Un nuevo rival contra los hongos une a la farmacología y a la agricultura

Los versátiles hongos, sencillos en su estructura pero nada simples en su capacidad de acción, tienen un nuevo rival: un eficaz compuesto antifúngico desarrollado por investigadores de la Universidad de Alicante (UA) que puede servir como medicamento de uso clínico y en tratamientos fitosanitarios.

Dado que muchos hongos patógenos son resistentes al tratamiento prolongado con antifúngicos (que combate los hongos), se buscan alternativas para su control en aplicaciones médicas y agrícolas, principalmente, ha señalado el profesor Luis Vicente López Llorca, director del Grupo de Fitopatología de la UA y responsable de esta investigación.

La composición desarrollada y patentada por este grupo es novedosa e inocua para los humanos; se caracteriza porque inhibe eficazmente el crecimiento de gran variedad de hongos y se basa en el quitosano.

El quitosano se obtiene de la quitina, el principal constituyente de las partes duras del cuerpo de algunos invertebrados, como los caparazones de los crustáceos marinos, y forma parte de la cubierta externa (pared celular) de los hongos.

"El compuesto con el que trabajamos es de origen biológico, aún no se ha utilizado de forma práctica como antifúngico en el ámbito clínico y somos uno de los laboratorios del mundo que más conoce su funcionamiento a escala celular y molecular", ha dicho López Llorca en una entrevista a Efe.

Hoy en día existe una escasa decena de fármacos para luchar contra infecciones por hongos. Para empeorar las cosas, algunos de esos fármacos sólo se usan en casos excepcionales por su toxicidad en los seres humanos.

Por ello hay hongos patógenos resistentes a los pocos antifúngicos disponibles, lo que ha motivado que los investigadores de la UA traten de hallar uno que sea eficaz, duradero en esa cualidad y sin efectos secundarios en el organismo humano.

El grupo que dirige López Llorca está especializado en patología vegetal: lucha contra las plagas, como la del picudo rojo, y tratamiento de enfermedades, sobre todo por nematodos ("gusanos" microscópicos).

Además, participó en un proyecto europeo con un consorcio de empresas que estudió las propiedades del quitosano para proteger las plantas, dado que los productos químicos usados para matar a los nematodos son neurotóxicos y cancerígenos.

Una línea de trabajo que ha evolucionado también hacia el empleo del quitosano como un fármaco contra los hongos que causan serias enfermedades en las personas.

La casualidad en la investigación es inaudita: se constató que los hongos beneficiosos (los utilizados en el control biológico) eran resistentes al quitosano, mientras que aquellos que provocan serias enfermedades en las personas eran sensibles a ese compuesto. Este hecho abrió la puerta a su uso farmacológico.

Ambas vías de estudio han supuesto en estos años la realización de once tesis doctorales y numerosos proyectos en este grupo de la UA, en los que han participado investigadores de España, Cuba, México, Brasil, Estados Unidos, Portugal y Reino Unido, entre otros países.

Sin embargo, el importante volumen de trabajo de este departamento, con un gran prestigio internacional, no cuenta ahora con una financiación suficiente.

Pero la ciencia es ilusión: uno de sus miembros, el investigador predoctoral Federico López, hace una tesis que profundiza en cómo actúa el nuevo compuesto para desarrollar su uso práctico y lograr un control eficiente de hongos responsables de infecciones graves, por ejemplo, en pacientes con el sistema inmunológico deprimido.

A su vez, la vertiente centrada en patología vegetal del citado grupo se concreta en una tesis de la también investigadora predoctoral Nuria Escudero, que trabaja con hongos, esta vez como "aliados", en el papel de agentes de control biológico frente a los nematodos, causantes de enfermedades en los cultivos del tomate.

Guzmán Robador