Los nuevos hábitos culturales matan al cine marroquí
El número de espectadores actualmente es de 2,5 millones de personas por año frente a unos 40 millones de personas que había en los años ochenta. Entonces había 250 salas; hoy solo quedan 46.
En Marruecos se producen cada año entre 25 y 30 largometrajes y unos 80 cortometrajes, fuertemente subvencionados por el Estado, aunque muchos profesionales del ámbito, durante su participación en los pasados días en unas Jornadas Nacionales del Cine en Rabat, cuestionaron la insuficiencia de esta cifra.
El hecho de que el país albergue 50 festivales de cine (que cuestan entre 10 y 12 millones de euros, entre 13 y 15,6 millones de dólares) no le parece extraño a Noureddine Sail, director del Centro Cinematográfico Marroquí, pues considera que "dan una imagen extraordinaria de Marruecos".
Contra lo que muchos creen sobre la preferencia del público por el cine de Hollywood, las películas marroquíes tienen más éxito en términos de audiencia: de hecho, seis películas marroquíes figuran entre las 10 primeras del "box office" de Marruecos en el primer semestre de este año, pero aun así estas seis películas solo han podido vender en total unas 300.000 entradas.
La película marroquí "Road to Kabul" -una comedia que relata las peripecias de cuatro marroquíes en paro que desean emigrar a Holanda, pero que por una serie de circunstancias acaban en Afganistán- ha liderado la taquilla con 139.603 entradas vendidas, mientras que el filme americano más visto fue "Mission: Impossible. Ghost Protocol" (Misión Imposible: Protocolo Fantasma), que atrajo a 23.227 espectadores.
El hecho de que esta película u otra como la de "Un marroquí en París"- en segunda posición con 83.753 espectadores- sean un éxito local de taquilla tiene que ver con su forma de tratar los problemas cotidianos de los marroquíes con estilo ligero y cómico.
"El público marroquí quiere verse a sí mismo en el cine, pero no le atraen las películas donde hay una profundidad cultural o filosófica o una reflexión, porque el cine para él es una escapatoria, un periodo de ocio y diversión", explicó a Efe el crítico cinematográfico marroquí Hasan Nrais.
También el investigador Abdalah Saaf, que preside la comisión encargada de elaborar un libro blanco sobre el cine marroquí, apunta en la misma dirección; según él, el público marroquí huye de filmes con tramas elaboradas y hasta complejas, típicas de un cine que parece concebido para los festivales y para agradar a un público extranjero.
Saaf critica esta tendencia de cine elitista, que "busca cultivar los aspectos marginales de la sociedad".
Aunque Saaf no da nombres, llama la atención que el filme "Muerte en venta", una tragedia muy negra llena de violencia, haya sido seleccionada para representar a Marruecos en la próxima carrera de los Oscar, cuando solo ha sido vista por 7.814 personas en su país, al tiempo que recorre con éxito los festivales extranjeros.
A este respecto, en 2011 las películas marroquíes participaron en 131 festivales internacionales en los que ganaron un total de 47 premios.
La poca afluencia del público en las salas de cine como consecuencia del cambio de los hábitos culturales no es un fenómeno aislado ya que -como apunta Saaf- se percibe cada vez más una falta de interés por todas las expresiones del campo cultural marroquí, incluido el cine.
A esto se añade el hecho de que la mayoría de salas no responden a los estándares actualmente en boga (multicines con salas pequeñas, cómodas y climatizadas), ya que sólo existen dos complejos de exhibición en Casablanca y Marraquech, que absorben el 50 % de todos los espectadores del país, como puntualiza el director del Centro Cinematográfico Marroquí, Noureddine Sail.
Sail reconoció que Marruecos debería tener por lo menos entre 250 y 300 salas para que esté acorde con los estándares internacionales y aseguró que la clave para ganar el mercado interno es ofrecer "salas más cómodas con muchas opciones" que sean capaces de hacer sacar a la gente de sus casas.
Fátima Zohra Bouaziz
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