Un paso contra el absentismo laboral
Los expertos dicen que la racionalización de los horarios es clave para evitar las bajas
Expresiones como “me tomo la baja” tienen que desaparecer. Así de rotundo se expresa el director de Personas y Operaciones de la mutua de previsión social Asepeyo, Ricardo Alfaro, quien confirma un cambio de tendencia en la gestión del absentismo, un problema que, tras seis años de disminución continuada, se ha incrementado en un 39% en el último trimestre de 2014, lo que ha disparado las alarmas en empresarios y organizaciones.
Y no es para menos. La nada despreciable cifra de un millón de trabajadores son los que no acuden a su puesto de trabajo cada día. Así lo concluye un estudio de Asepeyo y la Asociación para la Racionalización de los Horarios en España, ARHOE, que cifran en 8.000 millones de euros el coste directo del absentismo tanto para las empresas como para la Seguridad Social, es decir, un 5% del PIB entre costes directos e indirectos.
Las cifras no dejan indiferente a grandes empresas como a pymes. El estudio de la empresa Kronos titulado El impacto económico total por las Ausencias de los Empleados en Europa 2014, eleva al 31,6% la pérdida de productividad asociada a una ausencia no planificada frente al 15,2% a una ausencia planificada. Datos que colocan a España como uno de los países con jornadas de trabajo más dilatadas, con más de 1.800 horas, según Eurostat, y donde la productividad por hora trabajada es la más baja, después de Portugal y Grecia.
“En España ha reinado un clima en ocasiones alegre a la hora de que un trabajador se tome una baja. Son comportamientos de minorías que de ninguna manera pueden generar costumbres dentro de una empresa”, apunta José Luis Casero, presidente de ARHOE, quien aboga por cambiar la definición de absentismo de “abstención deliberada de acudir al trabajo” por un concepto más abierto: “cualquier ausencia al trabajo cuando estaba prevista la asistencia”.
Medidas que duermen en el Congreso
Para combatir el absentismo, las asociaciones Asepeyo y ARHOE proponen racionalizar los horarios en la jornada laboral. “Las horas pactadas en los convenios son suficientes si se trabaja por objetivos. Hay que reemplazar ya la cultura presencial, tan arraigada en España”, dice Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles.
Sin embargo, existe toda una polémica en torno al Informe sobre racionalización del horario, en el que ha participado la ARHOE, y que se ha debatido en la Subcomisión creada en la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados.
Las conclusiones del informe, con las que están de acuerdo la totalidad de las fuerzas políticas, esperan desde hace meses ser debatidas en el Pleno de la Cámara Baja. Marta González, portavoz adjunta del PP en el Congreso, aclara que “se acaba de aprobar esta semana una reducción de media hora en la franja de máxima audiencia de TVE 1. Estamos en conversaciones con otras televisiones para que sigan su ejemplo”. El horario ha pasado de las 22.30 a las 22.00 horas. Sigue siendo muy tarde.
“Además de poder conciliar la vida laboral con la personal y familiar”, dice Fernando Chacón, decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, “racionalizar los horarios permite aumentar productividad, apoyar el rendimiento escolar, favorecer la igualdad, disminuir la siniestralidad, mejorar nuestra calidad de vida, mantener hábitos saludables y dormir más tiempo”.
El responsable de Asepeyo insiste en la imperiosa necesidad de implantar esta nueva tendencia “que minimice el componente negativo de la voluntad deliberada del trabajador de no acudir a su puesto de trabajo, alejándose del enfoque centrado exclusivamente en la baja médica y, por lo tanto, en la función inspectora de su injustificación”.
El absentismo, así considerado y ligado a la racionalización de los horarios, busca empleados más involucrados y que gestionen mejor su tiempo laboral para dedicar más tiempo a su vida familiar. Daniel Espinosa, director de Estudios Jurídicos Hermosilla, cuenta que hay que “evitar, por ejemplo, la convocatoria de reuniones a última hora de la tarde”, y Javier Benavente, presidente de Alares, afirma que “la política de turnos reduce enormemente el absentismo. Cada trabajador elige el que más le conviene según sus circunstancias personales”.
“Desde Kronos, combatimos el absentismo con una aplicación que permite en tiempo real un acceso rápido a la información sobre los empleados, su asistencia y el control de los tiempos trabajados. Nos facilita visibilidad sobre quién está o no en su puesto de trabajo para reaccionar rápido y encontrar al empleado óptimo que pueda sustituirle”, dice Alfonso García, responsable de Kronos España.
“En pymes como la nuestra, nos hemos aliado a la concienciación y bonificación para que los 16 empleados entiendan lo que significa para el resto que no se venga a trabajar de forma injustificada”, afirma José Manuel Iglesias, director general de All Swiss. “Si han cumplido con el 95% del horario les bonificamos con más tiempo libre”. Y es que según el estudio de Kronos, el 36% de los empleados europeos ha manifestado que las ausencias de sus compañeros aumentan el nivel de estrés y un 51% considera que impactan en la moral.
“En el caso de los pequeños emprendedores”, confiesa José Luis Casero, “es cierto que la vida empresarial puede impregnar la personal, pero no nos debemos ni obsesionar ni pasar determinados límites”. Una tarea nada fácil si se tiene en cuenta la composición empresarial española, según el Ministerio de Industria, se eleva a 3.195.210 empresas, de las cuales el 99,8% son pymes: De éstas, casi 1,3 millones son empresas de entre uno y nueve empleados.
“La tendencia es ir hacia la jornada europea”, continúa Casero, “que deja la tarde libre a las familias. Hay que limitar los almuerzos de trabajo o reducir el almuerzo a 45 minutos para salir antes. Otra prioridad es limitar también la hora de máxima audiencia de la televisión. España es el país que menos duerme de Europa, lo que nos hace menos productivos y menos sanos”.
El absentismo es un fenómeno anticíclico con respecto a la economía. Cuando la economía no va bien, el absentismo baja “porque la gente tiene miedo a faltar”, apunta Alfaro, y cuando la economía mejora, el absentismo sube. Para Asepeyo las principales causas de absentismo son las enfermedades comunes —lumbalgias o gripes—, seguidas de las patologías psiquiátricas (estas últimas son las que más duran de media, con 90 días), los accidentes no laborales y los laborales. Otros estudios apuntan a la bebida, drogas, vida nocturna, falta de motivación y más del 50% a problemas familiares.
Para atajar el absentismo, que se traduce en 221 millones de días perdidos al año, Asepeyo pide a la alta dirección de las empresas y los representantes de los trabajadores que se impliquen y colaboren con los mandos intermedios “para implementar medidas eficaces, ya que son lo que en mejor posición están para ello”, concluye Alfaro.
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