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EEUU LUZ

Las bombillas de 40 y 60 vatios ya serán ilegales en EE.UU. a fin de año

Desde principios de 2013 quedó prohibida la fabricación e importación de bombillas de 75 y 100 vatios, pero no la venta, que continuará hasta que se agoten las existencias. EFE/Archivo
Desde principios de 2013 quedó prohibida la fabricación e importación de bombillas de 75 y 100 vatios, pero no la venta, que continuará hasta que se agoten las existencias. EFE/ArchivoEFE

La fabricación o importación de bombillas de 40 y 60 vatios será ilegal en Estados Unidos a partir del 1 de enero, por lo que algunas tiendas recomiendan acapararlas en espera de que se agote el inventario, hacia mediados de 2014.

La veda de esas lamparillas incandescentes es resultado de una ley que promulgó en 2007 el entonces presidente George W. Bush, y que fijó normas mínimas de eficiencia para el uso de electricidad.

Como corresponde a los tiempos de creciente polarización política que vive Estados Unidos, el asunto se ha convertido en controversia y los sectores conservadores y el movimiento ciudadano Tea Party repudian las medidas, aunque las promulgó un presidente republicano.

Estos sectores se oponen a la intromisión del Gobierno en las decisiones particulares y argumentan que si las nuevas bombillas fuesen realmente tan eficientes o mejores que las anteriores, los consumidores las comprarían por decisión propia, sin necesidad de que el Gobierno se lo diga.

Con aquella ley del Gobierno de George W.Bush ya desde principios de 2013 quedó prohibida la fabricación e importación de bombillas de 75 y 100 vatios, pero no la venta, que continuará hasta que se agoten las existencias.

Las alternativas a todas esas bombillas que ya estarán vetadas incluyen las halógenas, los tubos fluorescentes compactos, las lamparillas incandescentes de alta eficiencia y las bombillas de diodo emisor de luz, conocidas por su sigla en inglés LED.

En su portal de internet, una cadena de ferreterías y materiales para la construcción y remodelación del hogar aconseja a los clientes que compren las viejas bombillas "mientras puedan conseguirlas".

Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA), la mayoría de las bombillas tradicionales son muy poco eficientes y convierten en luz apenas el 10 por ciento de la energía que consumen, en tanto que el resto se disipa en calor.

En una entrevista reciente con Yahoo!, el científico principal del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, Noah Horowitz, dijo que cuando "los cuatro mil millones de lámparas de rosca tengan una bombilla eficiente, los consumidores ahorrarán cada año 13.000 millones de dólares y la electricidad equivalente a treinta plantas de energía que queman carbón".

Las alternativas son más costosas aunque, según los promotores de estas medidas, el hecho de que sean más eficientes y duraderas amortiza su costo a largo plazo.

Por ejemplo, las bombillas incandescentes de alta eficiencia cuestan alrededor de 1,50 dólares cada una, comparados con unos 50 centavos por las más antiguas. Pero duran el doble y usan un 28 por ciento menos de energía.

Las bombillas de diodo emisor de luz cuestan unos 7,50 dólares, pero usan un 85 por ciento menos de energía que una tradicional. En el curso de un año, una bombilla LED consume unos 2 dólares en energía, comparado con 7 dólares de la incandescente.

Pero el cambio de las bombillas tradicionales a sus alternativas no incandescentes también tendrá otros efectos no meramente económicos, ya que las primeras emiten una luz "cálida", entre amarilla y anaranjada.

Desde que la humanidad se apropió del fuego, ha sido la luz de esa tonalidad la que ha batallado con la oscuridad, y la que ha habituado al ojo humano a apreciar los colores en su gama.

"El ojo humano simplemente no conecta con la luz de una LED, es una reacción visceral", señaló en Yahoo" el diseñador de iluminación Bentley Meeker.

"Hasta mediados de la década de 1850, la única luz a la que estuvieron expuestos los seres humanos fue la del Sol durante el día, y las llamas en la noche", agregó. "Las bombillas incandescentes tienen un color similar a las llamas".

Meeker opina que las lamparillas más eficientes son demasiado "duras" para lo que el ojo humano está acostumbrado.

Las bombillas no incandescentes, además, emiten una luz más "fría", un matiz que las cámaras fotográficas han "corregido" durante décadas con filtros que disminuyen los tonos azulados y enfatizan los amarillos.

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