La subida de impuestos marca la propuesta de Presupuestos del Gobierno portugués
La significativa subida de impuestos preside el documento elaborado por el Ejecutivo del primer ministro, Pedro Passos Coelho, que fue registrado en la Asamblea de la República por el ministro de Finanzas luso, Vítor Gaspar, después de varias semanas de trabajo.
El proyecto presupuestario será debatido en las próximas semanas en el Parlamento, aunque la mayoría absoluta con la que cuenta el Gobierno conservador -formado por la alianza de socialdemócratas (PSD) y democratacristianos (CDS-PP)- debería permitirle aprobar su propuesta.
Posteriormente será el turno del jefe de Estado e histórico dirigente del PSD, Aníbal Cavaco Silva, al que corresponde sancionar los Presupuestos para el próximo año.
La propuesta del Ejecutivo incluye una "enorme" subida de impuestos, según admitió el propio ministro de Finanzas, con la que se pretende garantizar que el país cumpla con sus objetivos de reducción del déficit público.
Portugal debe situar su déficit en el 5 % del PIB para este ejercicio y en el 4,5 % en 2013 después de que la troika -formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional- aceptara flexibilar sus metas en medio punto para 2012 y punto y medio para el año que viene.
Pese a ello, el Ejecutivo luso afronta dificultades para respetar sus compromisos con las entidades prestatarias de su rescate financiero, debido a que sus previsiones apuntan para 2013 a una mayor contracción económica, lo que hará bajar los ingresos fiscales, y a un aumento del desempleo, que elevará el gasto.
Es por este motivo que el Gobierno de Passos Coelho abogó por proponer un nuevo aumento de la presión fiscal a través de mayores tasas sobre la renta, los inmuebles, el tabaco, así como un corte en los subsidios a los parados y enfermos, entre otras medidas de austeridad.
Su proyecto presupuestario, sin embargo, ya ha generado toda una oleada de protestas durante las últimas semanas y ha recibido numerosas críticas.
De hecho, tres de los cuatro jefes de Estado que ha tenido Portugal desde la llegada de la democracia en 1974 (los socialistas Mário Soares y Jorge Sampaio, así como el conservador Cavaco Silva) ya han alzado la voz para mostrar su oposición a nuevos recortes.
Precisamente el actual presidente luso, Cavaco Silva, hizo ayer una velada referencia a la situación de su país al considerar incorrecto "exigir a un país en proceso de ajuste presupuestario que cumpla a todo coste con sus objetivos de déficit".
Desde la oposición lusa, el alcalde socialista de Lisboa -y a su vez una de las figuras más importantes dentro del partido-, António Carlos, subrayó hoy en declaraciones a Efe el "gran consenso nacional e incluso internacional" generado en torno al rechazo a más medidas de austeridad.
"Sin crecimiento no habrá consolidación presupuestaria -clave para la reducción del déficit-, por lo que si continuamos aplazando la adopción de políticas de crecimiento sólo agravaremos la situación económica", defendió.
El principal sindicato del país, la central comunista CGTP, ya ha convocado una jornada de huelga general -la tercera en apenas un año- para el 14 de noviembre, mientras que cada vez son más las organizaciones civiles que salen a la calle para protestar contra los recortes y pedir la dimisión del Ejecutivo conservador.
Este deterioro del clima político y social en Portugal tampoco ha pasado desapercibido en Bruselas, que en un informe divulgado el pasado jueves alertaba de la aparición de "fisuras" que dañan el consenso existente hasta ahora en el país.
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