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Además de trabajar, ayudar

Cada vez más empresas incluyen programas de voluntariado corporativo en sus planes de responsabilidad social

Javier A. Fernández
Dos voluntarias conversan con una anciana
Dos voluntarias conversan con una ancianaJavier Valeiro

Es sábado, pero Ricardo García no cambia la hora a la que suena su despertador: se levanta a las siete de la mañana. Hoy, en lugar del traje, elige ropa informal y cambia el teclado y la pantalla por una pala y unas macetas. Acude al vivero de la Fundación Apascovi, una asociación dedicada a la integración de niños y jóvenes con discapacidad intelectual. Lleva cuatro años colaborando en esta actividad de voluntariado. La empresa en la que trabaja, Mutua Madrileña, le apoya en este tipo de acciones. También hay grandes compañías como Telefónica, Santander o Endesa que, como la mutua aseguradora, prestan atención a estos programas de labor social, que buscan, asimismo, mejorar el clima laboral de la firma.

España uno de los países de Europa que más fomenta actividades de este corte, según el último informe del Observatorio del Voluntariado Corporativo (OVC). Casi siete de cada 10 compañías de más de 500 empleados contaba con estos programas en 2013, un 12% más que el año anterior. Este crecimiento ha tenido reflejo en la normativa y en la educación. “Hace unas semanas se publicó la nueva ley sobre voluntariado en España que actualiza la de 1996”, explica Juan Antonio Poyatos, uno de los expertos que colabora con el Observatorio. Esta actualización de la ley regula el voluntariado empresarial por primera vez. La Universidad de Alcalá, además, ofrece un título propio de 25 horas sobre el tema que no existe en otros países de Europa.

El voluntariado empresarial entró en España a través de varias multinacionales estadounidenses. “En los países anglosajones lo practican desde los 80, sin embargo aquí no se han empezado a realizar hasta principios de este siglo”, apunta el experto. Durante la última crisis, cuando la financiación cayó en picado, las ONG vieron en él una oportunidad de mantener el nivel de sus actividades a través de los voluntarios. “La necesidad fue lo que les llevó a confiar en este tipo de ayuda”, admite Poyatos.

Las grandes compañías han detectado que los programas de voluntariado pueden ayudar en la motivación de sus plantillas: “Estrecha lazos con la organización y mejora competencias de los asalariados. Aumenta la capacidad de innovación, de adaptación al cambio y la comunicación interpersonal”, añade el experto del OVC.

“Además de ayudar a quien lo necesita, permite a conocer a compañeros con los que no tratas en tu día a día”, explica Concepción Navarro, responsable de Responsabilidad Social Corporativa de Mutua Madrileña. Un estudio de la red de voluntariado corporativo Voluntare, que analizó la evolución de 608 empleados de 11 empresas entre 2011 y 2012, determinó que los empleados que desarrollaban algún tipo de voluntariado llegaban al entorno laboral con mayor motivación y aumentaban sus capacidades de comunicación y trabajo en equipo, en relación con los que no realizaban ninguna.

Los proyectos de apoyo a grupos sociales desfavorecidos, a actividades ecológicas, como la repoblación de flora autóctona, y a los de cooperación en países en desarrollo son los más habituales. Más de un centenar de los 2.400 empleados del Canal de Isabel II participan en proyectos de abastecimiento y saneamiento de agua en zonas deprimidas o que han sido víctimas de alguna catástrofe. Desde 2007, se han beneficiado 378.000 personas en todo el planeta de manera directa, a través de 53 programas en 28 países.

Casi el 17% de la plantilla de Mutua Madrileña participa en iniciativas de voluntariado, cifra superior al 10% de media en España. Cada año llevan a cabo más de 30 iniciativas de ayuda a distintos colectivos a través de 20 ONG. Muchas de ellas han sido propuestas por los empleados. “Es importante que se sientan partícipes, que puedan opinar y decidir”, apuntan desde el Observatorio.

Laura del Bino, del departamento financiero de Mutua Madrileña, aprovecha su vínculo familiar con la Fundación A Caballo para proponer a su empresa la organización de planes ecuestres dirigidos a personas con discapacidad. “Estas actividades refuerzan la autoestima de estas personas. Muchas no pueden permitirse salir al campo y montar a caballo”, admite del Bino. “Lo más importante en esto es la continuidad”, opina Concepción Navarro, y la mejor manera es dar facilidades. La aseguradora ha creado un espacio en su Intranet donde la plantilla puede apuntarse a los programas y subir propuestas.

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