La crisis portuguesa, en espera de la sentencia presidencial
La crisis política de Portugal, que durante tres semanas ha complicado su grave situación económica, quedó hoy lista para la sentencia que dicte el jefe del Estado, Aníbal Cavaco Silva, sobre la continuidad del Gobierno conservador.
Tras el fracaso del pacto de salvación nacional pedido por el presidente conservador al Ejecutivo, de su misma tendencia, y a la oposición socialista, la normalización de la vida política y la atención de los mercados, que han penalizado su incertidumbre, están pendientes del discurso de Cavaco previsto este domingo (19.30 GMT).
El jefe de Estado no aceptó hace una semana la remodelación ministerial propuesta por el primer ministro, Pedro Passos Coelho, para recomponer su coalición conservadora, y pidió un pacto de gobernación con la oposición socialista para garantizar el cumplimiento del rescate financiero luso y evitar otro.
Ahora el propio partido del presidente, el Socialdemócrata (PSD, centroderecha) espera que confirme al actual Ejecutivo, que tiene mayoría absoluta gracias al renovado apoyo del Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP, democristiano).
Esta es la opción que los medios y los políticos consideran más probable dado que Cavaco descartó el viernes la posibilidad de organizar él otro Gobierno con caras nuevas.
La convocatoria de las elecciones anticipadas que reclama toda la izquierda, otra posibilidad al alcance de Cavaco, significaría una fuerte derrota, según las encuestas, para los conservadores, desgastados por dos años de duras medidas de austeridad.
Esas políticas han sido el gran escollo que ha hecho naufragar las negociaciones para el Gobierno de salvación nacional, según han reconocido el PSD y el Partido Socialista (PS).
Los conservadores portugueses devolvieron hoy los reproches socialistas del viernes, cuando el PS anunció la ruptura del diálogo, y responsabilizaron al principal partido de la oposición del fin de las negociaciones sobre el pacto de salvación nacional.
El primer vicepresidente del PSD, Jorge Moreira da Silva, expresó además, en una rueda de prensa, su confianza en que se confirme al actual Gobierno de coalición y recordó que la alianza con los democristianos ha sido renovada y cuenta con mayoría absoluta para concluir el programa de rescate de Portugal.
La coalición, que suma 132 de los 230 diputados del Parlamento, se mostró unida el pasado jueves al rechazar la quinta moción de censura al Gobierno, apoyada por toda la oposición.
Moreira da Silva aseguró que en las negociaciones ofrecieron al PS hacer ajustes en las políticas de austeridad y consensuar medidas para estimular la economía y el empleo, como piden los socialistas.
Además reveló que estaban dispuestos a negociar un adelanto de las elecciones, previstas para finales de 2015 y que Cavaco sugirió convocar una vez concluido el programa del rescate, en junio de 2014.
Pero el dirigente del PSD reconoció que su partido no aceptaba aumentar la carga fiscal, pedir más ayuda o incumplir los compromisos ya contraídos en el rescate, cuyas medidas de ahorro solo podían ser sustituidas por otras de "igual valor y calidad".
El líder de los socialistas, António José Seguro, achacó ayer la ruptura del diálogo a esa "intransigencia" de los conservadores y a su propia negativa a respaldar la reforma del Estado pedida por la troika para que Portugal ahorre 4.700 millones de euros con reducción de funcionarios, salarios y pensiones.
La crisis de Gobierno se abrió el pasado día 2 en Portugal cuando Paulo Portas, presidente del CDS-PP, presentó su dimisión como ministro de Exteriores en desacuerdo con el nombramiento de una nueva ministra de Finanzas y con algunas políticas de austeridad del Ejecutivo, cuya mayoría absoluta dejó en el aire su renuncia.
Tres días después, Passos Coelho llegó a un acuerdo con Portas para recomponer el Ejecutivo y dar mas poder a los democristianos, pero no fue aceptado por el jefe de Estado.
Cavaco optó por proponer el Gobierno de salvación ante la "emergencia nacional" que vive Portugal y el riesgo de un rescate adicional al de 78.000 millones de euros que le concedieron hace dos años el Fondo Monetario Internacional, la Comisión y el Banco Central Europeos, conocidos como la troika.
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