“Es difícil esperar grandes rentabilidades este año”
“La Bolsa es el activo que más nos gusta, y esperamos unos retornos del 5%”
Goldman Sachs Asset Management (GSAM) es la gestora de fondos del famoso banco estadounidense. Su misión es buscar activos en los que invertir cerca del billón de euros que le han confiado sus clientes (grandes fortunas, entidades financieras, fondos soberanos y particulares). Como jefe de estrategia de GSAM, James Ashley debe coordinar todos los puntos de vista de gestores y analistas y definir una tesis de inversión. Formado en la Universidad de Londres, lleva en la firma desde 2015. Antes trabajó en RBC Capital Markets, Barclays Capital y el Banco de Inglaterra.
Pregunta. En el informe de estrategia para 2017 advertía de que será un año de rentabilidades modestas. ¿Mantiene esa afirmación?
Respuesta. Depende del tipo de activo. Preferimos las acciones sobre el crédito [renta fija empresarial] y a éste sobre la deuda pública. En los bonos gubernamentales, por ejemplo, estamos convencidos de que los tipos de interés en EE UU van a subir, y eso significa caída en los precios de los bonos. Por eso es el activo que menos nos gusta. La Bolsa nos parece más atractiva y creemos que se pueden obtener rentabilidades del 5% este año. Sin embargo, debemos ser honestos y saber gestionar las expectativas: con las valoraciones que hay en este momento y el entorno macro, es difícil esperar grandes rendimientos en los próximos años.
P. Con estas ganancias tan modestas, en un momento donde la inflación empieza a crecer, ¿ve riesgo real de que los inversores pierdan dinero?
R. Lo que sí creo es que los niveles de volatilidad actuales son muy bajos y van a aumentar. Hay que tener en cuenta toda la incertidumbre que hay ahora mismo en el mercado y no me refiero solo a la política, sino a la reacción que pueden tener los bancos centrales. Es improbable que la volatilidad se mantenga en los niveles actuales. Si sumamos bajas rentabilidades y más bandazos en el precio de los activos, nos enfrentamos a un contexto muy complicado para los inversores.
P. Me imagino que es un momento de mercado en el que hay que buscar activos alternativos a los bonos o las acciones para sacar más rendimiento a las carteras. ¿Qué estrategias están planteando a sus clientes?
R. Veo oportunidades a lo largo de todo el espectro de activo. Usando, por ejemplo, vehículos de inversión que saquen partido de la divergencia actual que hay en el mercado. Es verdad que la renta fija no nos gusta mucho por los motivos que le he explicado. Sin embargo, vemos que en EE UU están subiendo los tipos, y lo harán probablemente más de lo que el mercado espera, mientras que en la zona euro el precio del dinero va a estar muy bajo, también por más tiempo de lo que el consenso cree. Hay tenemos un caso de divergencia y hay fondos que pueden hacerlo muy bien. También podemos aprovechar esta estrategia en la renta variable ya que las diferencias de valoraciones según el mercado que se analice, y el aumento de la volatilidad, van a traer mayor dispersión en las cotizaciones. Hay fondos long-short [hedge funds que apuestan a la subida de una compañía comprando acciones y, al mismo tiempo, cubren la posición vendiendo a corto títulos de otra empresa] que constituyen una opción interesante para una cartera.
P. Si miramos el mercado por áreas geográficas, ¿dónde ve más potencial ahora mismo?
R. En la Bolsa estadounidense queda algún margen de subida, pero es limitado dadas las valoraciones existentes. En la zona euro la cotización de las compañías ofrece unos precios más atractivos, pero el entorno macroeconómico hace que el potencial tampoco sea muy excitante. Dentro de los mercados desarrollados, si tengo que quedarme con uno sería la Bolsa de Japón. En cuanto a los países emergentes, las mayores oportunidades de inversión se dan ahora, según nuestra opinión, en India.
P. Un factor de peso para la evolución de los mercados y de la economía mundial es el efecto de las políticas de Donald Trump. De momento, los inversores están sopesando si pesarán más los factores positivos de su programa o si se impondrán los efectos negativos. ¿Usted qué piensa?
R. No podemos generalizar y decir si las políticas del nuevo presidente de EE UU van a ser malas o buenas para el mercado. Creo que conviene analizar el impacto de cada una de ellas (inversión en infraestructuras, política migratoria, posición comercial) por separado. Si observamos los estímulos fiscales que promete Trump, nos indica algo que ya preveíamos incluso antes de las elecciones presidenciales: que estamos en una transición desde un mundo en el que la política monetaria ha sido decisiva a una fase en la que las medidas fiscales serán cada vez más importantes, circunstancia que acelerará la normalización de los tipos de interés en EE UU.
P. Hablando de transiciones, en su informe de estrategia para este año avanzaba también un movimiento desde la globalización hacia el populismo. ¿Qué consecuencias tendrá esta tendencia para los inversores?
R. Significa que la importancia de los temas políticos en los mercados desarrollados es mucho mayor de lo que lo había sido tradicionalmente. En las últimas décadas, como inversores estábamos atentos a si un país giraba a la izquierda o la derecha en su gobierno, pero en realidad el resultado electoral no tenía una importancia muy elevada en las decisiones que tomábamos. Ahora, en cambio, los asuntos políticos tienen un efecto transformador en los mercados. Por lo tanto, debemos prestarles mucha más atención que en el pasado. Tradicionalmente, a la inversión en los mercados emergentes se la ha pedido una prima extra de rentabilidad, que no le pedíamos a los activos de los mercados desarrollados, por la incertidumbre política. Ahora, en cambio, los factores políticos se han convertido en un factor muy importante en la evolución de cualquier Bolsa.
P. En un mundo donde apenas existen refugios seguros para el dinero, ¿qué se puede hacer para cubrir una cartera frente al riesgo político?
R. Creo que una buena estrategia pasa por tener una cartera de inversión diversificada entre las diferentes geografías y entre las distintas clases de activos. Eso no ofrece una protección total frente a todos los riesgos políticos, aunque sí mitiga las amenazas macroeconómicas más evidentes. Dicho esto, es erróneo prometer a los inversores que todos sus riesgos están cubiertos.
P. ¿Cree que podemos asistir a una guerra comercial o de divisas?
R. Es evidente que nos movemos hacia un mundo donde hay una retórica proteccionista mayor. No sé si podemos hablar de una guerra, pero es cierto que esta tendencia conduce a mayores fricciones comerciales. El proteccionismo no ayuda a estimular el crecimiento ya que encarece los intercambios comerciales. Pero estos tics proteccionistas no se dan solo en EE UU; si observamos las cifras de la Organización Mundial del Comercio, en muchos países se han implantado medidas de este tipo desde que estalló la crisis.
P. ¿Cómo ve a España?
R. Es un país que todavía se enfrenta a importantes desequilibrios, principalmente en su mercado laboral con una tasa de paro elevada. Es improbable que el PIB español siga creciendo a tasas del 3%, pero, aun así, se mantendrá este año y el próximo, con una de las economías que mejor comportamiento tengan en Europa.
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