Irving Kahn, la experiencia de la longevidad
Analista neoyorquino, fue el gestor de fondos más veterano de Wall Street
Irving Kahn vivió las grandes crisis financieras en la historia de Wall Street, incluido el colapso bursátil que llevó a la Gran Depresión. Eso le convirtió en el gestor de fondos más veterano del parqué neoyorquino. El analista financiero, uno de esos raros personajes que dan un toque humano al voraz mundo de las finanzas, falleció el pasado 24 de febrero a los 109 años.
Su virtud estaba en la paciencia, la misma filosofía que desde hace medio siglo siguió Warren Buffett y que le convirtió en la tercera fortuna del mundo. Irving Kahn, sin embargo, era mucho más modesto. Su fondo manejaba activos por valor de 1.000 millones de dólares. Aunque la experiencia que acumuló durante ocho décadas le permitió capear la última gran recesión.
Su 100º cumpleaños lo celebró dando el campanazo que marca a diario el inicio de la negociación bursátil de la Bolsa de Nueva York. Estuvo en activo hasta hace unos meses. La impresionante longevidad del gestor le aportó muchas enseñanzas, y le mostró que los momentos de crisis presentan también muchas oportunidades.
Cuando Kahn empezó a trabajar en 1928 en la firma de corretaje Kuhn, Loeb & Co todo era muy diferente en Wall Street. El casino bursátil era un club reservado para las grandes fortunas. En cierta medida lo sigue siendo, aunque ahora el inversor corriente puede acceder más abiertamente gracias a la multitud de productos financieros y plataformas que se ofrecen.
Kahn decidió ir por libre en 1978, creando una pequeña firma financiera con su hijo Thomas. Como Buffett, nunca se dejó llevar por los movimientos impulsivos de los mercados. Era un inversor de largo recorrido, que se centró en los valores que fue acumulando en su cartera tras estudiar sus negocios. Los dos veteranos, de hecho, comparten el mismo ídolo: Benjamin Graham.
Trabajó con el profesor de la escuela de negocios de Columbia en la elaboración de una de sus publicaciones. Su especialidad, como explicó en ese texto que publicaron en 1934, era buscar buenos activos con el valor depreciado y utilizar ese momento de debilidad para entrar o reforzar posiciones. La dificultad en este momento, señaló, es que circula demasiada información.
Aunque vivió de lleno la transformación tecnológica del parqué, no la consideró siempre útil para el inversor. Casi nunca usaba el teléfono móvil, y el terminal de Bloomberg que tenía sobre la mesa en su oficina para poder seguir la marca de los mercados era más un elemento decorativo que una herramienta. Prefería leer tres periódicos al día, y así preservar su agilidad mental.
Irving Kahn también fue objeto de un estudio en la escuela de medicina Albert Einstein en la Universidad de Yeshiva. El financiero superó los 95 años sin sufrir problemas cardiovasculares, ni demencia, ni diabetes, ni rastro de cáncer. Su hermana Helen falleció a punto de cumplir los 110 años. Otra hermana, Leonore, a los 101, tras sufrir una caída, y su hermano Peter, a los 103.
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