Portugal acoge con recelo las nuevas medidas de austeridad
La prensa portuguesa en bloque ha lanzado duras críticas a los planes del Ejecutivo, de signo conservador, e incluso ha recogido el descontento entre diferentes sectores del partido gobernante, el socialdemócrata, y de sus socios, los democristianos del CDS-PP.
La manifestación más evidente del descontento que se ha generado en la calle se ha visto en la red social Facebook, donde una entrada sobre los recortes publicada en su perfil por el primer ministro, Pedro Passos Coelho, lleva más de 50.000 comentarios, la gran mayoría negativos.
La oposición de izquierdas también ha rechazado el agravamiento de los ajustes, e incluso se especula con la opción de que este nuevo paquete de medidas rompa el consenso existente entre el Gobierno y el Partido Socialista, un punto muy ensalzado por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
En similar situación se encuentra el sindicato UGT, que pactó con el Ejecutivo la última reforma laboral y amenaza ahora con abandonar el diálogo social.
Incluso desde sectores habitualmente cercanos a las posiciones del Gobierno conservador se ha reaccionado con recelo.
Es el caso de la principal patronal lusa, que considera positiva la bajada de las contribuciones a pagar por las empresas por cada uno de sus trabajadores a la Seguridad Social (del 23,75 % al 18 %) pero lamenta el aumento de las contribuciones a pagar por los empleados públicos (del 11 % al 18 %).
"El Ejecutivo persiste en la vía de aumentar los ingresos públicos, implicando más sacrificios para los trabajadores, lo que contraerá el mercado doméstico y afectará a las pymes", señaló en un comunicado.
En declaraciones a Efe, la dirigente de la Unión de Asociaciones de Comercios y Servicios de Portugal, Carla Salsinha, abundó en esta línea e incidió en que los beneficios por bajar las tasas a las empresas serán anulados por la previsible disminución del consumo privado, que ha caído hasta mínimos históricos este año.
De hecho, la entidad que preside agrupa a cerca de 8.000 tiendas, de las cuáles calculó que sólo en 2012 "habrán desaparecido más del 20 %".
La misma opinión merecen las medidas para la Asociación de Centros Comerciales lusa, cuyo presidente, António Sampaio de Mattos, dijo a Efe que existe el riesgo de que el declive del consumo "sumerja la economía lusa en una espiral recesiva".
Un estudio del Banco Espírito Santo de Inversión revelado por la prensa lusa esta semana apuntaba que las más beneficiadas por la caída de la contribución a la Seguridad Social serán las grandes compañías, sobre todo aquellas con "más mano de obra y mayor endeudamiento".
Según sus estimaciones, sólo entre las empresas que cotizan en el principal índice de la Bolsa de Lisboa el ahorro anual rondará los 100 millones de euros.
De las grandes fortunas lusas, el único que se ha pronunciado de momento ha sido Belmiro de Azevedo, dueño del grupo Sonae -la firma con más empleados de todo el país-, quien incidió en que "cuando se quita dinero al pueblo, faltan fondos para comprar cosas", y lamentó los "permanentes errores" cometidos en la gestión de la crisis.
El Gobierno luso defiende, por su parte, que los ajustes son necesarios para cumplir con sus metas de déficit a partir del año que viene pese a que han sido finalmente flexibilizados por la troika, encargada de vigilar sus cuentas desde que solicitara el rescate en abril de 2011.
Los conservadores lusos han anunciado cortes en pensiones y sueldos de funcionarios, mayor presión fiscal para autónomos, así como subidas en las tasas a bienes de lujo y rendimientos de capital, entre otras medidas que entrarán en vigor en 2013.
Hoy mismo, el popular "Diário de Notícias" hace suya en el editorial una teoría defendida por varios analistas lusos, para quienes los recortes parecen dirigidos a "promover el empobrecimiento, sobre todo de la clase media portuguesa" y reducir el coste del trabajo.
Por Óscar Tomasi
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