Seguros poco estresados
La última y reciente gran crisis financiera propició que los supervisores de las entidades financieras de los principales países hayan acometido la sana y loable costumbre de someterlas a ejercicios periódicos de estrés orientados a valorar la capacidad de resistencia de las mismas a escenarios adversos. Estos ejercicios prudenciales y preventivos pusieron el foco inicialmente en los sistemas bancarios, pero como era natural la iniciativa se ha extendido a otros segmentos del sistema financiero y, en particular, al sector seguros. Aunque con implicación menos directa y distinto grado de sensibilidad que la banca, la relevancia de la actividad y de las entidades aseguradoras para la estabilidad económica financiera no es discutible.
Como en el último ejercicio de estrés para la banca europea, cuyos resultados se dieron a conocer hace poco más de un mes, el correspondiente al sector seguros ha sido realizado por su supervisor, en este caso EIOPA, la autoridad europea de seguros y pensiones de jubilación. Los escenarios que se han contemplado son una combinación de riesgos de mercado y, por sus especificidades, de riesgos específicos del negocio asegurador. Un primer escenario consiste en una súbita subida de tipos de interés que, a corto plazo, puede afectar negativamente a las carteras de activos que respaldan los compromisos de las entidades. Un segundo contempla una situación de prolongación, e incluso intensificación, del actual escenario de tipos bajos, combinado con un aumento significativo de la longevidad que afecta singularmente al ramo de vida. Por último, un tercero asume la ocurrencia improbable, pero posible, de una secuencia de riesgos naturales catastróficos cuyos daños deberían ser cubiertos por las entidades aseguradoras.
En este ejercicio la representación del sector ha sido amplia. En total han participado 42 grandes grupos aseguradores y reaseguradores (dos de ellos españoles), que cubren el 75% de los balances consolidados del sector europeo. Sus resultados, conocidos esta misma semana, abundan en la capacidad de resistencia del sector, capacidad de la que, en la práctica, hizo gala en la última y gran crisis económica y financiera por contraste con la banca. En todos los escenarios contemplados, el capital disponible por las entidades sería suficiente para absorber el shock. Y sólo en los dos primeros escenarios la ratio de capital exigible a un grupo de seis o siete entidades se situaría por debajo de la referencia regulatoria. Aun así, tras el impacto negativo mantendrían con holgura los mínimos que requerirían su intervención.
Si bien cabe concluir la mejor salud relativa del sector seguros en términos de solvencia (también de rentabilidad), su mejor respuesta al estrés requiere una monitorización más estrecha de la emergencia de “nuevos riesgos”, como los vinculados al aumento de la longevidad o los asociados a la innovación tecnológica y a la alteración del medio ambiente.
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Iratxe Galdeano y Daniel Manzano son socios de Afi y profesores de Afi Escuela de Finanzas
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