Madrid tras la burbuja ¿Crecer para quién?
La revisión de la ordenación urbanística no da respuesta ni a los retos demográficos ni al alquiler
Madrid vuelve a perder población. 2013 es ya el cuarto año consecutivo de perdidas en un contexto regional y nacional demográficamente recesivo, que no revertirá sin crecimiento económico, en riesgo de estancamiento secular. La salida de nacionales vuelve a ser significativa, y en torno a 2020 las defunciones superarán a los nacimientos y la generación más numerosa alcanzará la edad de jubilación.
Los sistemas urbanos, para no perder pujanza, o no entrar en decadencia, necesitan mantener o incrementar su población. Madrid necesita de migración no nacional para crecer, detener la caída de la natalidad y atenuar el invierno demográfico. Pero la incorporación de migración no nacional al sistema urbano, en las cantidades y e intensidad requeridas para el crecimiento, desatan tensión social -como la experimentada en la recuperación de población de la pasada burbuja- que demanda políticas específicas de integración, entre las que no pueden faltar las territoriales.
El migrante no nacional es demandante preferente de alquiler e impulsor de movilidad inmobiliaria y mudanza de vivienda de los ya propietarios. Las capacidades de acogida y asimilación, que el sistema urbano ofrezca, atenuadoras de tensiones sociales, mantienen directa relación con las condiciones de acceso a la vivienda de los migrantes. La capacidad de acogida incide al tiempo en la radicación de actividades productivas. Este es el escenario para el que ha de planificarse.
Con el anuncio administrativo en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, del pasado 22 de noviembre, y la inserción web del documento técnico de más de 3.000 páginas, el gobierno municipal dio por abierta la exposición al ciudadano del Avance del proyecto del nuevo Plan Urbanístico General, hasta el próximo 31 de enero.
Apenas una generación atrás, poco más de treinta años, el alcalde Tierno inauguraba, -con banda sonora de Sabina "Pongamos que hablo de Madrid", en marzo del mundialista 82 y estrenando las rehabilitadas naves del Conde Duque- la Exposición del Avance del Plan de 1985, por tres meses, que se extenderían otros tres, con cuñas televisivas e inserciones en prensa. Tal Avance revisaba, con entusiastas impulsos democráticos, para "Recuperar Madrid", el metropolitano de 1963, y las antijurídicas realizaciones contraplan, en el proceso más intenso de difusión, participación y acercamiento a toda la ciudadanía, experimentado para un plan municipal, que crearía escuela.
Los compromisos y hallazgos metodológicos del Plan del 85, identificando tanto a expulsados como a causantes del crecimiento, haciendo a estas poblaciones las destinatarias de la actividad y ejercicio de las potestades urbanísticas, sigue siendo un referente.
Las transformaciones urbanas que se conciban para los próximos quinquenios, aún en pérdidas de población y de esperada recuperación migratoria, habrían de orientarse a este, aún inexperimentado, episodio de demografía urbana. Sin embargo, estos escenarios demográficos no merecen ninguna consideración específica en las proposiciones del Avance.
El alquiler -tan enfáticamente destacado como prioridad en planes estratégicos, programas electorales y de gobierno, municipales, diagnósticos, criterios, objetivos y preavance de la Revisión, y en la legislación y Planes Estatales- desaparece casi innombrado en el Avance.
Los ciudadanos madrileños a los que, biográficamente, corresponda afrontar su emancipación o la formación de hogar, en el tiempo de ejecución, 2015-2031, del plan que se avanza, no encontraran respuestas en el documento que se tramita, sobre el modo en que las potestades urbanísticas que con esta ocasión se ejercen, "promueva las condiciones necesarias" para hacer efectivos derechos al disfrute de vivienda. Promoción que la Constitución y sus leyes mandatan a los poderes públicos, vinculando el ejercicio de las potestades que estas les confieren.
El hasta hora débil pulso municipal y la descendente trayectoria hasta aquí seguida en la formulación del plan, no muestran reacciones a tan estimulantes desafíos, ni permiten, quizás, ya esperar la intensa vitalidad requerida para encarar tan nuevos futuros, esperanzas que habrá que trasladar a la elaboración de renovadas propuestas de gobierno que a buen seguro serán emprendidas en este 2014.
Serafín Sardina Vázquez es arquitecto.
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