Dos exconsejeras de la CAM afirman que confiaban en la dirección y que todo les parecía correcto
Las exconsejeras de la CAM Raquel Páez y Natalia Caballé han coincidido hoy en asegurar que no podían llegar al fondo de los asuntos que trataba la caja, que confiaban en las personas que llevaban el día a día, y que todas las operaciones que se presentaban parecían estar "muy bien" y ajustarse a la legalidad.
Tanto Páez, que formó parte de la CAM en representación de los impositores, como Caballé, que entró en la lista de la Generalitat a propuesta del PSPV-PSOE, han comparecido en la comisión de investigación de Les Corts sobre la intervención de Caja Mediterráneo por el Banco de España.
Páez, quien estuvo en el Consejo de Administración entre 2004 y 2010, se ha mostrado convencida de que determinadas operaciones aprobadas por este órgano estaban "teledirigidas", aunque allí se presentaban de forma que parecían ajustarse "perfectamente a la legalidad".
La exconsejera, quien ha dicho que hasta 2008 no asistió regularmente a las reuniones del consejo por problemas personales, ha considerado que lo "devastador" para la CAM fue "la acción de un par de directivos de la entidad" que, en su opinión, "deberían estar en la cárcel".
Ha afirmado que "la mayoría aplastante del consejo era afín al PP", mientras que ella ha asegurado no tener contactos con políticos ni estar afiliada a ningún partido.
Páez ha explicado que participó en un par de consejos y ha dicho que en muchas de las actas de esas reuniones, al parecer, "ponían lo que querían", aunque ha afirmado que en aquel momento, ella tenía "plena confianza" en los directivos ya que se suponía que "eran profesionales", "ganaban un dineral" y "sabían hacer su trabajo".
La exconsejera, quien había sido empleada de la caja con anterioridad, ha manifestado que el orden del día de las reuniones del consejo "venía preparado por el director y el presidente" y muchas de las operaciones que allí se aprobaban venían habladas "por quien sea".
"Se supone que solo teníamos que dar el visto bueno", ha manifestado Páez, quien ha explicado que las operaciones "se aprobaban por mayoría simple", y ha afirmado que el consejo se enteraba "de la misa, la media".
En concreto, ha asegurado que le llamó la atención la refinanciación de deuda a Terra Mítica o Polaris World, pero ha afirmado que todas las operaciones "venían supervisadas por el departamento de riesgos de la entidad, es decir, por profesionales totalmente preparados".
Por su parte, Natalia Caballé, quien estuvo en la CAM entre febrero de 2007 y enero de 2010, ha defendido la actuación de los consejeros de la caja de ahorros porque, según ha dicho, reuniéndose una vez al mes no podían llegar "al fondo de las cuestiones", y además, ha apuntado, confiaban "en las personas que estaban en el día a día".
En el Consejo de Administración "toda persona tenía que tener un color" o "una camiseta", incluidos los impositores, en los que, a su juicio, "la independencia tendría que ser más evidente".
La también vocal de la Comisión de Inversiones de la Caja ha asegurado que este órgano era informativo y no tenía poder de decisión, y ha indicado que aunque dudó de algunas inversiones inmobiliarias, "lo ponían todo tan bien" que "no podías decir que no".
Caballé ha dicho no recordar haber visto "cambios de retribución" de consejeros y directivos, ni tampoco haber visto ninguna recomendación o instrucción del Banco de España, ya que de haberlo visto, ha dicho que sus inquietudes sobre inversiones inmobiliarias "se hubieran agudizado más".
Sobre las cuotas participativas ha afirmado que "parecía una buena idea" para recuperar liquidez y cuadrar balances, por lo que no lo vio mal, y menos cuando era un tema "estudiado y avalado por el Banco de España y por especialistas".
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