Empresas españolas intentan recuperar terreno en la Feria del Petróleo de Irán
Dieciséis empresas españolas agrupadas bajo el paraguas de Sercobe (Asociación Nacional de Fabricantes de Bienes de Equipo) han acudido este año a la XIX Exposición Internacional de Petróleo, Gas, Refinados y Petroquímicos de Irán, que se inauguró hoy en Teherán.
Tras dos años sin acudir a la feria y bajo el eslogan "España, tecnología para la vida", Sercobe regresa a Teherán ante las buenas perspectivas de que el avance de las negociaciones nucleares derive en un acuerdo entre Irán y la comunidad internacional que permita el levantamiento de las sanciones y facilite el comercio.
Empresas como la vasca Babcock, la valenciana Ros Casares, la asturiana Idesa o la catalana Schartz-Hautmont, entre otras, tratarán en los próximos días de recuperar el terreno perdido en la República Islámica debido a las sanciones y preparar el terreno ante su posible levantamiento gradual.
El interés extranjero en la posible apertura del mercado iraní es patente por la cantidad de empresas que participan este año en la feria: más de 1.200 de las que 600 son extranjeras, frente a las 195 del exterior que acudieron el pasado año.
En esta edición están presentes compañías de 32 países, más del doble que en 2013, y la exposición ocupa 90.000 metros cuadrados, 20.000 más que entonces.
"Ahora mismo la situación es incierta, pero hay que estar aquí. Los italianos y los alemanes han seguido viniendo y vendiendo y nos han comido terreno", señaló a Efe Josep María Sans, director de proyectos de la metálica Schwartz-Hautmont.
En el sector de bienes industriales, recordó, alrededor del 70 por ciento de la producción española se exporta, por lo que el levantamiento de los distintos bloqueos a Irán sería una excelente noticia.
En su opinión, a pesar de que Teherán quiera primar a las firmas locales "tecnológicamente hay un salto muy grande, no están preparados para suministrar todo lo que necesitan. Aunque Corea o la India les puedan ayudar, necesitan también a las empresas españolas".
Marcel Riudavets, director de Exportación de Sercobe y a cargo de la participación española, dijo a Efe que es "optimista de que Irán quiera arreglar la situación" y precisó que este asunto "es en gran medida una cuestión de tono" y el tono de Teherán ya está cambiando.
"Vamos a tratar de seguir promoviendo las relaciones industriales hispano-iraníes", señaló, porque en Irán "hay oportunidades de negocio para empresas españolas en los sectores de transporte, energía, renovables, minería, siderurgia o automoción".
Indicó que una de las sanciones que más ha dañado al sector es la prohibición de recibir pagos.
También Txanton Vallejo Ilarduya, director de ventas de Babcock Valves, que suministra válvulas a Irán desde hace dos décadas, resaltó esa dificultad y destacó cómo la expulsión del código internacional bancario Swift y la prohibición de recibir dinero del país ha dificultado su negocio.
"El problema es que no te pueden pagar", lamentó, al tiempo que aseguró que los iraníes son "muy buenos pagadores y comerciantes y muy amigos de sus amigos", con una cultura muy similar a la española en la que la confianza desempeña un gran papel.
Parte de los productos de Babcock, como válvulas de fuelle o materiales con más de un 20 % de componente de cromo y un 25 % de níquel, están sancionados para su venta en Irán, pero siguen suministrando otros productos no prohibidos.
El año pasado vendieron entre 4 y 5 millones de euros a Irán, frente a los cerca de 9 de 2009, antes de que se endurecieran las sanciones.
"Esperamos que para finales de este año al menos se hayan retirado las sanciones financieras, hayan vuelto al Swift y se permita la apertura de cartas de crédito y avales, para permitir que lo que se venda se pueda pagar", señaló su compañero, el director de área de Babcock, Andoni Gómez.
El ministro iraní de Petróleo, Bizhan Namdar-Zanganeh, inauguró hoy la exposición con un discurso en el que, entre otros puntos, prometió reducir la corrupción en los concursos, crear una entidad de arbitraje independiente, dar estabilidad a los contratos y aumentar la producción de crudo en un millón de barriles anuales en los próximos cuatro años.
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