La India del derrumbe inmobiliario
Edificios a los que se añaden plantas ilegalmente, rascacielos junto a chabolas y ciudades creciendo sin plan; así es el sector de la construcción en India: descontrolado, informal y pasto de derrumbes que causaron casi 200 muertos en lo que va de 2013.
La espalda del joven Mohamed Salmán presenta una enorme herida por curar, pero al menos puede contarlo gracias a que cinco vecinos del barrio lo rescataron de entre los escombros en que quedó su casa en la parte vieja de Delhi a principios de mes.
El pasado día 9, el inmueble de cuatro plantas y medio siglo de antigüedad en que vivía junto a su padre y un hermano se colapsó a primera hora de la mañana, mientras toda la familia dormía.
"Escuché el ruido del edificio cayéndose. Me acerqué un poco a la pared y no supe qué hacer. Todo se derrumbó encima de mí. Me puse a gritar", explica a Efe Salmán, apenado por la muerte de sus seres queridos y enrabietado por la causa de la tragedia.
Junto a su casa, otras personas estaban renovando completamente un edificio, sin licencia para ello; los albañiles trabajaban de madrugada y su falta de precaución ya había despertado las críticas de la familia de Salmán.
"Cavaron una zanja para hacer su pared y quitaron los cimientos conjuntos. Por eso se desplomó el edificio. No podía aguantar", se lamenta Mohamed Umar, tío de la única víctima superviviente.
"Era una construcción ilegal, es típico en esta zona de Delhi no tener licencia pues no está permitido construir. Los constructores se han dado a la fuga y la Policía no hace nada", agrega Umar.
Este siniestro es uno de los últimos de una docena de colapsos mortales ocurridos en el gigante asiático en lo que va de año y que, según un recuento de Efe, han provocado la muerte de al menos 176 personas y heridas a unos dos centenares.
Los más mortíferos se registraron en septiembre en un edificio de viviendas en la metrópoli financiera de Bombay, con 61 fallecidos, y en abril, en otro inmueble residencial de la ciudad vecina de Thane, recién construido y sin licencia, con 74 muertos.
Bombay y su cinturón de urbes dormitorio, estandartes de esa India emergente que crece desmesuradamente, han sido de hecho el escenario de la mitad de las tragedias contabilizadas este año.
Por un lado, el país está abonado a las prácticas corruptas que beben de la burbuja inmobiliaria que impera en sus grandes núcleos urbanos, pues la India necesita, según datos oficiales, al menos 19 millones de viviendas para satisfacer la demanda de una población que en seis décadas de historia independiente se ha cuadruplicado.
Por otro, miles de desvencijados edificios siguen integrando el paisaje, con laxos controles que permiten alargar indefinidamente su vida, y millones de indios residen en arrabales erigidos de manera irregular junto a ríos, vías de tren y otros espacios públicos.
"La construcción ilegal en la India es un problema enorme", argumenta a Efe el reputado arquitecto y urbanista local Sudhir Vohra, que sitúa en el 90 % los inmuebles erigidos sin licencia en el gigante asiático.
Según el experto, "la planificación urbana no es una profesión regulada en la India, y por lo tanto, no está reconocida" y en muchos casos las construcciones "no cuentan ni siquiera con el asesoramiento de ingenieros o arquitectos".
Vohra va más allá y cree que el país -"que tiene la población de China en un tercio de su territorio"- ha fracasado a la hora de planificar su expansión demográfica.
"La planificación sucede al desarrollo, no le precede (...). Solo hay tres ciudades nuevas creadas tras la independencia: Chandigarh, Bhubaneshwar y Gandhinagar, que se construyeron lejos de otras existentes, en terrenos vacíos que no eran agrícolas", critica.
"Desgraciadamente, esto no se ha convertido en la norma y para una población creciente es patético", agrega.
En su opinión, las poblaciones llamadas "nuevas" como Gurgaón -ciudad aledaña a Delhi- son "en realidad extensiones" de otras localidades, cuyo desarrollo "no ha implicado democracia", sino que ha seguido una pauta de "asignación sin más".
En un paseo por Gurgaón es fácil encontrarse con torres de veinte y treinta pisos junto a vías no asfaltadas, en barrios sin transporte o servicios, con un 'skyline' indefinido y un plan de desarrollo incierto.
Junto a estos mastodontes se levantan esqueletos de futuros edificios, construidos a menudo por obreros no cualificados que han emigrado a la capital en busca de una vida mejor y que malviven en la obra con mujer e hijos.
Por Igor G. Barbero
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