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EFESTILO MODA

La moda española no teme a la competencia global

De izquierda a derecha: Úrsula Mascaró, directora creativa del Grupo Mascaró; Pepa Bueno, directora ejecutiva de ACME (Asociación Creadores Moda de España), e Ignacio Sierra, director general corporativo del Grupo Cortefiel, durante el desayuno "60 minutos de moda con Efestilo". La etiqueta "Made in Spain" es una enseña vinculada al buen hacer artesanal, que aprovechan las firmas internacionales de moda que prefieren producir en España y que ayuda a la exportación de las autóctonas, por eso la industria de la moda nacional no teme a la competencia global.
De izquierda a derecha: Úrsula Mascaró, directora creativa del Grupo Mascaró; Pepa Bueno, directora ejecutiva de ACME (Asociación Creadores Moda de España), e Ignacio Sierra, director general corporativo del Grupo Cortefiel, durante el desayuno "60 minutos de moda con Efestilo". La etiqueta "Made in Spain" es una enseña vinculada al buen hacer artesanal, que aprovechan las firmas internacionales de moda que prefieren producir en España y que ayuda a la exportación de las autóctonas, por eso la industria de la moda nacional no teme a la competencia global.EFE

La moda española es un referente mundial, un sector vinculado al buen hacer artesanal de firmas como Mascaró y al desarrollo industrial de grupos como Cortefiel, que han contribuido a convertir a España en "destino buscado" por firmas extranjeras, que eligen estas fábricas para dar vida a sus diseños.

"Hay que saber aplicar lo mejor de lo que hacemos, no hay que tener miedo a la competencia global", ha señalado el director general corporativo del Grupo Cortefiel, Ignacio Sierra, en el noveno desayuno 60 minutos de moda con EFE Estilo, celebrado en la sede de la Asociación Creadores de Moda de España (ACME).

También lo cree así Úrsula Mascaró, tercera generación familiar que toma las riendas como directora creativa del Grupo Mascaró, uno de los principales de calzado de España, que ha sabido hacer la transición de empresa familiar a multinacional, conjugando la calidad artesanal con la innovación estética.

"Hace 20 años le dije a mi padre que tenía que poner su nombre en los zapatos", señala la diseñadora menorquina, que comenzó en el negocio familiar con 16 años y, tras estudiar en el extranjero, fue consciente de la necesidad de crear una "imagen de marca".

Fue entonces cuando ella y su hermana Lina decidieron comenzar a viajar a Asia para ampliar su mercado, una aventura que hoy en día se ha consolidado y que actualmente supone el 70 % de su negocio.

Este año el grupo, que produce anualmente 600.000 pares de zapatos, un 70 % de los cuales se dedican a exportación, acaba de abrir tiendas en Hong Kong y Tokio y tiene previsto inaugurar en 2014 otra en Bangkok.

"Cuando tienes marca, tienes más capacidad para crecer", ha apuntado Sierra, número dos de un grupo que nació hace 130 años también como empresa familiar y que ha ido incorporando firmas como Pedro del Hierro Madrid, la cual actualmente desfila en la pasarela de Nueva York, con Carmen March como diseñadora creativa.

Ambas empresas han experimentado una evolución de empresa familiar a firma internacional multiformato con varios nombres comerciales. Del Grupo Cortefiel, presente en más de 35 países y tercera mayor empresa española del sector por volumen de negocio, forman parte Women's Secret, Springfield, Pedro del Hierro Madrid y Antonio Miró Studio.

Cada mercado tiene sus peculiaridades y por lo tanto su estrategia, relata el directivo. En el caso de Estados Unidos cuentan con un socio con experiencia en el terreno; en Asía han elegido una alianza con otra empresa de distribución, y en Rusia comenzaron con un socio, pero ahora operan en solitario.

Por su parte, el conglomerado menorquín, que inició hace un año una nueva etapa con el nombramiento del primer director general ajeno a la familia, Julio de Olives, contiene las firmas Jaime Mascaró, Úrsula Mascaró y Pretty Ballerinas, con un total de 90 puntos de venta por todo el mundo.

"Diseño para un tipo de mujer, no para un mercado o una zona geográfica", explica Úrsula Mascaró, por cuyas manos pasan un total de 900 referencias al año desde el corazón industrial de la firma, ubicado en Menorca.

La estrategia de Cortefiel es otra: "Hay que focalizar el corazón de la marca en el cliente. Si un diseño funciona, lo adaptamos en pistacho para Marbella y Costa Rica, o en marrón para Bilbao y Düsseldorf", ha detallado.

"Hay que estar atento a lo que sucede sin perder tu personalidad", añade Sierra, cuya firma, situada en la alta gama, Pedro del Hierro Madrid, tiene por objetivo "volver a apreciar los materiales".

La estrategia de Mascaró es distinta. "Miramos antes de diseñar qué es lo que más se ha vendido, pero siempre tratamos de dar algo nuevo", señala la diseñadora de una firma que este año va a implementar la oferta en sus tiendas con productos afines a su público, como son fundas de iPad, brillos de labios o jabones artesanales.

También se apoyan mucho en las "celebrities", algo que les ha ayudado mucho en su proceso de internacionalización. Una de las primeras en lucir sus zapatos fue Claudia Schiffer, que, embarazada y vestida de gala, apareció en una alfombra roja con unas Pretty Ballerinas.

"Al público le llega muy rápido lo de las 'celebrities', pero, si el producto no es bueno, no aguantas dos temporadas", advierte.

El sector del calzado español vive "un nuevo 'boom'", se erige en símbolo de calidad y mantiene un precio competitivo por su calidad artesanal.

Así lo demuestra que las más relevantes firmas internacionales del sector, Jimmy Choo, Stuart Weitzman y Laboutin, por poner sólo tres ejemplos, hayan trasladado parte de su producción a fábricas españolas. Inmaculada Tapia y Celia Sierra.

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