¿Golpe de timón de Kim al frente del Banco Mundial?
La ambiciosa propuesta del presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim, de reorientar los esfuerzos de la primera entidad de desarrollo global, que incluye el recorte del presupuesto y reducir la burocracia, es considerado positivo aunque se espera que no reduzca la calidad de sus proyectos.
Kim, que llegó a la presidencia del Banco Mundial (BM) en junio de 2012, anunció en la plenaria de la reunión anual conjunta con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que la principal institución del desarrollo global había pasado demasiado tiempo evitando tomar "decisiones complicadas".
"Eso va a cambiar. Vamos a tomar nuestra propia medicina. Mostraremos mucha más disciplina financiera de la que hemos tenido en el pasado para ser más eficaces e identificar nuevas maneras para reducir gasto", subrayó en la última reunión anual del FMI y el BM en Washington en octubre.
El cambio de rumbo del BM se había anunciado en un informe presentado y aprobado previamente en septiembre a su consejo directivo, en el que están presentes representantes de sus 188 países miembros.
Poco después, se daban a conocer algunos detalles: un recorte de 300 millones hasta 2015 en el presupuesto operacional anual del organismo, lo que supone un 8 % del total de 3.600 millones; y la supresión de numerosas vicepresidencias ejecutivas, que pasarán ahora a ser direcciones.
De hecho, dos altos cargos que llevaban numerosos años en la institución, la directora gerente Caroline Anstey y la vicepresidenta Pamela Cox, han dejado ya el organismo, y otros tantos han debido volver a presentarse para ser ratificados en sus cargos, pero con menores sueldos.
"No se puede negar que es un cambio importante, especialmente el presupuestario, otra cuestión es si tendrá resultados positivos sobre las operaciones. Para eso necesitamos tiempo", dijo a Efe Nicolas Mombrial, director de la oficina de Oxfam en Washington.
Asimismo, agregó que la reducción burocrática responde a la necesidad de "agilizar" la estructura del BM, que afronta cada vez más competencia externa por parte de bancos de desarrollo regionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Asiático de Desarrollo, u organizaciones privadas, como la Gates Foundation.
Por ello, Kim se ha comprometido a acelerar los tiempos de aprobación de proyectos por parte del BM tres veces más rápido.
"Obviamente, nadie se opone a ello. Lo que nos preocupa es que se produzca a expensas de los estándares de calidad de los proyectos, que es uno de los puntos fuertes del BM", matizó Mombrial, al poner como ejemplo las importantes condiciones de respeto medioambiental asociadas a sus préstamos.
No es la primera vez, sin embargo, que el nuevo jefe del BM anuncia la remodelación del organismo poco después de asumir el cargo, y estos mismos elementos ya habían sido apuntados por predecesores de Kim.
"Simplemente echa la vista atrás a los discursos de Paul Wolfowitz (2005-2007) o James Wolfensohn (1995-2005). Todos los presidentes que llegan al banco, realizan los mismos anuncios, todos anuncian un reorganización", dijo Moisés Naim, ex director ejecutivo del BM y actual investigador del Carnegie Endowment for International Peace de Washington.
"Si lo hacen es porque perciben que esos elementos no se han cumplido", agregó Naim.
Asimismo, no es solo que la enorme magnitud de BM, una entidad con alrededor de 4.000 empleados en su sede central de Washington, dificulta cualquier cambio de rumbo, si no que también sus habituales clientes, los países en desarrollo, han evolucionado y se han convertido en economías de medianos ingresos con nuevas necesidades.
"Muchos (de estos países) han crecido, tienen más recursos financieros (...) Existen también desafíos de gestión, en cómo utilizar a los empleados y sus capacidades para responder a la demanda concreta de cada uno de los países", afirmó Alan Gelb, investigador del Center for Global Development y ex director de Políticas de Desarrollo del BM en la década de 1990.
Por si fuera poco, las quejas de representatividad por parte de los países emergentes en las instituciones multilaterales, que consideran que no reflejan su creciente peso económico, han aumentado la presión sobre el organismo dirigido por Kim.
Entre ellos, los más críticos: los BRICS (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica).
En este sentido, Gelb subrayó "la posibilidad de que se consolide el banco de desarrollo de los BRICS, lo que provocaría que compartieran una mayor parte de los fondos entre países en desarrollo", aunque consideró que esta opción tiene un componente más político que económico.
Alfonso Fernández
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