El dueño de Pocoyó se encomienda "a la ayuda de Dios" para salvar la empresa
José María Castillejo ataca al segundo accionista de Zinkia y le acusa de "desestabilizar" el grupo. El presidente descarta una ampliación de capital y abre la puerta al concurso de acreedores.
El culebrón en torno a Zinkia, la productora de Pocoyó, se calienta todavía más. Unas semanas después de reconocer al mercado un desfase superior al 90% en las previsiones de Ebitda (beneficio bruto de explotación) para este año, el presidente y máximo accionista de la compañía, José María Castillejo, ha mandado un hecho relevante a la CNMV para defender su gestión y atacar a otro de los principales accionistas, el empresario mexicano Miguel Valladares. El documento remitido al supervisor concluye con la siguiente frase: "Confiamos en la Justicia, en las Instituciones, en los organismos reguladores y sobre todo confiamos en poder seguir desarrollado nuestro negocio, con la ayuda de Dios y de todos y de cada uno de los profesionales que integran Zinkia".
La productora está en preconcurso de acreedores y el próximo 28 de febrero termina el plazo para presentar un plan de refinanciación o, de lo contrario, acogerse definitivamente a la suspensión de pagos. Castillejo explica al supervisor que el negocio y el futuro de Zinkia son "perfectamente viables" incluso sin "ampliaciones de capital". "Es cierto que la empresa tiene problemas temporales de tesorería, pero esta situación quedará resuelta en el momento que se obtenga o bien una refinanciación por parte de los acreedores -a lo que una buena parte ya ha respondido afirmativamente- o bien se consiga una nueva financiación, en lo cual también se está trabajando", asegura Castillejo. El presidente del grupo argumenta que si se acogiesen finalmente al concurso de acreedores se trata de un mecanismo que la ley ofrece a las empresas, "y no un camino hacia el cierre".
Además, Castillejo también tiene palabras muy duras para Miguel Valladares, quien recientemente dijo que los problemas de Zinkia se deben a una gestión deficiente. "Parece evidente que son más bien intereses personales lo que le lleva a intentar por todos los medios desestabilizar el futuro de Zinkia y que muy probablemente esos intereses no sean los del resto de accionistas"
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