Brochazos de aire limpio
La sevillana Graphenstone fabrica pintura ecológica a base de grafeno con la que factura más de 3,2 millones
El fundador de la empresa Graphenstone, Antonio León, toma un dato para presentar la pintura ecológica que, a base de grafeno, fabrica en El Viso del Alcor (Sevilla). “Tres botes de 15 litros de una de nuestras pinturas eliminan 14,4 kilogramos de dióxido de carbono, lo mismo que un árbol adulto”, asegura este licenciado en Ciencias Químicas. Con casi cinco años de vida, la firma sevillana está presente en más de 40 países y el año pasado facturó más de 3,2 millones de euros, frente a 1,04 millones del ejercicio anterior. “La clave de nuestro éxito ha sido ser unos frikis de lo ecológico”, señala el empresario. “No queríamos ser una pintura más de las mil de este tipo que hay en el mercado. Por eso, apostamos por ser naturales, con ningún tóxico y sin hibridar [sin aceites incluidos]”.
Tras su paso por una compañía de pintura, León decidió montar su propia empresa hace ahora casi una década. “Tuve inteligencia absoluta cero, lanzarme a la piscina con la que estaba por caer”, recuerda en referencia a la crisis económica. Pero León tenía claro su objetivo. “Ya había vivido lo que era la industria química y no me apetecía, por nada en la vida, trabajar ese formato: los disolventes, el ambiente corrosivo… Quería desarrollar un producto que no fuera tóxico y que el público no notara la diferencia”, expone el responsable antes de reconocer que, en aquel momento, no tenía “ni idea” de cómo unir lo natural y lo industrial. Mientras el proyecto maduraba, este empresario fue sumergiéndose en el mundo de lo ecológico acudiendo a ferias internacionales, trabajando para empresas de agricultura de este tipo, “bicheando” lo que el sector de pintura y revestimiento iba lanzando. “Fue una época que me sirvió de aprendizaje para saber que se hacía en países como Alemania y Holanda, con una visión más green”, apunta.
Y de lo aprendido a la creación. “El producto natural o ecológico tiene un inconveniente: su gran debilidad. Un tomate ecológico te dura tres días, tiene poca durabilidad si no le metes ningún químico. Pues igual pasa con la pintura o el revestimiento, es muy frágil, muy débil, le falta resistencia, no es lavable con una bayeta…”, enumera León antes de señalar el uso del grafeno como el elemento esencial de su producto. “El grafeno es grafito, es mina de lápiz nanométricamente pulverizada que mezclamos con la cal. A ese tamaño, la punta del lápiz tiene una resistencia similar a la del diamante, pero al mismo tiempo tiene flexión”, explica el emprendedor, quien augura que el grafeno será el material que derrotará al petróleo. “En estos momentos, somos la única pintura ecológica no contaminante natural, hay otra empresa americana que también lo es, pero sintética”, aclara.
En esa apuesta por no dejar de innovar, la firma cuenta ya con cuatro tipos de pintura: una capaz de absorber dióxido de carbono, otra que purifica el ambiente, una tercera de cero emisiones y una última que elimina todos los contaminantes tóxicos de la vivienda. “Todas ellas, a través de una tecnología ecológica y natural, como la fotocatálisis. Nuestras pinturas son productos inteligentes. Además de proteger y decorar, no emiten ningún tipo de tóxico, es más, los reduce y depura el ambiente. Hay que pensar que cada metro cuadrado de tu vivienda puede hacer algo por mejorar tu vida”, explica. Estas pinturas, que poseen certificados nacionales e internacionales como el Cradle to Cradle Gold, tienen además efectos antibacteriano y antimoho, así como repelente de insectos.
Con medio centenar de empleados, Graphenstone cuenta con tres fábricas —en España, China y Panamá— y sus exportaciones representan el 94% de su facturación. “Asia es una de las partes del mundo más concienciadas con lo green. En Vietnam, por ejemplo, no te permiten construir si el edificio no es sostenible. En China, en la que vemos esos grandes problemas de contaminación, también hay una concienciación muy grande en la construcción sostenible. En Australia y en Sudamérica, igual. En Europa, que nos creíamos más modernos, tenemos un problema con la concentración de fábricas químicas que controlan el mercado”, afirma León.
La crisis del ladrillo
El fundador de Graphenstone afirma que la crisis del ladrillo en España es otra de las causas de esa potente presencia en el exterior. “Ahora se está empezando a salir, pero se construye poco y mal en un mercado con empresas grandes que hacen muy difícil abrirse un hueco”, apunta. Pese a ello, el empresario señala acuerdos con cadenas como Iberostar Hoteles, El Corte Inglés y Leroy Merlin. “Con este último acuerdo, prevemos dar un importante salto”, agrega.
Como proyectos, la firma ya trabaja en el desarrollo de pinturas ecológicas para madera y metal. Dentro de esta última línea, se incluiría para carrocería, chasis, náutica… “Tenemos un acuerdo con una empresa española que fabrica camiones híbridos para pintarlos y que así sean fotocatalíticos y vayan limpiando el aire”, se limita a adelantar León. Además de consolidar la marca en decoración con el fichaje del diseñador Joan Lao y la creación de una gama de pinturas texturizadas, la empresa quiere ahora llegar directamente al cliente final.
Materias primas
El sector de las pinturas y tintas de imprimir facturó el año pasado 1.687 millones de euros, un 0,7% más que el anterior, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Pinturas y Tintas de Imprimir (Asefapi). En concreto, las ventas para construcción y decoración ascendieron a 567 millones, que representa el 40% de la facturación. “Para este año, se prevé un crecimiento del 3%”, señala el presidente de la asociación, Francisco Perello, quien hace hincapié en que la situación económica del sector se ha visto marcada en los últimos años por el incremento del coste de las materias primas. “Hay un efecto generalizado de subida de precios de materiales, especialmente en algunos estratégicos, como el dióxido de titanio, disolventes y resinas. Algunas subidas han llegado sorpresivamente con problemas de abastecimiento. Esta tendencia puede no haber tocado techo y tememos un 2018 con materias primas caras e incluso escasez de suministro por la coyuntura global”, mantiene el responsable.
La crisis económica también ha marcado el rumbo del sector ante su apuesta por salir al exterior. El año pasado, las exportaciones superaron los 825 millones. “El volumen de exportaciones tiene una relevancia que no la tenía antes de la crisis. Desde su inicio, las nuestras empresas empezaron a exportar con decisión y esta tendencia se ha consolidado, más teniendo en cuenta que el mercado nacional sigue yendo muy despacio”, aclara.
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