Robert Smith, una innovación que dio alas al esquí

Su invención nació hace medio siglo de una obsesión. Bob Smith adoraba esquiar en nieve polvo. Pero las gafas de la época no le daban la visión necesaria para disfrutar del descenso fuera de pista, que se hacía a ciegas. Así que recurrió a su experiencia como ortodoncista para crear sus propias gafas y con ella nació un nuevo negocio. Tenía 78 años cuando murió el 18 de abril en su casa en La Quinta (California), por complicaciones tras una operación.

El problema al que se enfrentaba Smith como esquiador era simple y común cuando no se lleva el equipo adecuado a la montaña: la nieve moja la cara y los cristales se empañan. Así que como solución, en lugar de usar una única lente, pensó en montar una doble. Además, en su diseño original de 1965 recurrió a la gomaespuma como sistema de ventilación, en lugar de agujeros.

El prototipo lo concibió en la cocina de su casa, junto a su mujer. Trabajó en él empleando como herramientas el instrumental con el que elaboraba los aparatos de ortodoncia. Y como otros incipientes emprendedores, usó a sus primeros clientes como cobayas para perfeccionar el producto. En el momento en el que echó a andar su negocio, ofrecía sus prototipos al personal de las estaciones de esquí y aficionados para pagarse el remonte.

Así nació lo que hoy es una de las marcas de referencia en la industria, las gafas Smith. La producción empezó cuatro años después. En menos de una década las ventas de sus gafas rondaban las 200.000 unidades. Para poder atender la demanda, forjó una alianza con Scott, su gran rival, a la que acabaría comprando el negocio de gafas de esquí tras suspender pagos por problemas financieros.

Smith Optics es hoy un gigante que genera ventas por valor de 100 millones de dólares anuales, que controla el 35% del mercado en EE UU y que entre sus principales clientes tiene al Pentágono: sus gafas están certificadas por el cuerpo de élite de la armada, el Navy Seal. El emprendedor de origen californiano vendió la compañía en 1991. A pesar de su avanzada edad, seguía esquiando cuando podía.