El turismo se frena por la ola de calor en Europa y la mayor competencia en ‘sol y playa’
La llegada de turistas extranjeros a España registra en julio una caída del 4,9%, la mayor bajada desde abril de 2010
España está recibiendo estas vacaciones menos turistas extranjeros que otros años. Nada de récord en el verano de 2018. En julio, a España llegaron 9,98 millones de visitantes internacionales, un 4,9% menos que en el mismo mes de 2017. Es la mayor caída de llegadas desde abril de 2010 y la causa hay que buscarla en el pinchazo en los principales nichos de turistas para España, como Reino Unido o Francia. En parte, porque los competidores del turismo de sol y playa, como Turquía y Túnez, han recuperado fuerza. Pero también porque la ola de calor del Norte de Europa frenó las reservas de última hora.
En el sector turístico español explican la aparente debilidad de este verano por la recuperación de la competencia: los hoteleros y las grandes patronales ya explicaron que Túnez, Turquía y otros destinos de sol y playa se habían recuperado este verano (tras años de bajadas por atentados e inestabilidad en la zona). Y compiten con precios atractivos. En el caso de Turquía, la depreciación de la lira es a corto plazo un aliciente más para que a los extranjeros les resulte más barato todavía.
Pero además, este verano ha sido especialmente caluroso al norte del Viejo Continente. No ha hecho falta volar a España para disfrutar de playas a 30 grados, ya que en países como Reino Unido, Rusia, Francia e incluso Noruega o Finlandia, han tenido puntas de calor muy intenso. Eso ha frenado las reservas de última hora e incluso ha llevado a algunas cancelaciones, algo que no ocurre cuando los veranos llegan fríos en el Norte y la búsqueda del calor anima las costas españolas.
En Reino Unido, según señaló este lunes la Oficina de Meteorología, han vivido uno de los veranos más calurosos de su historia, con una temperatura media de 15,8 grados. El 26 de julio, en Faversham (Kent), se marcó el récord: 35,3 grados. Y precisamente Reino Unido, el gran caladero de turistas que visitan España, este año aportó en julio el 5,6% menos visitantes. Desde Francia y Alemania las llegadas bajan un 11,4% y un 6,2%, respectivamente. En junio, en Rusia la temperatura llegó a ser ocho grados más elevada de lo habitual. En julio las llegadas desde Rusia bajaron el 5,7%, también frenadas por la debilidad del rublo. Llegaron el 6,5% menos belgas y un 4,9% menos holandeses.
La mayor caída desde 2010
La caída interanual de julio es la mayor que registra España en ocho años, desde abril de 2010, cuando la nube de cenizas de un volcán islandés paralizó el tráfico aéreo de Europa varios días. Entonces las llegadas de turistas a España se redujeron un brusco 13%. Al margen de desastres naturales, el bajón de julio es el mayor desde 2009, cuando la crisis económica redujo las vacaciones de los europeos y se encadenaron varios meses con caídas del de entre el 10% y el 15%.
Si se miran solo los últimos dos años, el único golpe que había llegado al sector se vivió el pasado mes de abril, pero aquella bajada fue inferior a la de ahora, del 4,4%, y se produjo porque la Semana Santa había caído en un mes diferente al año previo. En julio no hay explicaciones que tengan que ver con calendarios o acontecimientos especiales. Simplemente llegaron menos extranjeros, tras un julio el año pasado de récord absoluto.
En todo caso, la cifra de turistas de julio no puede llevar a conclusiones dramáticas: el total de visitantes no es una mala cifra y aunque supone una caída en comparación con 2017, si se mira cinco años atrás, llegan ahora un 27% más turistas.
Por comunidades, Baleares es el destino principal de los turistas en julio, y recibe una cuarta parte de todos los que llegan a España. Le siguen Cataluña (se lleva otro 23,9%) y Andalucía (13,3%). Pero en las tres comunidades, muy vinculadas al turismo de sol y playa durante el verano, se redujeron las llegadas: un 2,2% en Baleares, el 6,7% el Cataluña y el 2,2% en Andalucía. También bajan un 5,6% en Canarias y un 6,9% en la Comunidad Valenciana. Entre las regiones con más visitantes, solo crece Madrid, que se desmarca y atrae el 6,7% más visitantes.
Además de llegar menos extranjeros, los que llegan a España hacen de media vacaciones más breves. La duración de la estancia mayoritaria en julio es la de entre cuatro a siete noches, con más de 4,4 millones de turistas, lo que supone un descenso anual del 4,2%. El número de visitantes aumenta un 0,4% entre los que no pernoctan (excursionistas), mientras que disminuye un 11,8% entre los turistas con mayor duración (más de 15 noches).
El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo ya estaba advertido de que el declive estaba a la vuelta de la esquina. Según el Informe Prospectivo del Turismo Internacional hacia España, publicado en agosto por Turespaña, para el tercer trimestre se espera un “crecimiento moderado o estancamiento” en la llegada de turistas, un “crecimiento moderado” del gasto y un “descenso o estancamiento” de las pernoctaciones. Y todo dependerá, avisó el organismo, de lo que hagan británicos, franceses y alemanes, que claramente empiezan a tener en cuenta opciones más allá de las costas de España.
El Gobierno dice que prefiere apostar por la calidad
La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha admitido hoy la ralentización en la llegada de turistas internacionales, aunque ha quitado hierro a ese parón porque el Gobierno apuesta por “una estrategia basada en la calidad”, y la “diversificación” para evitar destinos saturados.
"Vamos a apostar por una estrategia basada en la calidad, siendo conscientes de que efectivamente vamos a tener una ralentización de los flujos. La estamos teniendo", señaló Maroto a los periodistas tras inaugurar el 32º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones en Santander, que organiza la patronal Ametic.
No obstante, Maroto ha preferido referirse al dato acumulado, recordando que en los últimos siete meses España ha recibido 47,1 millones de turistas (un 0,3% más), un nivel "récord", y ha considerado que lo estamos viviendo ahora "es una normalización de los flujos", y ha subrayado que el gasto turístico haya aumentado un 3% en lo que va del año, lo que considera “una buena señal” de que las medidas del Gobierno van hacia este modelo de calidad.
Aunque sin relacionarlo directamente con el fenómeno de la turismofobia, la ministra ha destacado que otro de los ejes de la política de su Ministerio será la diversificación de los flujos, ya que en España hay actualmente “destinos muy saturados”, lo que está generando “problemas de convivencia con el residente”.
En esa diversificación de destinos se utilizará la digitalización, para definir los nuevos destinos turísticos inteligentes en los que se pueda gestionar mejor la cantidad y ofrecer mejores experiencias para aumentar el gasto turístico y la estancia media. “Esta va a ser la nueva hoja de ruta del nuevo Gobierno, calidad en materia turística”, aseveró, al tiempo que criticaba al Ejecutivo del PP.
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