Cuando volar es un lujo
Viajar en avión nació como una opción al alcance de pocos, un lujo de altura idealizado en amables azafatas y comodidades de todo tipo, que ha ido perdiendo glamur para ganar en popularidad, aunque un selecto grupos de compañías se resisten y han convertido sus aviones en un auténtico hotel de cinco estrellas.
Un neceser de bienvenida con productos ideados por Salvatore Ferragamo y zapatillas de andar por casa de Givenchy, asientos que parecen sofás, un menú con estrella Michelin o internet de alta velocidad son solo algunas de las comodidades que ofrecen compañías como Singapore Airlines, Emirates Amirates o Qatar Airways.
El objetivo es que el viaje en avión, una experiencia cada vez más traumática y asociada al cansancio, la mala comida y las interminables esperas, se convierta en ejemplo de confort y comodidad.
Pero, como todo, la comodidad tiene un precio, y la mayoría de estas compañías ofrecen estos servicios sólo a sus pasajeros "premium" (primera clase o "business"), un sector que no se resiente y ha crecido en los últimos meses, a pesar de la situación económica, según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
La mayoría de las líneas aéreas mencionadas incluyen en su oferta "business" la posibilidad de viajar en una pequeña "suite", con un amplio asiento que se transforma en una cama que nada tiene que envidiar a un hotel de cinco estrellas, con pantalla de plasma y acceso a televisión por satélite.
En el caso de Emirates, la oferta incluye hasta una zona de baño con "spa", un chef personal y servicio de comida durante todo el trayecto. Para aquellos que prefieran socializar, se ha instalado un pequeño bar, de modo que los clientes no echen de menos ninguna de las comodidades de tierra.
La distancia entre los asientos también parece de otro mundo en estas compañías. Por ejemplo, Singapore Airlines ofrece en su primera clase casi un metro de distancia (0,89 metros) entre cada uno de sus asiento forrados en cuero, que también se convierten en cama, una comodidad a años luz del temido síndrome turista de las líneas de bajo coste.
Los viajeros que escogen este tipo de billetes también tienen la opción de disfrutar de un suculento festín gastronómico, ideado por chefs de reconocido prestigio, una opción que han adoptado no solo compañías asiáticas sino la mayor parte de las líneas con opción "premium" como Iberia, que pone a disposición de los viajeros en clase "business" platos ideados por Paco Roncero o Ramón Freixa y postres de Paco Torreblanca.
Y frente a las tradicionales bandejitas de plástico, estos menús de altos vuelos suelen presentarse acompañados por vajilla y cristalería, que en el caso de Singapore Airlines lleva el sello de la firma de alta costura Givenchy.
Con el objetivo de convertir sus aviones en el mejor lugar de trabajo, muchas líneas aéreas han tratado también de mejorar la comunicación en sus trayectos. Si Emirates cuenta con el primer servicio de telefonía móvil en avión, Lufhtansa ofrece acceso a internet de banda ancha en casi la totalidad de sus destinos.
Y es que, frente a la imposibilidad de competir con las estrecheces y los precios del "low-cost", otras compañías han decidido que la mejor opción es convertir el avión en la mejor habitación de hotel que se pueda a 10.000 metros de altura.
Por Celia Sierra
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