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Una carrera por la neutralidad

MAPFRE afronta el reto de convertirse en una empresa neutra en emisiones de carbono en 2030, después de 15 años de un firme compromiso con la prevención de la contaminación, la conservación del medio ambiente, la promoción de la eficiencia energética y la gestión del cambio climático

MAPFRE aspira a ser una empresa neutra en emisiones de carbono a nivel internacional en el 2030, 20 años antes del plazo que se había fijado en un primer momento, prueba de sus esfuerzos desde aquel primer contacto. Es el colofón a una carrera de largo recorrido, que comenzó en 2004, cuando la alta dirección ejecutiva decidió adherir la compañía al Pacto Mundial de Naciones Unidas. Tiempo antes de aquella fecha, la empresa había puesto en marcha la Dirección Corporativa de Seguridad y Medio Ambiente, una iniciativa que puso en el mapa de la empresa su compromiso con la sostenibilidad ambiental. Hoy, el compromiso de MAPFRE con el medio ambiente forma ya parte de su plan de sostenibilidad 2019-2021, cuyo reto es posicionarse como empresa referente en transparencia, sostenibilidad y confianza. El objetivo es que los clientes, empleados y la sociedad en general la identifiquen como una compañía comprometida con el desarrollo sostenible y que los accionistas e inversores compartan su visión de creación de valor a medio y largo plazo.

Sentar las bases de esta filosofía no ha sido sencillo, tal y como expone Sara Fernández Quintano, subdirectora del área de Medio Ambiente de MAPFRE. “La incorporación de los aspectos ambientales a los procesos transversales del grupo ha sido el aspecto más complejo”, explica. “Históricamente se ha tenido la percepción de que las áreas medioambientales eran la parte bonita de las compañías. Nada más lejos de la realidad. El medio ambiente se soporta de una carga legal ingente que, además, evoluciona a gran velocidad para adaptarnos a los nuevos retos que se presentan, que son globales”, agrega.

La compañía cuenta hoy en todo el mundo con 35 sedes que disponen de un certificado ISO de carácter ambiental.

El primer desafío que afrontaron después de aquel contacto con la ONU fue aprobar la primera política medioambiental de MAPFRE. Lo lograron en 2005 y meses después, en enero de 2006, la sede social de MAPFRE en Majadahonda (Madrid) obtuvo el primer certificado medioambiental conforme al estándar ISO 14001. Actualmente, la compañía cuenta con 35 sedes certificadas en todo el mundo bajo dicho estándar.

Un modelo estratégico

Las diferentes actuaciones llevadas a cabo por MAPFRE en materia medioambiental se rigen por el Sistema de Gestión Ambiental, Energética y de Huella de Carbono (SIGMAYE), un modelo estratégico diseñado de acuerdo con los estándares ISO 14001, ISO 50001 e ISO 14064, y a partir del cual se dirigen las pautas relacionadas con la sostenibilidad, incluidas las de materia energética y las emisiones de gases de efecto invernadero. De este modelo se derivan los planes ambientales que recogen las actuaciones del grupo encaminadas a la minimización de los impactos ambientales, energéticos y de huella de carbono, que se ha visto reducida en 25.154 Tm CO2 respecto a la línea base entre 2013 y 2018, en un 51%.

El primer objetivo a corto plazo marcado por MAPFRE es el de ser neutros de carbono en el área regional de Iberia (España y Portugal). “Parece un compromiso sencillo porque concierne únicamente a dos países, pero conseguirlo se traduce técnicamente en la neutralidad del 61% de las emisiones de gases de efecto invernadero de todo el Grupo MAPFRE”, explica la subdirectora de Medio Ambiente. Ese mismo año, la compañía se ha comprometido a lograr la primera certificación Residuo Cero en el complejo donde tiene su sede social.

Desde 2004, el trabajo en estas materias abarca acciones de todo tipo, desde rediseñar espacios de trabajo o buscar la mayor sostenibilidad posible a la hora de llevar a cabo obras y reformas, hasta un puñado de hábitos diarios en cualquier oficina. “Se van identificando buenas prácticas y después se reportan a las áreas correspondientes. Esto incluye decisiones de compra, de negocio..., todo lo que pueda tener un impacto”, expone. “Es importante controlar las impresiones, el apagado de los equipos por control remoto o subir un grado la temperatura del aire acondicionado durante el verano”, cuenta. La campaña llamada CoolBiz permitió ahorrar un 7% del consumo energético en climatización.

Además de reducir el impacto energético, la compañía ha promovido acciones entre sus trabajadores para minimizar el consumo de agua, que se ha recortado en 32.434 metros cúbicos en España, y el uso de plásticos a través de la campaña MAPFRE Sin Plástico. Esta iniciativa, que se enmarca en el Plan de Sostenibilidad 2019-2021 —y en la que se ha visto involucrada el 80% de la plantilla de España y Portugal—, ha evitado el consumo de un millón de botellas de plástico y de dos millones de vasos de un solo uso, evitando la producción de 25,8 toneladas de residuos plásticos y la emisión a la atmósfera de 104 toneladas de CO2. “Si miro hacia atrás y veo lo que hemos logrado en tan poco tiempo solo puedo sentirme orgullosa”, celebra la subdirectora medioambiental de MAPFRE, empresa que aspira a la neutralidad en emisiones de carbono en una década.

25 países en el Día Global del Voluntariado

Más de 2.300 voluntarios (entre empleados y familiares) de 25 países participaron el pasado 5 de octubre en la tercera edición del Día Global del Voluntariado de MAPFRE, bajo el lema Todos unidos por el medio ambiente. Los participantes aportaron su granito de arena en el cuidado del medio ambien­te y en la lucha contra el cambio climático y sus efectos a través de dos tipos de actividades: la res­tauración o reforestación de áreas degradadas y la retirada de basuras marinas en playas o limpieza de humedales, riberas y bos­ques.

Este año, los datos de participa­ción se han incrementado más de un 40% respecto a ediciones anteriores. En total, se han llevado a cabo 76 actividades de voluntariado en 70 ciudades de todo el mundo, gracias a las cuales se han plantado cerca de 1.800 árboles y se han recogido más de 14 toneladas de basura. Para MAPFRE, la implicación de sus empleados en la labor medioambiental desempe­ña un papel determinante. En resumen, la aseguradora española ha impartido más de 2.627 horas de formación ambiental y más del 32% de sus empleados están sujetos a control medioambiental. En 2018, la ini­ciativa permitió plantar cerca de 1.530 árboles y recoger más de siete tone­ladas de basura. En Madrid, por ejemplo, se llevaron a cabo acciones para la reforestación de la sierra de Guadarrama.

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