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CRISIS PORTUGAL

La presión de los mercados no baja y la deuda lusa sigue por encima del 6 por ciento

El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho. EFE/Archivo
El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho. EFE/ArchivoEFE

La presión que ejercen los inversores sobre la deuda soberana de Portugal no dio señales de alivio durante las últimas sesiones y sus obligaciones a diez años continúan penalizadas por una tasa superior al 6 %.

Según los datos recogidos hoy en el mercado secundario, -donde se compran y venden los títulos adquiridos en subasta pública-, la deuda lusa continúa por encima de esa barrera "psicológica", tal y como ha hecho durante toda la semana.

A pesar de que recibió el lunes el visto bueno de la troika en su décimo examen al cumplimiento del programa de ajustes acordado a cambio de su rescate financiero, Portugal no ha visto que esa evaluación positiva se reflejase en un alivio de los intereses.

Estas tasas, aunque muestran síntomas de estabilización -en contraste con la volatilidad registrada en el pasado-, siguen siendo superiores al 5,5 % que llegó a registrarse en mayo, su mejor dato desde octubre de 2010.

Analistas y expertos se mantienen atentos a la cotización de las obligaciones lusas en el mercado secundario, considerado una referencia para pronosticar qué rentabilidad le exigirían los inversores al país en caso de que hoy subastase deuda a largo plazo, es decir, con vencimiento superior a dos años.

La expectación en torno a estos intereses es cada vez mayor debido a que Portugal tiene previsto cerrar su programa de ayuda -y por tanto dejar de recibir fondos de la UE y el Fondo Monetario Internacional- en junio de 2014.

Para no necesitar de un segundo rescate, Lisboa necesita colocar sus títulos a largo plazo a cambio de intereses sostenibles -el ministro de Exteriores luso situó la cifra deseable en el 4,5 %-, lo que le permitiría recuperar su autonomía financiera.

Diferentes especialistas y agencias de calificación especulan todavía con la posibilidad de que el país necesite de un nuevo rescate, hipótesis que el Gobierno del primer ministro Pedro Passos Coelho descarta por completo.

Otra posibilidad que cada vez parece más probable es llegar a un acuerdo con la UE para disponer de algún tipo de mecanismo de apoyo -se habla de una línea de crédito preventiva- que facilite el regreso a los mercados de deuda a largo plazo.

Los analistas también están pendientes de las sentencias del Tribunal Constitucional, que debe pronunciarse próximamente sobre el recorte de las pensiones de los trabajadores públicos que propone el Gobierno luso.

En caso de fallar en contra de este ajuste, tal y como ya ha hecho con otras medidas de austeridad anteriores, el Ejecutivo debería idear otra manera de ahorrar cerca de 700 millones de euros para 2014 con el objetivo de cumplir las metas del déficit público acordadas con la UE y el FMI.

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