Uno de cada cinco jóvenes en Latinoamérica ni estudia ni trabaja
La economía latinoamericana ha vivido una década dorada, pero los jóvenes no se han beneficiado tanto como se esperaba
La economía latinoamericana ha vivido una década dorada, que ha incorporado a millones de personas a la clase media, que pasó del 21% de la sociedad al 35%. Pero los jóvenes de esta región no se han beneficiado tanto como se esperaba de esa época. Ahora además están en una situación muy vulnerable ante la crisis a la que se enfrenta esta zona del planeta con la caída del precio de las materias primas. 32 millones de jóvenes latinoamericanos entre 15 y 29 años, uno de cada cinco, no estudia ni trabaja, según el informe Perspectivas económicas de América Latina, de la OCDE.
La pobreza y la marginalidad se ceban especialmente con esta generación, según este informe, publicado en el contexto de la XXV Cumbre Iberoamericana en Cartagena de Indias (Colombia). El 64% de los jóvenes latinoamericanos vive en hogares pobres y vulnerables.
Latinoamérica ha sido durante los últimos años una de las grandes promesas del planeta. Un crecimiento sostenido en la mayoría de los países gracias al aumento del precio de las materias primas, y unas políticas de inclusión de la era dorada de la izquierda de esta región hicieron que el mundo mirara hacia esta zona con enormes expectativas. Se amplió la clase media, nacieron polos empresariales, creció el comercio y millones de personas salieron de la pobreza mientras se ampliaba notablemente la cobertura de la sanidad y la educación públicas. Pero el punto de partida era tan bajo, la desigualdad tan fuerte, que el primer viento en contra, con un frenazo de la economía latinoamericana en los últimos cinco años que ahora ya es claramente una recesión, con dos años de caída del PIB regional por primera vez desde los ochenta, se puede llevar por delante buena parte de esas conquistas. Y el bloque más vulnerable parece el de los jóvenes, según este informe de la OCDE que se ha especializado en analizar su situación.
Crisis de expectativas
Todos los datos analizados indican lo mismo: la salida del desastre latinoamericano de los ochenta y parte de los noventa se ha frenado de golpe cuando aún no había alcanzado el ritmo suficiente como para sacar a la región de su atraso con respecto a los países más avanzados. Latinoamérica tiene una gran ventaja sobre Europa, EE UU y otras regiones más desarrolladas: es muy joven. Una cuarta parte de la población tiene entre 15 y 29 años. Sin embargo, las carencias en la educación, la formación profesional y la desigualdad y falta de oportunidades en zonas enormes de la región, especialmente en los alrededores de las grandes ciudades, ponen en riesgo esa ventaja.
Los logros hasta ahora han sido importantes, señala el informe. Pero no bastan. Entre 2000 y 2015 se redujo de 42% al 23% la proporción de latinoamericanos con menos de cuatro dólares al día disponibles. Eso se debió a más ingresos laborales, más empleo, mejores salarios, y más transferencias. Pero en 2015 todo eso se truncó y siete millones de personas cayeron de nuevo en la pobreza. Ya hay 175 millones de pobres, un 29,2% de la población, y otras 25 o 30 millones de personas están en riesgo de caer en ella si sigue la recesión.
Esto está afectando especialmente a los jóvenes, que sufren una enorme crisis de expectativas. El informe también detalla un dato inquietante que ya se apuntaba en el Latinobarómetro, la principal encuesta regional con más de 20.000 entrevistas. “La profunda desconexión entre sus expectativas y demandas y la realidad está alimentando la insatisfacción social y debilitando la confianza en las instituciones democráticas. El resultado es que solo uno de cada tres jóvenes confía en los procesos electorales en América Latina y el Caribe”, explica el texto.
El problema principal es la desconexión de los jóvenes que dejan la escuela con el mundo del empleo formal, al que nunca llegan. “Los jóvenes procedentes de hogares pobres y vulnerables abandonan la escuela antes que sus pares de hogares acomodados y, cuando trabajan, suelen hacerlo en empleos informales. A la edad de 15 años, casi el 70% de los jóvenes de hogares pobres está cursando estudios, mientras que a la edad de 29, tres de cada 10 son NEET (ninis),otros cuatro trabajan en el sector informal, solo dos trabajan en el sector formal y uno es estudiante trabajador o estudiante”, explica el estudio.
Mejoras en la cobertura educativa... pero insuficientes
La ampliación de la cobertura educativa en estos años ha mejorado la situación, pero no lo suficiente: “Pese a los notables progresos en educación durante la última década, menos de un tercio de los jóvenes latinoamericanos de entre 25 y 29 años ha recibido algo de educación en colegios universitarios, universidades o institutos técnicos de nivel superior. Un tercio de los jóvenes —43 millones— no ha completado la educación secundaria y no está siendo escolarizado”.
La educación técnica tampoco avanza. “América Latina exhibe la mayor brecha del mundo entre la oferta disponible de competencias y las demandadas por las empresas”, explica el estudio.
América Latina ha avanzado mucho en los últimos años, pero el riesgo de estancamiento y retroceso es pues enorme aunque los expertos confían en que la situación económica mejore en 2017. Los jóvenes esperan ansiosos una respuesta.
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