Al mal tiempo, buena calefacción
Los distintos sistemas compiten por ser el que más energía ahorre en casa
A estas alturas y, sobre todo, con este frío, las calefacciones de las viviendas trabajan a todo trapo. Tanto, que las más antiguas pueden dar un susto.
Las calderas que superan la década están en la zona de peligro (agua que gotea, piezas que no funcionan...). El arreglo no es barato y el cambio de caldera cuesta como mínimo 1.600 euros, instalación incluida y de Hermann, la marca blanca de Saunier Duval.
Estas calderas de gas representan la gran mayoría del mercado de las instalaciones individuales. Las hay convencionales y de baja temperatura, pero son las de condensación las de mayor rendimiento, ya que aprovechan el calor contenido en el vapor de agua que va mezclado en los gases de combustión. Su utilización va creciendo año a año, y se espera que alcance los niveles de otros países, donde representa el grueso de las instalaciones. Aumenta el rendimiento entre el 12% y el 18% más que una caldera estándar equivalente, indican en el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
En cambio, fueron las calderas de combustibles sólidos las primeras que se utilizaron al comenzar en España las instalaciones de calefacción doméstica, hace ya casi un siglo. Son calderas para leña y para pellets de residuos leñosos y restos de productos combustibles como hueso de aceituna o cáscara de frutos secos, conocidos como biomasa.
Quedaron en desuso, pero han vuelto para quedarse. Según el Observatorio Nacional de Calderas de Biomasa (ONCB), el aumento más importante en los últimos años ha sido en el sector doméstico, registrando 234 instalaciones con una potencia acumulada de 77.512 Kw que cubren unas 9.500 viviendas con calderas de biomasa -que cubren calefacción y agua caliente sanitaria-.
"El consumo de calderas y estufas de pellet va en aumento y el Real Decreto de Calificación Energética en Edificios ha servido de impulso para que muchas viviendas abandonen sistemas de calefacción poco eficientes y caros y opten por equipos de biomasa", según Roberto De Antonio, socio Fundador GreenBox Estufas.
Estas estufas logran un 40% de ahorro energético respecto al gasóleo y aproximadamente un 15% respecto al gas natural, según esta compañía. Y el almacenaje es más sencillo que el de la leña por tener menor volumen.
La estufa cuenta con una tolva donde se almacena el pellet y desde donde se alimenta el brasero. El calor se distribuye al exterior mediante rejillas. Su precio varía entre 800 y 3.500 euros. Dependiendo del consumo, la amortización del equipo va de tres a cinco años.
Son perfectas para casas unifamiliares. Las hay desde 4 KW hasta 15 KW. La potencia se suele multiplicar por 10 para calcular los metros cuadrados. Por ejemplo, una de 4 KW calentaría unos 40 metros. No se aconsejan de menos de 7 KW.
Mucho más habituales son las bombas de calor, capaces de suministrar calor y frío. Según los datos de la compañía Daikin, permiten ahorrar hasta 1.354 euros al año en calefacción en un hogar medio. Este dato se ha obtenido comparando el gasto en kw/h de la bomba de calor (concretamente de un sistema Daikin Altherma) frente a otros convencionales (calderas de gas, gasoil y eléctrica. La empresa estima que una bomba de calor calienta con una eficiencia de hasta cinco veces superior a la de un sistema de calefacción tradicional, incluso con temperaturas muy bajas (-25°C de temperatura exterior). Su precio parte de 5.407 euros más IVA.
Aunque según el IDAE, su eficiencia es menor cuando se precisa una temperatura alta y es necesario contratar potencias eléctricas mayores, con el consiguiente aumento del gasto.
Al margen del equipo, el invierno es largo y esta vez, muy frío. Se impone ahorrar como sea. En esto de la calefacción, como en todo, se han creado algunos mitos que generan dudas. Por ejemplo, ¿es cierto que apagar la calefacción consume más energía que mantenerla a temperatura constante?
Es falso. "Si bien volver a encender la calefacción supone un pico de gasto (porque la vivienda esta fría y es necesario meter mucha potencia en el arranque), a la larga, el ahorro se nota. Aunque es cierto que si se limita la temperatura a 16°C entre las diez de la noche y las seis de la mañana, se puede recortar en torno a un 13% el consumo anual de combustible (respecto a si se mantiene una temperatura constante de 20°C), con el apagado nocturno el ahorro es aún mayor", explica Ileana Izverniceanu, portavoz de la organización de consumidores OCU.
En cualquier caso, cuando estamos en casa la temperatura de las estancias debería ser lo más cercana posible a 21°C. En invierno, cuanto mayor sea la temperatura en el interior de la vivienda más diferencia hay con la exterior y, por tanto, mayor será la energía que pierde. "Si tenemos 23°C perderemos más energía que con 21°C", indican en el IDAE.
Más ideas equivocadas. ¿Los sistemas eléctricos llamados calor azul son los más eficientes? Según la OCU, el "calor azul es totalmente asimilable a los tradicionales radiadores eléctricos, en los que se ha sustituido el fluido térmico (aceite) por otros sintéticos. Pero el resultado es el mismo en términos de confort o gasto anual".
¿Las calderas de condensación requieren radiadores más grandes? Nada más lejos de la realidad, dice Izverniceanu. Son perfectamente compatibles con los radiadores que tenemos en casa, si bien es cierto que el ahorro sería aún más importante si su superficie fuera mayor, ya que la caldera podría trabajar a menor potencia.
Y los paneles solares térmicos sí se pueden acoplar a los sistemas de calefacción que ya tiene la vivienda. Suelen tener un depósito acumulador de calor. No obstante, es cierto que contribuyen más al ahorro energético en agua caliente (hasta un 70%) que a la calefacción, donde solo pueden aportar hasta un 20% de la demanda de energía de la casa.
Más vale mantener que pagar
Un mantenimiento del circuito de calefacción eleva el consumo energético hasta un 10%. Manos a la obra. Hay que comprobar que la presión es la adecuada. Por lo general, la presión correcta del aparato estará entre 1,2 y 1,5 bares como máximo. Todas las calderas, tanto digitales como analógicas, tienen un indicador de presión. Si la caldera no se mueve en los parámetros normales, utilice la llave de llenado para corregirla, señalan en Reparalia, empresa especializada en la comercialización de contratos de cuidado del hogar y en la gestión integral de siniestros y reparaciones.
También hay que purgar los radiadores para eliminar el aire acumulado en el circuito de calefacción, de forma que el agua caliente se distribuya adecuadamente y llene los radiadores, evitando que estén más fríos por la parte superior y no rindan su potencia total.
"Recuerde que debe hacerlo con la caldera apagada durante al menos dos horas, utilizando un destornillador y un recipiente para recoger el agua, girando despacio el purgador para abrirlo y volver a cerrarlo cuando cese el silbido del aire acumulado dentro y comiencen a salir gotas de agua", explican en Reparalia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.