La UE acuerda dar un primer paso para limitar los sueldos del sistema financiero

Esta historia arranca en los años ochenta. Al hilo de la globalización y la desregulación, el sistema financiero empieza a hinchar la madre de todas las burbujas y sus ejecutivos se suben los sueldos hasta niveles estratosféricos, hasta el punto de que los sistemas de retribución variable se consideran una de las principales causas de la crisis, porque llevaron a la banca a asumir riesgos excesivos que acabaron pagando los contribuyentes. Lloyd Blankfein, de Goldman Sachs, llegó a justificar los bonus multimillonarios con el argumento de que los banqueros hacían “el trabajo de Dios”. La UE ha dado un primer paso para que los Blankfein y compañía empiecen a poner los pies en el suelo: la presidencia irlandesa de la Unión y la Eurocámara han pactado un tope a los bonus bancarios, que no podrán superar la cuantía de la remuneración fija.

Solo si una mayoría cualificada de accionistas lo autoriza, la parte variable del sueldo podría llegar a un máximo del doble del salario fijo. Esa forma de limitar los sueldos de la banca es una forma de evitar que los directivos asuman riesgos en exceso a corto plazo, y de paso persigue intentar que los ejecutivos del sistema financiero paguen más impuestos.

La nueva norma se ha negociado durante 18 meses y el acuerdo aún debe ser confirmado por el pleno del Parlamento y por los Gobiernos —algo poco probable a corto plazo: varios Ejecutivos han logrado que la nueva normativa no se vote en el próximo Ecofin—, y eso siempre que los lobbies bancarios no acudan a los juzgados. Es un revés para Londres, que discute cualquier forma de poner coto a las remuneraciones en las finanzas, pese a que el comisario de Mercado Interior, Michel Barnier, manifestó que esa medida “es buena para Reino Unido”.