Bill Gates es recibido por el nuevo presidente chino en la isla tropical de Hainan
El fundador de Microsoft y filántropo estadounidense Bill Gates mantuvo hoy un encuentro privado con el nuevo presidente de China, Xi Jinping, en los márgenes del actual Foro de Boao, el "Davos de Asia", en el que ambos participaron el fin de semana.
Xi elogió el trabajo llevado a cabo por la Fundación Bill & Melinda Gates dentro y fuera de China, y destacó que el Gobierno del país asiático desea aumentar la cooperación con ésta.
El presidente chino recordó que proyectos conjuntos entre la fundación y China han ayudado en la lucha del país asiático contra el VIH/sida, las campañas antitabaquismo o las labores de prevención de la tuberculosis.
Gates, quien no es la primera vez que es recibido por máximos mandatarios del régimen comunista, destacó que la reciente visita de Xi al continente africano muestra "los deseos de China por ayudar al desarrollo de África", en declaraciones reproducidas por la agencia estatal Xinhua.
En su ponencia el pasado sábado, el fundador de Microsoft rompió una lanza por China, acusada frecuentemente de ser poco innovadora y "copiarlo todo", y aseguró que el gigante asiático ya destaca por su inventiva en sectores como el control de epidemias o la producción de cereal.
En este segundo punto, por ejemplo, destaca el invento del "arroz híbrido", que en las pasadas décadas ha conseguido aumentar la producción de este cereal básico en China y fue vital en la lucha de ese país contra el hambre (el inventor de este cultivo, Yuan Longping, también participó hoy en el Foro de Boao).
"Los avances científicos de China pueden ayudar al África y a los países menos desarrollados a combatir las enfermedades, el hambre y la pobreza", aseguró Gates en su ponencia.
En un discurso que sin duda se ganó el favor de los asistentes chinos, Gates recordó que China ha sacado de la pobreza a 600 millones de sus ciudadanos en las pasadas décadas, "una victoria que no podría haberse logrado sin innovación".
En 2010 Bill Gates intentó llevar su labor filantrópica a los millonarios chinos, invitando a muchas de las mayores fortunas de ese país a una cena en la que él y su compatriota Warren Buffett les presentarían su proyecto de ceder buena parte de sus fortunas a obras de caridad.
Muchos magnates chinos, sin embargo, rechazaron la invitación, por temor a que Gates les convenciera para que también donaran gran parte de su patrimonio (o hiciera pública su negativa).
La población china en general, no sólo los más adinerados, es bastante reticente a donar dinero para labores humanitarias, una reticencia que ha aumentado en los últimos años, con la aparición de varios escándalos en torno a la rama nacional de Cruz Roja y otras organizaciones filantrópicas que operan en el país.
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