Venezuela ajusta su sistema de cambios sin despejar las dudas sobre el impacto real
La reforma cambiaria anunciada esta semana en Venezuela por el Gobierno de Nicolás Maduro avanza en la alineación del valor del bolívar con las variables económicas del país, pero deja dudas sobre el impacto real que tendrá en una economía en el que el valor oficial y el ilegal del dólar es enorme.
El Gobierno anunció esta semana el encarecimiento del precio del dólar para quienes viajen al extranjero y para las importaciones no esenciales, para mejorar, supuestamente, el uso de las divisas en el marco del control cambiario vigente desde el 2003.
Ante la necesidad de regular un sistema de control de cambios que según el Ejecutivo ha sido "perforado" y de reactivar la economía, el Gobierno dispuso que los sectores no prioritarios pasarán a regirse por la tasa del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad) y no por la oficial de 6,3 bolívares por dólar.
El Gobierno negó que la medida supusiera una nueva devaluación del bolívar, tras la decretada en febrero del año pasado, e intentó dejar claro que la tasa preferencial de 6,3 bolívares por dólar se mantendrá para el 80 % de los insumos que requiere el país.
Los economistas reaccionaron escépticos en la creencia de que esas medidas no corregirán los desequilibrios de la economía.
"Parte de lo que el Gobierno está buscando ahora es ajustar el tipo de cambio a algo más acorde con la economía venezolana", dijo a Efe el economista Henkel García, de la consultora Econométrica.
El tipo de cambio del Sicad, que varía en base a un sistema de subastas, ronda actualmente los 11,3 bolívares por dólar.
Sin embargo, para García, el tipo de cambio de 11,3 bolívares está atrasado tras un 2013 que cerró con una inflación del 56,2% y una cotización en el ilegal mercado paralelo que supera en unas diez veces el precio oficial del bolívar.
"Si 6,3 era un tipo de cambio sobrevaluado, 11,3 bolívares sigue siendo un tipo de cambio sobrevaluado. Eso pasa por ajustar el tipo de cambio aún más, tanto el 6,3 como el 11,3 tendrían que ser elevados en los próximos meses", sostuvo.
El Gobierno argumentó que hay que optimizar la administración de las divisas, en un país en el que el Estado regula la compra y venta de dólares y monopoliza su distribución bajo el sistema de control de cambios vigente desde hace más de 10 años.
Al anunciar las medidas, el vicepresidente económico, Rafael Ramírez, dijo que la entrega oficial de divisas estaba "fuera de control" y que ya no era posible seguir dando dólares preferenciales a los venezolanos que quisieran viajar al exterior.
Ramírez dijo que bajo el renglón "otros conceptos", que incluye los dólares para viajeros y el envío de remesas familiares, el Estado había entregado 8.600 millones de dólares el año pasado y que la meta para este ejercicio era reducir esta cifra a 5.000 millones.
Para el economista Alexander Guerrero, profesor en la Universidad Metropolitana de Caracas, detrás de estas medidas subyace "un agotamiento de las reservas" del Banco Central.
"El agotamiento de las reservas ha tenido un impacto en el mercado de divisas tremendo, y ahora se ha devaluado por segunda vez en los últimos 12 meses", dijo Guerrero a Efe.
"Todas las medidas son un parche, el tema de fondo es que el dólar sigue barato y eso alimenta un modelo adicto a las importaciones y las reservas sufren como consecuencia", agregó.
Las reservas internacionales sumaban 20.460 millones de dólares al 20 de enero pasado, por debajo de los 28.423 millones que totalizaban para la misma época del 2013, un ritmo de descenso que Guerrero considera preocupante.
Uno de los puntos de la reforma apunta a permitir que el sector privado oferte sus dólares en el mercado cambiario, sumándose al Estado, que hasta ahora monopoliza la oferta de divisas en el país.
Esta medida requiere la reforma de la Ley de Ilícitos Cambiarios, que regula los delitos asociados al manejo ilegal de divisas, pero el Gobierno ha evitado dar detalles sobre su implementación.
Algunos economistas creen que ofertar dólares a una tasa como la del Sicad puede convertirse en una ventanilla para que las empresas canalicen sus dólares en el mercado legal, aunque hay todavía una gran diferencia con el mercado negro.
A la espera de nuevas definiciones, algunos sectores comerciales, como las aerolíneas internacionales con operaciones en Venezuela, mantienen fuertemente reducidas sus operaciones ante la falta de claridad sobre el impacto final que tendrá en los precios la reforma cambiaria.
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