Olivas declara que el Banco de España le amenazó con intervenir Bancaja
El expresidente de Generalitat valenciana afirma que se forzó la fusión con Caja Madrid
Con una sonrisa de circunstancias, escondido tras su abogado para intentar evitar (inútilmente) a los fotógrafos y las televisiones, el expresidente de la Generalitat valenciana, de Bancaja y del Banco de Valencia, y exvicepresidente de Bankia, José Luis Olivas, abandonó la Audiencia Nacional en medio de los insultos y abucheos de una veintena de afectados por las participaciones preferentes que le esperaban con pancartas en la puerta. Lo hizo hacia las seis de la tarde, tras declarar durante alrededor de una hora ante el juez Fernando Andreu. Olivas, que dimitió de su puesto en Bankia el 21 de noviembre de 2011 tras la intervención del Banco de Valencia, dio al juez su versión sobre la fusión de Bancaja, una de las entidades que conformaron Bankia, en el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de la entidad cuyo agujero se investiga. Aseguró que quién le conminó a entrar en BFA fue el anterior gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
Durante su interrogatorio, según fuentes de la acusación, Olivas contó cómo el 24 de mayo, el subgobernador del Banco de España le convocó a una reunión en la que estuvo presente el director general de supervisión. Fue en ese encuentro en el que el regulador, según declaró ante el juez Andreu, le conminó a la integración en BFA, la matriz de Bankia. El exvicepresidente de la entidad, por entonces solo presidente de Bancaja, se negó argumentado que los resultados de su caja en 2009 habían sido “muy buenos”, por lo que no había necesidad de fusionarse con otras entidades.
Unos días después, el 1 o 2 de junio, la advertencia del Banco de España fue aún más explícita. En una nueva reunión, a la que, esta vez sí, asistió el anterior gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, se “conminó” directamente a Bancaja a la fusión. Ordóñez aseguró que esta era necesaria porque “había que calmar a los mercados”, explicó Olivas, que aceptó porque, dijo, “el gobernador del Banco de España tiene mucho poder”. Cuando el juez Andreu le preguntó qué quería decir con “mucho poder”, Olivas respondió que le amenazaron directamente con la intervención de Bancaja. Andreu volvió a preguntar por qué sería necesaria esa intervención, si la situación de la caja, como había dicho anteriormente, era buena. Contestó que el gobernador y el subgobernador le avisaron de que “el Banco de España tenía una inspección en marcha”.
Contacto con Rato
El exvicepresidente de Bankia dio aún más detalles de esa cita. Dijo que en ese mismo momento Ordóñez se puso en contacto con Rodrigo Rato, el expresidente de la entidad, para que se acercara. Ordóñez, según Olivas, insistió en la integración, hasta el punto de que, según su testimonio, dijo a ambos: “Si es necesario os dejamos un despacho aquí mismo para que empecéis a hablar”.
Tras Olivas tocó el turno a Francisco Verdú, el exconsejero delegado de Bankia, que accedió al cargo tras con la fundación de la entidad. Verdú fue el único consejero de la cúpula de Rato que sobrevivió a la dimisión de todo el Consejo de Administración tras descubrirse el desajuste contable de la entidad, que el pasado marzo presentó unas cuentas con beneficios de unos 300 millones que solo dos meses después se convirtieron en 3.000 millones de pérdidas. El exconsejero delegado solo dimitió tras conocer que estaba imputado en el proceso que se sigue en la Audiencia Nacional.
Verdú reconoció que, desde su nacimiento, Bankia tenía “problemas de liquidez” y que “necesitaba reforzar su capital”. Fueron esos problemas, según el exconsejero delegado, los que le impulsaron a acceder al cargo, que entendió como “un reto”. Después detalló en qué consistían esos problemas. El primero, que solo en 2012, la entidad tenía que hacer frente a varios vencimientos de unos 3.000 millones de euros y que la cantidad total a devolver por Bankia ascendía a los 18.000 millones. El ejecutivo aseguró también que existía un problema de mora muy importante, con más de 95.000 créditos a minoristas de dudoso cobro o que directamente habían dejado de pagar. Todo ello con el mercado mayorista cerrado a cal y canto.
Respecto al desfase contable y la reformulación de las cuentas, Verdú, como otros directivos, la justificó por el deterioro de la situación económica y por la excesiva dependencia del sector inmobiliario, en pleno descenso de precios y con una grave morosidad. Andreu le inquirió si esos factores no pudieron apreciarse solo dos meses antes, cuando Bankia presentó beneficios. El exdirectivo respondió que esos resultados se elaboraron respecto a datos anteriores al 31 de diciembre de 2011 y que los problemas aparecieron en enero. Después, sin embargo, para justificar su reformulación, aseguró que las cuentas no se cierran hasta su presentación. Es decir, hasta mayo, cuando Bankia dio pérdidas.
Durante el tiempo que trabajó en Bankia, Francisco Verdú recibió una remuneración de 1,7 millones de euros. A esa cantidad se sumaba un plan de pensiones de otros 500.000 euros, según relató el mismo al juez.
MORAL SANTÍN: Economía prometió ayuda "inmediata”
El pasado lunes declaró ante el juez Andreu el representante de IU en el Consejo de Administración de Bankia, Juan Antonio Moral Santín. Relató cómo el nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, presionó para reformular las cuentas y pasar las pérdidas al ejercicio anterior. Contó al juez que el exejecutivo de BBVA les aseguró el pasado 25 de mayo que Economía, el FROB y el Banco de España se comprometieron en “firme” a realizar la “recapitalización inmediata del banco”. Insistió en que a pesar de las declaraciones de Goirigolzarri la ayuda de 19.000 millones tardó siete meses en llegar.
ARTURO FERNÁNDEZ: “Si Deloitte decía que estaba bien, yo no iba a leerlo”
Arturo Fernández Álvarez, vicepresidente de la patronal CEOE, no tuvo ningún problema en reconocer que lo de aprobar las cuentas para el Consejo de Bankia era un mero trámite. Aseguró ante el juez que los consejeros dieron luz verde al balance reformulado del grupo que arrojaban pérdidas millonarias para quitarse “eso de encima de la forma más rápida posible”. Y en cuanto a las cuentas de marzo, las que todavía señalaban que había beneficio, señaló que “si Deloitte decía que están bien, yo no voy a leerlas”. En los Consejos de Administración, reconoció, el tema de las nuevas cuentas se abordó de “forma muy escueta”.
ÁNGEL ACEBES: “Me fui de Bankia totalmente tranquilo”
El exministro Ángel Acebes, expresidente de la Comisión de Auditoría de BFA, la matriz de Bankia, solo estuvo en la entidad entre julio del 2011 y abril de 2012. No llegó a participar en los consejos en los que se decidió la salida a Bolsa y la reformulación de las cuentas. Ese fue principalmente su argumento para evitar que la polémica de Bankia le salpicara. Aseguró al juez que se fue “totalmente tranquilo” de la entidad, porque la auditora Deloitte nunca planteó objeciones ni reticencias a las cuentas de 2011 y en ningún momento tuvo conversaciones con representantes del Banco de España.
ALBERTO IBÁÑEZ: Critica la “pasividad” de Deloitte
El expresidente de la Comisión de Auditoría de Bankia, Alberto Ibáñez, explicó ante el juez cómo el consejo de la entidad aprobó las primeras cuentas sin informe de auditoría por la complejidad de la fusión de las siete cajas de ahorros que constituyeron BFA-Bankia. Criticó la “pasividad” de la auditora por dilatar el proceso. En su declaración ante el juez por su imputación en el caso Bankia aseguró que los auditores solo presentaron algunas objeciones antes de aprobar las cuentas en marzo. Ibáñez indicó que el Consejo conoció el informe de auditoria 24 horas antes de tener que reformular las cuentas a finales de mayo.
FERNÁNDEZ NORNIELLA: La ‘mano derecha’ de Rato culpa a la auditora
José Manuel Fernández Norniella era el hombre de confianza de Rodrigo Rato, expresidente de Bankia. Fernández Norniella declaró como imputado ante el juez por el caso Bankia la semana pasada. Relató al juez cómo encargaron a la auditora Deloitte un plan para despejar las incertidumbres. Y señaló que el Banco de España lo aprobó a mediados de abril de este año. Justificó que nunca pudo ejecutarlo porque se le exigió una opción alternativa. Culpó a la auditora de pasividad y aludió al perjuicio del informe del FMI que se refería como “vulnerable” y “crítico” el banco para la estabilidad de España.
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