El turismo, la única bendición por ahora
La temporada comienza con un récord de llegadas pese a la avalancha de refugiados
La temporada turística ha empezado en Grecia con el viento en la popa y nuevos récords de entradas y pernoctaciones, una bendición para un país donde el sector representa cerca del 20% del PIB. La inestabilidad política en muchos países del Mediterráneo oriental —sus competidos naturales en la oferta de sol y ruinas—, unida a la amenaza terrorista (atentados en Turquía; siniestros aéreos sobre Egipto) benefician sobremanera a Grecia; las reservas de touroperadores alemanes en Turquía, Egipto y Túnez, por ejemplo, han experimentado este año una caída del 40%. Por lo tanto, las perspectivas son en 2016 más halagüeñas que nunca: se espera a un millón de turistas serbios (300.000 más que en 2015), y a más de 100.000 españoles; mientras, el servicio exterior heleno ha debido enviar personal de refuerzo a sus consulados en Rusia para tramitar un alud de solicitudes de visado. Todos creen que este año se superarán los 26 millones de turistas, frente a los 25 del pasado.
La inestabilidad del norte de áfrica beneficia la afluencia de visitantes
Las llegadas internacionales a los principales aeropuertos griegos se incrementaron en un 6,5% en abril, hasta completar 1,4 millones de entradas en el primer cuatrimestre del año (un aumento del 7,6% con respecto al mismo periodo de 2015), según datos de SETE, la patronal turística. El de la isla de Santorini, con una subida del 127%, fue el cuarto aeropuerto europeo más transitado entre los que registran menos de cinco millones de llegadas.
El único punto flaco es el impacto que la llegada masiva de refugiados ha tenido, antes de arrancar la temporada, en las reservas de touroperadores en las islas del Egeo, como Lesbos, Samos, Quíos o Kos, la puerta de entrada a Europa para más de un millón de migrantes desde 2015. De hecho, fue la alerta de varios tabloides británicos sobre la “avalancha” de refugiados en Kos, muy copada por el turismo inglés, la que ayudó hace ahora un año a poner el foco sobre un fenómeno que aún no copaba titulares. El verano pasado, la isla perdió 178.000 reservas (120.000 de agencias y 58.000 de viajeros por libre), un 400% más de cancelaciones que en el mismo periodo de 2014, y con pérdidas estimadas en 7 millones de euros.
Aunque el pacto migratorio UE-Turquía ha frenado en seco el flujo de llegadas, también la hermosa isla de Lesbos pagará cara su situación geográfica. Las reservas hoteleras han caído un 45%-50%, y la tasa de cancelaciones ronda el 20%. De los 46 cruceros que atracaron el año pasado, este año lo harán sólo 25.
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