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El coche sin conductor de Ford llegará en 2021

No tendrá ni propietario, ni volante, ni pedales. Se ofrecerá por suscripción

Pruebas del coche autónomo de Ford, con los sensores de Velodyne en el capó.
Pruebas del coche autónomo de Ford, con los sensores de Velodyne en el capó.FORD

Ford fue la primera empresa del mundo del motor en asistir a CES, la mayor feria de tecnología. Mark Fields, su consejero delegado, dice que siguió el consejo de Bill Gates, que no lo entendió en un principio pero que cree que ha sido clave para renovar la empresa. Después, fueron pioneros al abrir un centro de investigación en Silicon Valley, en Palo Alto, muy cerca de Google, Apple, HP y el gran motor de la zona, la Universidad de Stanford. Esta apuesta los ha convertido en los únicos capaces de poner el coche sin conductor en el mercado con una fecha concreta, 2021. Fields desveló sus planes en el estreno de su nuevo campus, porque ya no se conforman con una oficina. Cuentan con más de un centenar de ingenieros para definir el futuro de la movilidad.

“No hablo de experimentos, sino de realidades. Hablo de un coche totalmente autónomo en el mercado en 2021. Estará en producción dentro de cinco años, sin pedales y sin volante. No hará falta conductor”, afirmó.

La visión de Ford tiene especial valor por ser una empresa con un gran legado, más de 100 años. Sabe que no es una startup de Silicon Valley, ni un gigante que se mueve con ligereza, como Google. “Hace más de 100 años nacimos para hacer mejor la vida de las personas. Ford trajo el progreso para todos. Los coches dejaron de ser solo para ricos. Llegamos a millones de personas en todo el mundo. Entonces fue una idea disruptiva. En general nadie se iba a más de cinco millas de su pueblo. Sin embargo, empezaron a vivir, viajar y trabajar donde querían”, recordó el directivo.

Para conseguir este reto han creado una nueva división bajo el nombre de Smart Mobility, Movilidad Inteligente en español, que apuesta por el uso del coche como un recurso compartido, pero no como un objeto en propiedad. Se centrarán en el análisis de datos y el comportamiento de los coches sin conductor. “Los coches se van a usar de manera más eficiente y contaminando menos, habrá menos atascos y aparcar no será una preocupación. Ya no somos una empresa de coches, sino una de movilidad. Queremos que vayan donde antes no se podía”, insistió Fields.

En Silicon Valley cada vez son más las voces que consideran que Google terminará por licenciar su sistema en lugar de construir coches, que su batalla es el software y la inteligencia artificial, sin necesariamente entrar en la construcción de un vehículo comercial, con la cantidad de problemas añadidos que tiene: permisos, seguros, fabricanción, mantenimiento…

Fields no oculta las dificultades que han pasado para llegar a este punto. Como que, por ejemplo, les cuesta encontrar programadores. Durante años su empresa fue un lugar en el que se hacía carrera, en Silicon Valley se trabaja mucho más por misiones y una vez que se llega a ese punto, se cambia de empresa. Siguiendo la analogía con los videojuegos, se desbloquean logros y se asumen otros nuevos. Les resultaba difícil que, aunque fuese para conseguir algo muy concreto en dos años, se mudasen hasta Michigan, capital del motor en Estados Unidos, por lo que abrieron en Palo Alto. No se conforman y siguen contratando: “Necesito complementar el talento que ya tenemos. Queremos que se sientan parte de una oportunidad única para cambiar el mundo”.

Dentro de este ambicioso plan de funcionar como una empresa tecnológica no podían faltar las inversiones. Ford y Baidu han hecho una aportación de 150 millones de dólares en Velodyne, una firma de Israel cuyos sensores permiten tener datos en tiempo real de qué sucede en la carretera. Usando un radar láser para reconocer el entorno, su capacidad de proceso les permite saber en tiempo real qué hay a su alrededor y tomar decisiones de manera rápida. La semana pasada Volkswagen puse 300 millones de dólares en Gett, un rival de Uber que funciona en Europa. General Motors por su parte intentó comprar Lyft, el segundo en Estados Unidos en el mundo de las aplicaciones de viajes bajo demanda. En la Bahía de San Francisco, todo el mundo quiere su propia flota de coches, ya sea para reparto, para quitar conductores o para conocer mejor los tiempos de entrega y hábitos de transporte de los consumidores.

Fields aprovechó para calmar a los analistas e inversores, su línea de negocio principal no va a cambiar: “Durante los últimos cien años nos la hemos ganado. Vamos a seguir haciendo SUV, coches eléctricos, camiones… Vamos a seguir con nuestro icónico Mustang”. Pero cree que este nuevo terreno, más urbano será lucrativo: “Va a ser un mercado amplio, que dará beneficios a nuestro negocio tradicional. Vamos a tener nuevos ingresos con la suscripción a coches compartidos”

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