Abades sale de su zona de confort
El grupo hostelero se expande fuera de Andalucía, la comunidad donde nació hace 25 años, para crecer en toda España
El director adjunto de Grupo Abades, Antonio Martín, utiliza un símil deportivo para explicar el concepto de negocio de esta compañía hostelera andaluza. “Somos como Antoine Griezmann [el jugador del Atlético de Madrid], que sabe jugar en Primera División, en la Champions y que también haría un gran partido en Tercera”, afirma.
Con un cuarto de siglo de historia, esta empresa familiar gestiona estaciones de servicio, hoteles y restaurantes, con los que prevé superar los 100 millones de euros de facturación este año. “Nuestros clientes pueden degustar un menú por 10 euros en cualquiera de nuestras estaciones de servicio o almorzar con vistas a la Torre del Oro en Sevilla por 70. En esa diversidad está la grandeza de Abades”, explica. Con 40 establecimientos, ubicados principalmente en Andalucía, la empresa afronta esta nueva etapa con el objetivo de expandirse por España y potenciar la captación del turismo de congresos.
La historia de Grupo Abades va de la mano de la A-92, la autovía que vertebra la comunidad andaluza y uno de los grandes legados de la Exposición Universal de Sevilla. “Mis padres apostaron por vender varios de los negocios que tenían para montar una estación de servicio junto a la autovía. Fue una apuesta arriesgada”, apunta Martín. Y así fue como nació Abades Loja, en Granada. “Se sabía que la A-92 sería el corredor natural de Andalucía. Comunicaría transversalmente la región y serviría de enlace entre el Levante español y el sur de Portugal. El flujo de personas iba a ser importante”, asegura el director adjunto antes de resaltar el volumen de trabajo durante los seis meses que duró la Expo.
Cien millones de facturación
- Facturación. Grupo Abades facturó el año pasado 82,5 millones de euros. Este ejercicio prevé superar los 100 millones, un 15% más.
- Empleo. Con 40 establecimientos, tiene una plantilla de más de mil trabajadores.
- Retos. La compañía está inmersa en su expansión por España tras abrir una estación de servicio en Mérida y otra en Soria. Asimismo, ultima la creación de una fundación.
“Fue brutal. Estábamos en el punto de paso de todos los que iban a Sevilla desde Granada, Almería, el Levante… Siempre comentábamos que Abades Loja era como un pabellón que no había cabido en la Expo”, señala Martín, que recuerda que les dijeron que el negocio duraría lo que este evento porque “una inversión de 1.000 millones de pesetas para vender bocadillos, menús y cafés en carretera no la soportaba nadie”. Pero se equivocaron. Cuando se apagaron los focos de la Exposición Universal, la crisis de 1993 irrumpió con crudeza. “Nos dimos cuenta de que con el negocio y la deuda que teníamos esto no funcionaba. La estrategia pasaba por crecer para facturar más y pagar lo que debíamos”, explica. Y a eso se han dedicado durante este cuarto de siglo. A multiplicar sus áreas de servicio por la comunidad, dos de ellas también junto a la A-92, a abrir restaurantes y hoteles de cuatro estrellas; y a ofrecer servicios de catering para eventos, a través de concesiones administrativas y de restauración en aeropuertos.
Red compacta
“Hemos ido creando una red de establecimientos por toda la comunidad para ofrecer paquetes de viaje completos. Un turista puede parar a repostar y descansar en Bailén, almorzar en Granada y hospedarse en Sevilla, y todo con nosotros”, apunta Martín, quien reitera que Abades es una empresa “100% familiar”. “Nuestros padres nos enseñaron que el negocio es lo primero”, dice.
Tras alcanzar los 82,5 millones de euros en ventas el año pasado, y con una plantilla que supera el millar de empleados, el grupo prevé crecer este ejercicio un 15% y pasar el umbral de los 100 millones. “Hemos ido rápido, alguna revista nos calificó como la empresa gacela”, señala el responsable, quien destaca la “visión de negocio” de sus padres. “Han viajado, visto y copiado para luego meterlo en vena en sus locales”. La clave de esa expansión, apunta Martín, ha sido y es tener una visión distinta a la del mercado. “Nuestras áreas de servicio son mucho más que bares de carretera, son auténticos aeropuertos, con muchas tiendas, productos de calidad…, hemos cambiado el concepto tradicional”, afirma Martín. Pone como ejemplo que fueron los primeros en tener una tienda de Lladró en una carretera de España. “Apostamos por lugares con encanto como pueden ser nuestros restaurantes con vistas al Tajo de Ronda o a los pies de la Alhambra”, señala.
Tras 25 años de trabajo, y con los cinco hijos al frente del negocio (Ángeles, Mariló, Inmaculada, Julián y Antonio), los retos se suceden. La empresa ha abierto una estación de servicio en Mérida y otra en Lodares (Soria). “Estamos buscando emplazamientos estratégicos en carreteras. Que sean puntos que tengan entrada por ambos sentidos, equidistantes entre ciudades…”, dice Martín. “En solo seis meses, hemos logrado triplicar las ventas que la otra empresa tenía en Lodares”, explica el directivo, quien destaca los duros años de la última crisis. “Nos ha enseñado a gestionar mejor”, reconoce. Eso sí, sin ser ajenos a conflictos laborales como el ocurrido en 2013 en las cafeterías del aeropuerto de Sevilla, que comenzaba a explotar el grupo. Sus trabajadores estuvieron dos meses en huelga para pedir la readmisión de un compañero despedido y en contra del nuevo convenio laboral que les ofrecía la empresa. El acuerdo llegaría 55 días después.
Abades busca este año potenciar el turismo de congresos, una actividad que tuvo un impacto económico en España de 5.200 millones de euros en 2015, según el informe de The Ostelea. “Apostamos por estar en las principales ferias internacionales, en Fráncfort, Berlín, en la de turismo de Madrid. Pero para conseguir algo en este sector tienes que destacar”, señala Martín, quien resalta la logística con la que cuenta el grupo para acoger este tipo de citas, así como eventos culturales, deportivos o sociales, como el último Campeonato Mundial de Snowboard, celebrado en Sierra Nevada. “Usábamos un vehículo oruga para subir la comida hasta la estación de esquí. Ofrecimos 25.000 menús en 10 días”, explica.
Y coincidiendo con el 25º aniversario, la empresa ultima la creación de una fundación para canalizar todas aquellas acciones y aportaciones que viene realizando en el ámbito social, cultural, deportivo y medioambiental.
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