La Estatua de la Libertad reabre en pleno 4 de julio
La Estatua de la Libertad, o como la llaman cariñosamente en Nueva York "Lady Liberty", ha elegido el día de la independencia de Estados Unidos para reabrir sus puertas hoy tras los destrozos causados por el huracán "Sandy" y recuperar su imagen de símbolo de entrada al país de las oportunidades.
La de hoy era la segunda reapertura en menos de un año, puesto que la tormenta azotó las islas de Liberty y Ellis el 29 de octubre de 2012, apenas un día después de que se reabriera al público la corona del icónico monumento tras una laboriosa restauración, que había costado 30 millones de dólares.
Así, la sensación de "déjà vu" protagonizó el acto de reapertura.
"Espero que esta sea la última reapertura que hacemos", bromeó el alcalde de la ciudad, Michael R. Bloomberg, quien recordó lo importante que esta estatua como imagen de bienvenida para los 12 millones de emigrantes que, entre 1892 y 1954, llegaban a Nueva York y entraban por la isla contigua Ellis.
"Nos recuerda que estamos en el país de la libertad, pero también nos debe recordar que la libertad no es gratis", añadió, en referencia al esfuerzo que ha supuesto reabrirla e ilustrando el acto con su propia historia, pues él quedó impresionado la primera vez que la vio siendo niño, en un viaje con sus padres desde Boston.
Aunque "Sandy" no llegó a afectar a la estatua en sí, realizada en cobre por el escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi en 1886, el agua cubrió el 70 por ciento de la superficie de la isla, dañando las instalaciones que durante los últimos meses han sido restauradas y reforzadas para evitar que una nueva tormenta cause tantos daños.
Tras una inversión de 77 millones de dólares, aunque Ellis Island todavía no ha abierto sus puertas, la Estatua de la Libertad, que mide 93 metros incluyendo su pedestal, ya disfruta de pleno acceso y no se perderá los fuegos artificiales del 4 de julio.
A partir de ahora volverá también, por supuesto, a recibir a los numerosos turistas que llegan en ferry y que en 2011 totalizaron 3,8 millones de personas.
Hoy ya se acumulaban desde primera hora los visitantes de todas las razas y procedencias, desde unos recién casados de España, a una familia india o una joven pareja del estado de Indiana.
Solo los más previsores pudieron llegar a lo alto de la Estatua de la Libertad subiendo sus 393 peldaños, puesto que los billetes estaban agotados desde hace semanas no solo para la jornada inaugural, sino para las visitas en los meses de julio y agosto.
El resto pudo pasear por Liberty Island, comprobar cómo el muelle de acceso a la isla, que había quedado devastado y del que tuvieron que quitar 220 toneladas de material de construcción, vuelve a estar operativo con sus espectaculares vistas de Manhattan, o cómo el paseo alrededor de la estatua vuelve a ser practicable gracias a 53.000 nuevos adoquines y 2.000 bloques de granito reemplazados.
Además, el sistema de refrigeración y calefacción ha tenido que ser también repuesto, y quedan por inaugurar los museos de Elis Island.
En el acto de hoy, se cantó el himno, el "God Bless America" -interpretado por el actor de "Los Soprano" Dominic Chianese-, y el sol lució para readmitir a la Estatua de la Libertad en la oferta turística neoyorquina.
Además de Bloomberg, la secretaria de Interior, Sally Jewel; el senador Robert Menéndez, y el director del Servicio Nacional de Parques, Jonathan Jarvis, acudieron a esta inauguración que hizo trabajar "a contrarreloj" a todo el equipo para que coincidiera con el día de la patria en Estados Unidos, país que "cumple" 237 años.
De todos esos años, más de la mitad, 126, bajo la mirada de "Lady Liberty".
Mateo Sancho Cardiel
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.