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GASTRONOMÍA GOFIO

El gofio canario, un manjar dietético, natural e integral, salta a Japón

El gofio, un manjar dietético, natural e integral, presente en muchos platos de la gastronomía de Canarias, conquista Japón, donde una empresa familiar de Tenerife lo ha empezado a comercializar en sustitución de la harina kinako, elaborada a base de habas tostadas y molidas y utilizada para hacer dulces.
El gofio, un manjar dietético, natural e integral, presente en muchos platos de la gastronomía de Canarias, conquista Japón, donde una empresa familiar de Tenerife lo ha empezado a comercializar en sustitución de la harina kinako, elaborada a base de habas tostadas y molidas y utilizada para hacer dulces.EFE

El gofio canario, un manjar dietético, natural e integral presente en muchos platos de la gastronomía de Canarias, da el salto a Japón, donde una empresa familiar lo promociona en sustitución de la harina kinako, elaborada a base de habas tostadas y molidas y utilizada para hacer dulces.

El empresario José Luis García, propietario de La Molineta, un molino de gofio que su tatarabuelo puso en marcha en Tenerife en 1886, se ha propuesto vender el gofio, un tipo de harina tostada, en los supermercados de Japón, tal y como ya lo hace en Estados Unidos y Alemania.

"Hay muchas posibilidades en Japón, llevamos dos años ya allí", manifiesta José Luis García en una entrevista a Efe, en la que explica que su empresa ha impulsado una página web en cinco idiomas, entre ellos el japonés, en la que se explica qué es el gofio y se ofrecen varias recetas.

Aunque de primeras la combinación de sushi y gofio en un mismo plato sea difícil de visualizar, este emprendedor asegura que el mercado japonés tiene interés por el producto canario, que se puede degustar en forma de mousse, magdalenas y helados.

No obstante, en Canarias, de donde es típico, se asocia de forma tradicional a otro tipo de comidas, como el escaldón, compuesto por gofio y cazuela de pescado rociado de mojo; o el frangollo, un postre que mezcla gofio, leche, huevo, canela, limón, pasas y almendras.

Estos platos, cotidianos en los fogones de las abuelas, dan paso a otros más "universales" que traspasan fronteras y presentan el gofio en los hogares extranjeros como un alimento natural ideal para los desayunos en los meses fríos de invierno.

La Molineta ofrece diferentes tipos de gofio elaborados con distintos tipos de cereales y tuestes: unos enfocados para niños, con tres cereales; otro para jóvenes, que contiene siete cereales, y el tradicional que en el caso de Tenerife es el de trigo y en el de Gran Canaria el de maíz.

También hay gofio para diabéticos, que no contiene sal y está más tostado; para las personas que necesitan fibra en su dieta, a base de cebada; y la joya de la corona es el gofio elaborado con garbanzos, con una textura y un aroma exquisitos.

Estas innovaciones se suman a otras, que aunque menos tienen que ver con seducir los paladares de los clientes, hacen por mejorar la sostenibilidad de la empresa, que intenta eliminar el plástico de los envases apostando por el papel y lleva a cabo un proyecto con la Universidad de La Laguna para desarrollar un horno tostador que funcione con energías limpias.

El I+D+i y la tradición se dan la mano en este molino de gofio, situado en el centro de La Laguna y donde cada día acuden madres buscando el mejor alimento para sus hijos, deportistas y, en general, personas preocupadas por una alimentación natural.

Así lo asegura el empresario, que cuando tomó las riendas del negocio se propuso dar a conocer el gofio, que también se vende en Estados Unidos, donde se toma en batido frío como la horchata.

"Nuestra filosofía no es vender", continúa José Luis, quien, entre bromas, indica que La Molineta es una microempresa "y no la Coca-Cola", cuyo sentido es crecer en consonancia con las ventas, que dice que han caído con la crisis económica.

Aunque en la calle se diga lo contrario, por lo barato que es adquirir este producto, el empresario confiesa que la crisis económica afecta al negocio, que ha visto como muchas de las pequeñas ventas a las que surte cierran sus puertas.

Pese a ello, José Luis no pierde el ánimo ni las fuerzas para seguir adelante con su molino de gofio, donde empezó haciendo unas prácticas de verano y donde ahora pasa el mayor tiempo del día atendiendo a sus clientes, saboreando el gofio y pensado en la próxima innovación.

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