los trabajadores formales que se han quedado sin empleo en las áreas urbanas.
En este contexto de aumento de la precariedad laboral y de altos niveles de desempleo a raíz del coronavirus, la sociedad civil ha alertado de un incremento de la pobreza. Once millones de personas corren el riesgo de caer en condiciones de privación extrema, lo que borraría de golpe los avances logrados en la última década, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval).
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