EE.UU. entra en una semana clave para un pacto presupuestario que evite nuevas crisis
El Congreso de Estados Unidos tiene a partir de este lunes solo cinco días por delante para delinear un acuerdo presupuestario de largo plazo que permita evitar en 2014 un nuevo cierre de la Administración federal y otra batalla sobre la deuda.
El acuerdo en el Congreso que puso fin a la paralización parcial de la Administración federal por falta de fondos durante 16 días en octubre pasado estableció la creación de un comité bicameral y bipartidista que debe presentar un plan presupuestario consensuado antes del próximo viernes 13 de diciembre.
La presentación de un plan fiscal en esa fecha sin duda reduciría las posibilidades de que la Administración vuelva a cerrarse a partir del 15 de enero, cuando volverán a agotarse los fondos para financiarla, y de que en febrero haya de nuevo otra batalla por el aumento del techo de la deuda que amenace con la suspensión de pagos.
Las negociaciones para lograr ese plan presupuestario bipartidista están siendo encabezadas por el legislador republicano Paul Ryan, que fue candidato a la vicepresidencia el año pasado, y la senadora demócrata Patty Murray.
"Estamos haciendo progresos", explicó Ryan esta semana a los periodistas.
El plan que evalúan Ryan y Murray busca fundamentalmente aliviar los recortes de gastos en algunos programas del Gobierno, especialmente del sector de defensa, hasta 2015 y encontrar nuevas fuentes de ingresos que no impliquen un aumento de impuestos.
El Pentágono, por ejemplo, enfrentará recortes por 52.000 millones de dólares a partir de enero si no se logra un acuerdo.
El secretario de Defensa, Chuck Hagel, visitó este fin de semana a las tropas estadounidenses en Afganistán y escuchó de primera mano sus preocupaciones ante esos recortes.
En caso de que no se logre un acuerdo antes del 13 de diciembre, los republicanos de la Cámara de Representantes están preparados para votar esta semana un proyecto de ley para financiar al Gobierno federal con 967.000 millones de dólares más allá del 15 de enero, según fuentes legislativas.
Y es que lo que se busca evitar a toda costa es una nueva paralización de la Administración como la de octubre, que causó unas pérdidas de 1.500 millones de dólares diarios a la economía estadounidense, de acuerdo con un informe de la agencia Standard & Poor's.
Otro informe reciente de la consultora Macroeconomic Advisers estima que las "crisis" fiscales que han sido la norma en el país desde 2010, cuando los republicanos pasaron a ser mayoría en la Cámara de Representantes del Congreso, han restado un 1 % a la tasa de crecimiento en los últimos tres años.
Además, esa firma sostiene que la tasa de desempleo, actualmente en el 7 % y uno de los mayores lastres de la recuperación económica, estaría en torno al 6 % en ausencia de confrontación política.
Sobre el problema de la deuda, cuyo límite volverá a alcanzarse el próximo 17 de febrero, el secretario del Tesoro, Jack Lew, afirmó a finales de noviembre en un foro empresarial organizado por The Wall Street Journal que la "respuesta correcta" es extenderlo "con mucho tiempo de antelación y no tener ninguna sensación de crisis".
"No podemos volver a pasar por el tipo de proceso que generó tanta ansiedad en septiembre y octubre", advirtió Lew, quien pidió al Congreso actuar "cuanto antes".
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también criticó esta semana durante un discurso económico la inacción del Congreso y a los republicanos por incidir más en la necesidad de reducir los déficit fiscales que en los problemas que encaran los ciudadanos de a pie.
El "gran riesgo" actual para la economía global es lo que suceda en el debate presupuestario en Estados Unidos a comienzos del próximo año, alertó recientemente por su parte Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial (BM).
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