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Bruselas sale en defensa de Grecia por el bloqueo a reestructurar la deuda

Moscovici: "Grecia no puede ser condenada a la austeridad para siempre"

Claudi Pérez
El primer ministro griego, Alexis Tsipras
El primer ministro griego, Alexis TsiprasYANNIS KOLESIDIS (EFE)

Una sensación de déjà vu: la crisis griega vuelve cada vez con más fuerza en la antesala de la cumbre europea y a 10 días de Navidad. El Eurogrupo y el mecanismo de ayuda europea (Mede) bloquearon ayer las medidas --tímidas-- de alivio de la deuda pública griega a corto plazo, que tenían que activarse automáticamente tras el primer examen del rescate. Grecia salvó ese examen en octubre y la reestructuración llegó la semana pasada. Pero el melodrama griego sube de tono: el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha anunciado un complemento para las pensiones más bajas y la suspensión del IVA en las islas con más refugiados, y eso ha desatado las iras de Alemania y el bloqueo de la reestructuración. El lío no deja de aumentar. El lunes, el FMI cargó contra los socios europeos y Grecia porque considera que las metas fiscales son inalcanzables: Atenas le mandó a paseo y quiere que el Fondo se vaya. La Comisión Europea se une hoy al guirigay: Bruselas rechaza la suspensión de las medidas de reestructuración para la deuda griega. Todos contra todos.

El comisario de Asuntos Económicos, el francés Pierre Moscovici, ha salido en defensa de Grecia en unas declaraciones a Le Monde: "No nos podemos oponer al alivio de la deuda griega, a la justicia y a la cohesión social que el pueblo griego espera". "Grecia no puede ser condenada a la austeridad para siempre", ha dicho al Financial Times. "Atenas está llevando a cabo esfuerzos "sin precedentes", que incluyen "importantes reformas de pensiones y del impuesto sobre la renta y el IVA", ha dicho. Moscovici, que en las últimas semanas se ha enfrentado abiertamente al Eurogrupo por el plan de Bruselas de estimular con 50.000 millones de euros la economía europea, ha asegurado que la Comisión no ha participado en las evaluaciones previas al bloqueo de las medidas de alivio de la deuda, y ha pedido que quienes deseen la suspensión "asuman responsabilidades".

Las dos medidas anunciadas por Tsipras usan parte del superávit primario alcanzado para apuntalar la deteriorada agenda social de la izquierda radical de Syriza, a la baja en las encuestas. Berlín, con el apoyo del presidente del Eurogrupo, asegura que esas medidas pueden ser inaceptables para los acreedores. La prensa griega, sin embargo, recuerda hoy que el memorándum del rescate permite usar parte del espacio fiscal para "aplicar medidas de protección social, en particular para garantizar unos ingresos mínimos o reducir los impuestos" a los colectivos con problemas. El centroderecha de Nueva Democracia ha apoyado ambas propuestas. Tsipras ha exigido hoy en Bruselas a las instituciones que actúen "sin chantajes" y con respeto "a la soberanía de cada país". El presidente francés, François Hollande, se ha alineado con Moscovici y ha dejado claro su apoyo a Atenas.

En teoría, a nadie le interesa un nuevo jaleo en Grecia. Tsipras se ve con las encuestas en contra, y la oposición quiere algo más de tiempo para rearmarse. La economía empieza a recuperarse del corralito, las esperadas medidas de alivio introducen un horizonte más optimista para la deuda y se espera que el BCE incluya tarde o temprano los bonos griegos en su programa de compra de activos, algo que podría suponer una bocanada de aire fresco para la economía helena. Pero las tres instituciones que integran la troika están a la greña. Atenas quiere que el FMI se retire, pese a que es la institución que más ha defendido una reestructuración más ambiciosa. El Eurogrupo bloquea un día las medidas de alivio a corto plazo, y al día siguiente la Comisión carga contra esa decisión. Se suponía que Alemania no quería líos a apenas unos meses de sus elecciones, pero a Berlín no le ha importado forzar la máquina: la canciller Angela Merkel tiene previsto entrevistarse mañana con Tsipras, y la prensa especula con la posibilidad --remota-- de elecciones en enero, tal como ocurrió en 2015 con el olvidado Andonis Samaras.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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