La pugna económica para salir de la crisis marca las elecciones holandesas
A pocos días para que se celebren los comicios, los asuntos económicos -ligados como nunca antes en Holanda al debate sobre Europa- son uno de los mayores puntos de discordia de una campaña, que en su última fase mantiene un pulso entre los liberales en el actual Gobierno y sus clásicos opositores laboristas.
Mientras que todo el espectro político asume la necesidad de hacer recortes para salir de la crisis, la derecha y la izquierda tradicionales difieren sobre dónde aplicar esas reducciones.
"Las consecuencias sociales de la crisis de la deuda están acaparando gran parte de los debates", dijo a Efe el politólogo de la Universidad de Amsterdam Otto Holman.
La sanidad ha sido el tema estrella sobre el que el candidato liberal y primer ministro, Mark Rutte, ha tenido que rectificar declaraciones públicas y reconocer que su partido aumenta los costes de copago sanitario, lo que ha minado su credibilidad.
Los laboristas, con el exactivista de Greenpeace Diederik Samsom como nuevo líder, proponen una "salida social a la crisis" y defienden un copago sanitario proporcional a los ingresos, así como limitar la privatización de ese sector.
El desempleo también está siendo arma arrojadiza, ya que aunque el índice de desocupados es bajo en Holanda (un 5,3 %), la tendencia es al alza si se compara con el 4,3 % de hace un año.
Otra característica de la campaña es el avance de los extremos del espectro político, en especial de los socialistas radicales (SP), cuya postura euroescéptica les situó como favoritos al inicio de la campaña.
Sus visiones radicales fueron perdiendo fuerza respecto a la postura más matizada y moderada del partido laborista, que en los últimos sondeos encargados por la televisión pública NOS están a solamente cuatro escaños de los liberales.
"El avance espectacular de los socialistas se ha visto frenado por el de los laboristas en un tiempo récord y no me extrañaría que al final hubiese una lucha por el partido más grande entre laboristas y liberales", indicó Holman a Efe.
En el otro extremo del espectro político, el antimusulmán Geert Wilders (PVV) está perdiendo influencia, aunque de acuerdo con los sondeos tendrá una considerable representación en el Parlamento, 17 escaños frente a los 20 actuales.
"Con la retirada inesperada del apoyo al anterior Ejecutivo, el PVV se ha cerrado a sí mismo la posibilidad de tener un puesto en el Gobierno, sea del color que sea, después de las elecciones", apuntó Holman.
El Gobierno holandés cayó el pasado mes de abril cuando el partido de Wilders se retiró de las negociaciones para aprobar un nuevo plan de ajustes presupuestarios para bajar el déficit, que entonces se estimaba sería del 4,6 % del PIB para 2013.
Además "Wilders no tiene un mensaje económico claro y sus temas fuertes, como la inmigración, están ahora en un segundo plano", dijo por su parte a Efe el catedrático de Política de la Universidad de Leiden, Rudy Andeweg.
Con Wilders a priori descartado de una posible coalición del Gobierno y con el actual mapa político, harían falta tres o cuatro partidos para formar un Ejecutivo de mayoría, para el que se necesitan 76 escaños en un Parlamento de 150 asientos.
Tras las elecciones de 2010, fracasaron los intentos de formar Gobierno entre liberales y laboristas, las dos fuerzas más votadas.
Expertos como el profesor Andeweg estiman que las probabilidades de que cuaje un pacto de ese estilo son mayores tras estos comicios.
La ausencia de la reina Beatriz como moderadora del proceso de formación de Gobierno, una medida aprobada recientemente en el Parlamento, tampoco agilizará la creación de coaliciones que consensúen sus propias soluciones a la crisis.
Maite Rodal
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