“La City de Londres encarna la idea de Europa”
Jeremy Browne, representante del centro financiero británico en Europa, está de gira por las capitales con la misión hacer oír su voz en la conversación política
Defender la reputación de la City de Londres, la encarnación del sector financiero cuyos desmanes detonaron la gran crisis que Europa aún lucha por dejar atrás, no parece la misión diplomática más sencilla. Pero es justo la que tiene encomendada, desde el pasado otoño, el respetado político liberal demócrata de 45 años Jeremy Browne.
Alto cargo en el anterior Gobierno de coalición de David Cameron, primero en el Foreign Office y después de Interior, Brown se apeó del barco del partido centrista poco antes de que este naufragara aparatosamente en las elecciones de mayo del año pasado, reteniendo solo ocho de los 57 escaños que tenía, y se puso a las órdenes de la corporación local de la City londinense. Un milla cuadrada con menos de 10.000 habitantes pero más de 400.000 puestos de cuadrado. Un lugar donde se compran y se venden productos financieros cada día por valor de dos billones de dólares, la tercera parte del total de dinero que se mueve en el planeta. Una rareza histórica, una especia de Vaticano de las finanzas en el corazón de Londres, que goza de una cierta autonomía administrativa que gestionan las propias empresas.
Jeremy Browne tiene ante sí la labor de estrechar los lazos entre la sociedad europea y su principal centro financiero. Para ello, se encuentra embarcado en una gira en la que pretende viajar a las otras 27 capitales europeas –la semana pasada estuvo en España- para transmitir un mensaje: “La City de Londres no debe ser vista como parte del problema, sino de la solución”.
“La City ha crecido más allá de los límites de este país”, explica Browne en una sala de reuniones del Guildhall, el centro administrativo de la corporación. “Es probablemente el primer centro financiero del mundo, y desde luego el mayor de la Unión Europea. Como tal, debe mantener un diálogo con la sociedad europea. El centro financiero de Europa no debe verse como algo remoto y desconectado, sino vinculado a la conversación política. Tiene mucho que aportar en temas como la inversión en infraestructuras, o el desempleo, o el envejecimiento de la población, terrenos en que podemos apoyar los objetivos de la Comisión”.
No ignora Browne que la reputación del sector financiero en general, y de la City en particular, no atraviesa su mejor momento. “La industria financiera debe afrontar esas críticas porque existen y son muy reales”, admite. “Si la idea que cuaja es la de que los centros financieros no hacen más que apostar irresponsablemente con el dinero, la desconexión aumenta. Hay que explicar por qué somos importantes para la gente: para que tenga mejores hipotecas, planes de pensiones, para que las empresas se expandan y generan riqueza y empleo”.
Browne quiere dar la vuelta al discurso y trasladar la idea de la importancia de la City en la idea de Europa y en su peso en el mundo. “La City es un activo europeo importante, igual que la industria manufacturera alemana”, defiende. “Europa tiene el 7% de la población mundial y el 20% de la economía, dos cifras que están menguando. ¿Por qué sigue viendo la gente a Europa como líder? Por muchos factores: su patrimonio cultural, la industria alemana y, también, por el centro financiero de Londres. Nuestra labor es hacerlo valer”.
“La City encarna la idea de Europa”, prosigue. “Es la milla cuadrada más integrada de Europa, junto con el centro de Bruselas, supongo. Va más allá de las nacionalidades. Se basa en el talento, no en el origen de la gente. En pocos sitios una empresa extranjera está tan bien tratada. Nueva York es un centro financiero muy importante, pero es americano. La City es global”.
La ronda de Browne por las capitales europeas se produce cuando Reino Unido se dispone a celebrar, probablemente este mismo año, un referéndum para decidir si abandona la UE. Un escenario que Browne ve “realista, aunque poco probable”.
La City de Londres no ha establecido si apoyará o no activamente la campaña por la permanencia. Pero no es un secreto que el sentir general en el centro financiero es que seguir en la UE sería mejor para la City y para la economía británica. “Aquí trabajan muchas personas y hay opiniones muy diversas”, advierte Browne. “Pero no hay duda de que la balanza se inclina a favor de la permanencia. Las grandes empresas de la City ven la integración como una oportunidad y no una amenaza. La City seguiría siendo un centro financiero global si Reino Unido sale de las UE, pero se vería disminuida. Algunas de las razones que la hacen exitosa seguirían ahí: el idioma inglés, la franja horaria, la regulación, la estabilidad política desde hace cientos de años. Pero la City moderna es un centro internacional y salir del mercado común traería problemas a las empresas. La City encarna la mentalidad internacional de Reino Unido y eso es más difícil si el país anfitrión se va de las instituciones globales. Reino Unido es el 1% de la población mundial, pero somos mucho más influyentes de lo que corresponde a nuestro peso demográfico: tenemos Oxford y Cambridge, The Economist, un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU y, también, la City. Reino Unido es más exitoso cuando mira afuera”.
Browne señala que, en plena negociación de Cameron con sus socios europeos, aún no es momento para pronunciarse públicamnete. “Todavía no se sabe qué significaría quedarse en la UE y que qué significa irse”, explica.
La renegociación de los términos de la relación e Reino Unido con la UE, que Cameron ha prometido ofrecer a los británicos antes de celebrar la consulta, gira en torno a cuatro exigencias del primer ministro. Una de ellas, la de limitar el exceso de regulación europea, se ha interpretado como un intento de salvaguardar a la City de las injerencias de Bruselas. “La City no pide un trato especial”, aclara Browne. “Comprende la necesidad de una regulación europea amplia. Lo que se quiere es que no haya un exceso de regulación que dañe la productividad”.
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