Novagalicia admite que necesita 6.000 millones de euros
“Somos responsables de resolver los errores”, dice el presidente de NCG Los gestores de la entidad niegan la posibilidad de que se subaste el banco
Tras pedir perdón a los clientes por vender productos tóxicos, por las indemnizaciones multimillonarias a exdirectivos y por inversiones imprudentes, Novagalicia Banco (NCG), ha reconocido que para sanearse necesita añadir a su cuenta (y ya van 3.627 millones del FROB) otros 6.000 millones de euros. Con ellos cubrirían “con holgura”, las necesidades de capital de los dos últimos decretos del Gobierno para el sistema financiero. Aunque la cifra final estará en función de lo que dicten en septiembre las auditorías, sus gestores, José María Castellano, y César González Bueno, se niegan a admitir que la subasta de la entidad sea siquiera una posibilidad.
El jueves convocaron en Santiago de Compostela a la prensa nacional e internacional para disculparse y reforzar, de paso, la campaña publicitaria que han lanzado. “Se han cometido errores y somos responsables de resolverlos. Hemos pedido perdón por cosas que no se hicieron bien”, comenzó Castellano. Cuando las preguntas de los periodistas giraron hacia la posibilidad de que NCG sea subastado, Castellano se paró un momento y dijo: “Hay algo que no entiendo muy bien. Hace cuatro años la Ford estaba quebrada. Fannie Mae estaba quebrada. También Chrysler, General Motors y Citibanc. Vi que el señor Bush [lo confundió con Obama] decidió no liquidar esas sociedades e inyectar dinero. Ahora el Estado americano ha recobrado el capital invertido con creces. En España somos muy partidarios de liquidar todo. Este banco procede de dos cajas que han sido muy rentables, ¿para qué liquidarlo? El dinero que se ha metido aquí es de todos los españoles, ¿para qué vamos a perderlo si se puede sacar adelante?”.
¿Para qué liquidar el banco? El dinero que se ha metido aquí es de todos los españoles José María Castellano
Pese a la evidencia de que el banco es un pequeño monstruo que no para de engullir capital, Castellano se aferra a esa filosofía desde que desembarcó en la entidad, en septiembre de 2011, precedido por su fama de buen gestor como el principal arquitecto financiero del grupo Inditex. A su lado, César González Bueno, exdirector de ING en Europa, ayer no quiso cuantificar cuántos miles de clientes han perdido tras los escándalos. “El extraordinario afecto histórico que ha habido con las cajas, aunque ahora está lleno de críticas, sigue manteniéndose”. Pensionistas, amas de casa, parados de todas las edades han protagonizado en los últimos meses sonoras protestas en Galicia para denunciar el corralito de las preferentes —llegaron a entrar en el Parlamento e intentaron irrumpir en un informativo de la televisión autonómica—. Hacia ellos va parte del mensaje de NCG, que espera que las situaciones más escandalosas, como la suscripción de esos productos de alto riesgo por parte de analfabetos, se resuelvan pronto.
Paralelamente confían en que un grupo de inversores privados (fondos internacionales que el Banco de España ve con cierto recelo), inyecten unos 1.000 millones en la entidad nacionalizada. “Hay interés y es razonable que haya un capital semilla que facilite nuestra salida a Bolsa. Todos los procesos de salida al mercado tienen que empezar con una parte de capital profesional que sirva de referencia al precio que se ponga a los minoristas”, señaló González Bueno.
Hasta ahí, sus planes. Ahora deben navegar en un mercado deprimido, con clientes irritados y una reputación que anda cerca del suelo.
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