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Especial RSC

Un vikingo español para proteger el planeta

La reciente inauguración del parque eólico Wikinger, en el mar Báltico, reafirma la apuesta de futuro de Iberdrola por las energías renovables y el medio ambiente

Nacho Meneses
Iberdrola parque eólico Wikinger
670 toneladas, brazos de 67 metros y una altura de 270: así son los gigantes aerogeneradores del parque eólico marino Wikinger.

Cada uno de los 70 gigantes de acero pesa 670 toneladas, tiene brazos de 67 metros y alcanza, desde la base, una altura de 270 —tan solo 54 menos que la torre Eiffel— contra la que poco podría haber hecho Don Quijote. Hablamos de Wikinger (vikingo, en alemán), el parque eólico marino inaugurado por Iberdrola el pasado mes de octubre en aguas alemanas y la primera instalación de su clase diseñada y operada íntegramente por una empresa española. Con una potencia de 350 megavatios, suministrará energía limpia y eficiente a 350.000 hogares alemanes (el equivalente al 20% de la demanda energética del Estado de Meckleburgo-Pomerania, donde se ubica), y evitará la emisión de casi 600.000 toneladas de dióxido de carbono al año.

Una apuesta por la sostenibilidad que se enmarca en el compromiso de la compañía con los Objetivos 7 y 13 para el Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, referidas a la generación de “energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos” y a la adopción de “medidas urgentes para combatir el cambio climático”, respectivamente. Con una capacidad de más de 16.000 megavatios (y 500 más en camino), Iberdrola es el primer productor de energía renovable en España y un líder mundial en generación de energía eólica, presente no solo en la Unión Europea y Reino Unido sino también en EE UU, México y Brasil.

Las emisiones de Iberdrola son un 38% más bajas que la media europea del sector

¿Por qué un parque eólico marino?

“La eólica marina tiene dos ventajas: por un lado, el recurso eólico es superior y el régimen de vientos más constante; por otro, no ocupa terrenos, lo que es especialmente relevante para países densamente poblados”, sostiene Roberto Fernández Albendea, director de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Reputación de Iberdrola. Además, en el mar se reduce el impacto visual y acústico sobre el paisaje, al encontrarse alejados de los núcleos urbanos; y ello a su vez facilita que el diámetro de las palas sea mayor y pueda generar una mayor cantidad de energía.

Wikinger es solo el nuevo miembro de la familia, pero no el único: Iberdrola gestiona ya el parque de West of Duddon Sands, en el mar de Irlanda (389 megavatios para 300.000 hogares), se ha adjudicado la construcción de otros dos parques eólicos marinos en Alemania y construye ya el East Anglia One en aguas del Mar del Norte, que con 714 megavatios abastecerá de energía limpia a más de medio millón de hogares ingleses. Y aún hay más proyectos.

El objetivo del grupo eléctrico español es reducir en un 50% sus emisiones específicas de CO2 en 2030 y alcanzar la neutralidad en carbono en el año 2050

La estrategia de Iberdrola muestra que la reconversión hacia un modelo sostenible con el planeta no solo es posible sino que es, además, económicamente rentable, como apunta Fernández: “Es una oportunidad para el sector privado, para el que se abren nuevos modelos de negocio (…). Cada empresa debe detectar cuáles son los ODS a los que más puede contribuir, y priorizarlos; lo lógico es que estén vinculados a su operativa de negocio”. Un razonamiento que es tan aplicable al campo energético como a muchos otros: los beneficios llegarán si se dedican tiempo y recursos a la investigación y el desarrollo.

En el sector energético, los avances tecnológicos han permitido reducir progresivamente los costes de las renovables. Desde 2001, Iberdrola ha invertido 95.000 millones de euros en energías limpias, redes y almacenamiento eficiente, “con proyectos como el STAR (contadores inteligentes y digitalización de la red de distribución) en España, y plantas hidroeléctricas de bombeo (el sistema de almacenamiento actualmente más eficiente). Un ejemplo es la central de La Muela, en Valencia, la mayor de Europa de este tipo”, afirma Fernández.

Iberdrola ha aumentado la presencia de mujeres en su plantilla en un 50% a lo largo de la última década

El objetivo del grupo eléctrico español es reducir en un 50% la intensidad de sus emisiones específicas de CO2 respecto a las de 2017 en 2030 y ser neutros en carbono para el año 2050. Un compromiso que ya ha conseguido que su nivel de emisiones sea un 38% más bajo que la media europea del sector y que el 60% de la capacidad total instalada por Iberdrola sea ya renovable, según datos de la propia compañía. Forma, además, parte de numerosos índices de sostenibilidad internacionales como el Dow Jones Sustainability Index y el FTSE 4Good.

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, con las jugadoras de la selección española absoluta de hockey hierba, durante un encuentro en Madrid.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, con las jugadoras de la selección española absoluta de hockey hierba, durante un encuentro en Madrid.

La conciliación laboral, una prioridad

La apuesta de Iberdrola por los Objetivos para el Desarrollo Sostenible de la ONU, imbricados en su estrategia corporativa, se deja ver más allá de la estrategia industrial de la compañía. En línea con el ODS 5, “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, el grupo ha aumentado la presencia de mujeres en un 50% a lo largo de la última década, además de ser una de las empresas del Ibex 35 con mayor presencia femenina en su Consejo de Administración (36%).

La conciliación laboral y familiar de sus trabajadores es también una prioridad que se observa en una amplia batería de medidas, entre las que destacan la reducción flexible de la jornada a cinco horas diarias hasta que el niño cumpla un año (sin merma salarial); el abono del 100% del salario en bajas por maternidad o paternidad; la ampliación de la reducción de la jornada por lactancia a 45 minutos y la de reserva del puesto de trabajo por un máximo de cuatro años en caso de excedencia, tanto para cuidar hijos como familiares hasta el segundo grado.

Un amplio compromiso social

A través de su Fundación España, Iberdrola ha lanzado su Programa Social 2019, cuyo objetivo es “contribuir al desarrollo social y la mejora de la calidad de vida de las personas más vulnerables en los territorios de España donde la compañía desarrolla su actividad”. Así, el grupo colabora con 54 entidades sociales de acreditada experiencia local y nacional como Cáritas, Save the Children, Fundación Síndrome de Down, Proyecto Hombre, Menudos Corazones, Asociación Española Contra el Cáncer y la Fundación Tomillo. En total, un millón y medio de euros de inversión para ayudar a más de 80.000 personas, según datos de la propia Fundación.

“De las iniciativas elegidas, un 44% está destinado a evitar situaciones de pobreza y exclusión social, priorizando la lucha contra la pobreza infantil; un 25% aborda la calidad de vida de las personas con enfermedades graves, y el 31% restante, la inclusión social de las personas con discapacidad”, cuenta Roberto Fernández Albendea. De esta manera, el grupo trabaja por el cumplimiento de los objetivos 1, 3, 4, 5, 10 y 17 de la ONU, que abarcan el fin de la pobreza, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, reducción de las desigualdades y alianzas para lograr objetivos, respectivamente.

Esta noticia, patrocinada por Iberdrola, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.

Sobre la firma

Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS

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