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PERIODISMO JÓVENES

Olvidado, ninguneado y mal pagado, estigmas del joven periodista

Vista general de la redacción de televisión de la Agencia Efe en la sede central de Madrid. EFE/Archivo
Vista general de la redacción de televisión de la Agencia Efe en la sede central de Madrid. EFE/ArchivoEFE

El joven periodista con un contrato de trabajo digno y acorde con sus capacidades como licenciado universitario se puede considerar en peligro de extinción. Cada vez son más aquellos a los que se les alargan las becas, prácticas y otros vericuetos que les alejan del salario que les correspondería.

De beca en beca y tiro porque me toca. Este es el mejor panorama que se le presenta hoy a un estudiante de Periodismo al que esta semana seguramente se le heló la sangre al revelar el informe anual de la profesión de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) que la cifra de periodistas despedidos en los últimos cinco años se eleva hasta los 11.151 en España.

"La verdad es que ya sabía a lo que venía", reconoce a Efe Nacho Barranco, un estudiante de cuarto curso de Periodismo y Comunicación Audiovisual que ahonda en la misma línea que Pablo Molina, su compañero de clase en la Universidad Carlos III, al que se lo pintaron "tan mal" que la situación ya no le pilla de sorpresa.

Un poco más irónico, quizá porque le ha visto las orejas al lobo más de cerca, se muestra Pablo García, que hace unos meses terminó Periodismo en la madrileña Universidad Rey Juan Carlos: "En mi clase había compañeros brillantes que, si han tenido suerte, están trabajando en un Zara o de camareros con contratos temporales".

Nazaret Florián, que este año afronta el último curso de su grado en Periodismo en la Universidad Complutense, también tiene claro que las oportunidades escasean "a menos que tengas enchufe" y comenta desencantada que, cuando comenzó, pensaba que la vocación y el hacer bien las cosas podrían valerle un trabajo, aunque ahora se ha dado cuenta de que "esto no es así".

Los periodistas del futuro que, en virtud de lo que comenta Barranco, se sienten "olvidados, ninguneados y mal pagados", no piensan quedarse con los brazos cruzados ante la falta de empleo en España y prácticamente ninguno de los que han sido consultados por Efe ha descartado marcharse al extranjero.

"¿Al extranjero? Claro que sí, ¿por qué no?", así de entusiasta es al respecto Adriana Costoya, de 20 años y estudiante de Periodismo en Santiago de Compostela, convencida de que, pese a las dificultades, terminará ejerciendo como periodista.

Por el momento, esta gallega "aceptaría cualquier oferta de trabajo", todo lo contrario que Barranco, que considera que la precarización de muchas prácticas, en las que jóvenes aceptan trabajar gratis, es "tirar piedras sobre nuestro propio tejado".

La crisis económica ha derrotado a muchos medios que han echado el cierre o adelgazado sus plantillas, algo que los estudiantes han achacado a "la mala gestión y falta de previsión" de muchos gestores.

Uno de los últimos medios en cerrar ha sido la televisión pública valenciana, Canal Nou, hecho que afecta a Nicolás Barra, de 21 años y en cuarto curso de Periodismo en la Universidad Miguel Hernández de Elche, que considera "muy difícil" trabajar en su tierra puesto que, además de este cierre, otros medios "sólo contratan becarios con sueldos de 100 euros y con eso no da ni para la gasolina".

Fernando Rodríguez, un toledano que este curso termina Periodismo en la Carlos III, tiene pensado basar su estrategia para encontrar trabajo en "ir a dejar el currículum a todos los medios" para luego encomendarse a un golpe de suerte y poder cubrir una vacante, "aunque sólo sea para tres meses", admite algo resignado.

De momento parece que la suerte le ha sonreído en forma de una entrevista para ser becario, aunque es plenamente consciente de que las prácticas no serán eternas y no descarta el trabajar como "freelance" en un futuro como una opción para ganarse la vida.

Los jóvenes lo tienen claro: quieren trabajar como periodistas y aunque la coyuntura no sea la idónea van a pelear por conseguir su objetivo y llevarle la contraria a todos aquellos de su entorno que hubieran preferido que estudiaran Derecho o Medicina.

Por Enrique Delgado Sanz

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