China crea un mercado experimental de derechos de emisiones de carbono
El gigante asiático es el mayor responsable de los gases de efecto invernadero
China, el mayor consumidor de energía del mundo y primer emisor de dióxido de carbono (CO2) —responsable de los gases de efecto invernadero—, ha incrementado los esfuerzos para contener los efectos contaminantes del rápido desarrollo de su economía. El país asiático ha puesto en marcha un programa piloto de sistema de comercio de derechos de emisiones de carbono en la ciudad sureña de Shenzhen, vecina a Hong Kong, cuyo arranque está previsto para este martes.
Se trata del primer programa de este tipo que lleva a cabo el país, y se prevé que aporte la experiencia necesaria para que otras cuatro ciudades y provincias, incluidas Pekín y Shanghái, efectúen iniciativas similares el año que viene, según ha informado la prensa local.
En Shenzhen, un total de 635 compañías, que representan el 38% de las emisiones totales de la ciudad, han sido incluidas en el plan experimental. A diferencia del sistema en Europa, que utiliza un tope de emisiones, el chino fija límites a la llamada intensidad de carbono —emisiones de CO2 por unidad de PIB (producto interior bruto)—. Las 635 empresas deben lograr una reducción media de este índice del 6,68% para 2015.
China no ha fijado un tope absoluto de emisiones y prefiere utilizar la intensidad de carbono, que, según argumentan los expertos chinos, deja lugar a la economía para seguir creciendo, ya que permite un aumento limitado de los contaminantes. Algunas informaciones aseguran que las emisiones chinas de gases de efecto invernadero alcanzarán el pico máximo antes de 2025, y que el Gobierno podría introducir un valor tope en 2016.
El Gobierno ha fijado como objetivo disminuir la intensidad de carbono del país entre un 40% y un 45% para 2020, respecto a los niveles de 2005.
China lideró el aumento de las emisiones de carbón en 2012, lo que ha vuelto a poner de manifiesto las dudas sobre la posibilidad de limitar el calentamiento global a un nivel que los científicos consideren aceptable. Los descensos de emisiones de dióxido de carbono por parte de Europa y Estados Unidos fueron contrarrestados por China.
Las emisiones crecieron en el conjunto mundial un 1,4%, hasta alcanzar 31.600 millones de toneladas, según informó la Agencia Internacional de la Energía la semana pasada. La contribución del país asiático aumentó 300 millones de toneladas el año pasado. Esto supuso un incremento del 3,8%, uno de los menores valores que ha registrado en una década, lo que pone de manifiesto los esfuerzos de Pekín para impulsar las energías renovables y mejorar la eficiencia energética.
Los expertos consideran que el ascenso de la temperatura global debe ser limitado a menos de dos grados centígrados en este siglo para prevenir graves consecuencias como la fusión de los glaciares y la reducción de las cosechas. Para ello, es necesario mantener las emisiones en unos 44.000 millones de toneladas de equivalente de CO2. La Agencia Internacional de la Energía ha advertido que el mundo camina hacia un aumento de la temperatura de 3,6 a 5,3 grados.
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